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  LUNES 18/09/2023
¿Para qué me sirve meditar?
Por Anahí Timo (*)

La meditación es una práctica ancestral presente en todas las culturas y civilizaciones a lo largo de la historia de la humanidad. Tanto en Oriente como en Occidente, la práctica meditativa es ejercitada desde la antigüedad, y en la actualidad, millones de personas en el mundo practican meditación.

Si bien, de acuerdo a cada cultura, filosofía o religión, la práctica tiene particularidades y variantes, y existen muchísimos tipos de meditación y escuelas, la esencia en sí misma no cambia. Ciertos principios y fundamentos de la práctica meditativa se mantienen, y hacen de esta disciplina una de las más apreciadas a lo largo del mundo.

En los últimos años, las neurociencias han podido poner en evidencia los múltiples y ventajosos beneficios que ofrece la meditación. También la ciencia ha podido comprender qué sucede en el cerebro de los meditadores de largo plazo, y cómo estos cambios impactan en la esfera física, mental y emocional. De manera que no se entiende solamente como una práctica con fines espirituales, sino que es considerada en la actualidad una terapia cuerpo mente, con alto nivel de evidencia y múltiples beneficios, que está siendo ampliamente estudiada en los ámbitos académicos y con diversas aplicaciones.

La práctica meditativa consiste básicamente en la aplicación de diversas herramientas que permitan lograr silencio mental, enfoque y la conexión del ser humano en todas sus dimensiones y con todos los planos. Las herramientas pueden ser de muy diversa índole, pero todas se aplican con el mismo fin: aquietar la mente y abrir un espacio para la conexión del ser humano con su verdadera esencia, lo más profundo de su ser, lo verdadero.

Algunas herramientas ampliamente utilizadas son las posturas o asanas, la respiración, técnicas de concentración y relajación, el sonido, los mantrams, la exploración e indagación en el universo mental y emocional, e incluso, la danza o movimiento. Estas herramientas permiten penetrar en ese espacio único, donde residen las respuestas, las ideas, los sentimientos más profundos, la expansión espiritual y la paz.

Meditar implica una actitud activa por parte del practicante y cierta disciplina para sostenerse en la práctica, no es para nada una práctica pasiva. Incluso en el más absoluto silencio y experimentando una profunda paz, fluye el movimiento. Pero no es el movimiento alocado de la mente, ni la revolución de las emociones. Es el movimiento del espíritu humano, la fuerza del amor, el soplo de vida, la conexión con la fuente. Podríamos describirlo de mil maneras o ponerle diferentes nombres, pero entre quienes meditan, todos manifiestan lo mismo: es una experiencia única, de total plenitud, singular, expansiva, son momentos de una profunda conexión, que se vivencian como algo inexplicable, pero real y transformador.

Meditar no es rezar, si bien durante la práctica muchas personas pueden invocar a seres divinos o realizar alguna oración. En realidad, la meditación es ir hacia dentro, sumergirnos y bucear en nuestro universo interior. Es allí donde residen los recursos internos, la sabiduría, e incluso, la iluminación. Es una forma particular de conectar, vincularnos, integrarnos y experimentar esa integración, esa unidad.

Meditar tampoco es poner la mente en blanco, dado que existe una diferencia entre el silencio mental y la ausencia total de actividad mental, lo cual sucede sólo con la muerte cerebral. Pero cuando meditamos, el patrón de ondas cerebrales cambia, traduciendo esta modificación en una actividad más integrada, armoniosa y saludable de nuestro cerebro y eje neuro endócrino, activación de la respuesta de relajación y el equilibrio simpático/ parasimpático, además de una disminución de marcadores de inflamación, y una actividad más eficiente del sistema inmunológico.

También puede observarse una mejora en todas las funciones cognitivas, como son la concentración, atención, memoria de corto y largo plazo, toma de decisiones, imaginación, creatividad, entre otras. En la esfera emocional podemos observar también un gran impacto: mayor autoconciencia, autorregulación y mejor gestión de las emociones, aumento de los niveles de empatíay mejor disposición a la escucha, mayor calma y equilibrio.

En el plano físico, y mediado por todos los efectos citados previamente, podemos observar una mejor recuperación en situaciones de enfermedad, por un mayor funcionamiento de los ejes metabólico, neuroendócrino e inmunológico. Todo esto asociado al gran impacto que tiene esta práctica para la reducción del stress crónico y la ansiedad, condiciones nefastas para la salud, y que representan el factor causal de la gran mayoría de las enfermedades del siglo 21.

Para empezar a meditar no es necesario hacer nada espectacular, simplemente puedes empezar por detenerte 5 minutos por día, para sentarte en una postura cómoda, conectar con tu respiración, sentir tu cuerpo y conectar con tu mundo interior. Incluso puedes meditar mientras escuchas música, estás caminando o practicando jardinería, mientras reflexionas sobre tu vida y el mundo, mientras conectas con la naturaleza. Simplemente busca momentos donde puedas conectar con tu universo interior, aquietar la mente y armonizar tu mundo emocional.

En síntesis, meditar no es una práctica de moda, asociada a la religión o para unos pocos iluminados que logren “poner la mente en blanco”. Es una práctica validada y con amplio nivel de evidencia que brinda grandes beneficios a la salud física, mental y emocional. Y por supuesto, para todos aquellos que lo sienten así, también representa una maravillosa forma de conexión con la divinidad.

(*) Roxana Anahi Timo

Médica MN88956 - MP1543

Coach Ontológico

@dra.anahitimo

Comentarios
 
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 19/09/2023 | 08:43 Hs
Enviado por mauro
es una técnica que se remonta siglos atrás.. indúes. Lo hacían para todo eso, para que el organismo funcione mejor, pienses mejor, en algunos casos sin llegar a medicación psiquiátrica. Se llevó a la actividad física... el yoga, a la relajación. Pero no es la solución, hay otras cuestiones detrás para tratar con distintos profesionales de la salud.
 
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