La clase dominante y su industria cultural buscaron mercantilizar su imagen y transformarlo en un fetiche de remera. Cierta vez un periodista le habló de su participación destacada en la revolución, y le respondió: “lo destacado o no, lo dirá el futuro, lo dirá la historia, si es que tenemos oportunidad de entrar en ella”. El "Che" lo hizo. Traspasó las fronteras de la muerte y ya es un mito. ¿Cómo lo hizo?
Fue un internacionalista sanguíneo. Sus primeros pasos de revolucionario los dio en Guatemala, en 1954, cuando participó de la lucha contra el golpe que tiró abajo a Jacobo Arbenz. Fue allí donde el "Che" vio cómo un gobierno progresista se negaba a enfrentar al golpista coronel Carlos Castillo Armas, sostenido por Estados Unidos, que finalmente lo derrocó. Arbenz se negó a armar a los trabajadores y campesinos para resistir.
En Cuba, Ernesto Guvara fue quien comandó la columna que triunfó en la batalla de Santa Clara, que fue determinante para acabar con la resistencia del dictador Fulgencio Batista en diciembre de 1958. Durante la Revolución Cubana, el Movimiento 26 de Julio firmó el Pacto de Caracas, y buscó gobernar junto a la burguesía opositora. El revolucionario argentino se opuso a dicho pacto. El mismo proceso revolucionario terminó alineando a la burguesía y a los terratenientes junto al imperialismo norteamericano. Y así fue como Cuba, “de contragolpe”, expropió a los capitalistas en la isla, despertando una nueva esperanza para el socialismo en América Latina y el mundo.
Aún sin compartir la estrategia del "Che", que generalizó la guerra de guerrillas, reduciendo la iniciativa revolucionaria a la creación de un foco guerrillero de base rural y campesina, que impulse la lucha armada contra el ejército burgués, queremos destacar que su propia experiencia lo llevó a negarle toda confianza y apoyo a los partidos y líderes de la burguesía nacional, para las transformaciones sociales de raíz, refleja Página/12.
El 7 de octubre de 1967, luego de 22 combates librados por sus 52 hombres divididos en tres pelotones, Ernesto Rafael Guevara de la Serna, el Che, recibe la última ayuda civil en territorio boliviano. Una pastora de chivas, de edad indefinible, llamada Epifanía Cabrera. Les pasa un dato: el poblado de La Higuera se encuentra a una legua. También mitiga el hambre de los maltrechos 17 guerrilleros que aún marchan con él.
Los guerrilleros la llaman La vieja de las cabras. Temen que los delate. Sin embargo, les informa que están a una legua de Higueras, les da algo de comida, y se refugia en su casa del monte con su hija…
Es el principio del fin de la aventura del Che. O, más bien, el paso que siguió a un afiche pegado en las paredes de las ciudades y pueblos de Bolivia.
Nadie sabe con exactitud si fue Epifanía Cabrera la delatora, pero poco después de ese encuentro, el dato con la ubicación del contingente al mando del Che le llegó a Aníbal Quiroga, Corregidor de La Higuera, y de él, casi al instante, al Ejército.
A media tarde del 9, tiroteo en la Quebrada del Yuro. Varios muertos, y el Che, herido en una pierna. Todos –incluso los muertos– son llevados a La Higuera, a dos kilómetros del lugar del combate, y tirados en el piso de una pequeña escuela, consignó Infobae.com.
Una vez allí, el argentino-cubano es despojado de sus pertenencias: su diario de campaña, sus documentos, un altímetro, una pistola alemana calibre 9 mm. Marca PPK Walker, una daga de acero Solingen, dos pipas, 2.500 dólares y 20 mil pesos bolivianos que los oficiales se reparten.
Había empezado la última noche de su vida…