El decreto gubernamental establece una serie de modificaciones en la estructura del Instituto Nacional del Teatro, que podría desembocar en la desaparición del organismo.
"Desconocer esta ley es retroceder 27 años", planteó Mauricio Kartun, uno de los asistentes a la manifestación.
Este domingo al mediodía, la comunidad teatral se reunió frente a la sede del Instituto Nacional del Teatro para rechazar el decreto 345 publicado el jueves pasado en el Boletín Oficial, que establece una serie de modificaciones en su estructura pero que, en los hechos, podría suponer la desaparición del organismo.
El espíritu del encuentro partía de un gesto amoroso: el abrazo al INT. Sin embargo, la jornada terminó con un clima tenso porque, a pesar de la impronta pacífica de los artistas y organizaciones que asistieron a la convocatoria, un número exagerado de efectivos policiales llegó a la zona, avanzó con sus escudos y arrinconó a los manifestantes en la vereda, para evitar que cortaran un carril de la avenida Santa Fe.
La modalidad represiva ejecutada por la Policía de la Ciudad fue muy similar a la que Patricia Bullrich pone en marcha cada miércoles en Congreso, durante las protestas de los jubilados. Afortunadamente no llegaron los golpes ni los gases lacrimógenos, pero el clima inicial terminó enrarecido, y con un número de policías que superaba al de manifestantes.
Una escena dantesca y absurda montada por las fuerzas de seguridad, que expone los mecanismos a través de los cuales debe sostenerse el gobierno de Milei y que, además, le otorgó una mayor relevancia y visibilidad a la convocatoria, porque hacia el final hubo bocinazos de los automovilistas en señal de apoyo, cánticos desde las bicicletas y preguntas de los vecinos del barrio.
En diálogo con Página/12, el dramaturgo y director Mauricio Kartun hace un repaso por su propia historia en el campo teatral, y dice: "Haber estado en el teatro al menos 40 años, me permite ver el antes y el después. Hace 27, antes de la Ley Nacional del Teatro, el teatro independiente vivía dificultades extraordinarias; producir era una verdadera hazaña, nosotros jodíamos con que cada vez que estrenábamos una obra fundíamos a una tía porque teníamos que pedir plata prestada. El teatro cambió de cero a cien con la aparición de esta ley: vinieron los subsidios, las salas empezaron a crecer, la oferta fue expandiéndose, subió la cantidad de cursos y espectáculos, pero también se abarató muchísimo la entrada".
Kartun pone el acento en esta dimensión que, a veces, se pierde de vista: "Todo espectáculo que ha sido subsidiado por el INT tiene la posibilidad de cobrar entradas extremadamente más accesibles que aquel que tiene que financiarse; esa es la gran diferencia entre el teatro comercial y el independiente".
Por otra parte, resalta el valor del teatro argentino en todo el mundo: "Cualquier artista que viene de Europa no hace otra cosa que sorprenderse de la vitalidad, la cantidad, lo económico y la pasión con la que trabajan los artistas. Desconocer esta ley, transformar el INT nuevamente en lo que ya sabemos que no funcionó –una secretaría– es retroceder 27 años".
Entre la multitud de cuerpos abrigados con bufandas, gorros y camperas, alguien dice: "¡Esto se parece a un cumpleaños! ¡Estamos todos!". Hay algo festivo en esta lucha, porque casi todas las personas que se congregaron, por lo general, trabajan regalando momentos de felicidad a otros.
Sobre la potencia de la comunidad, el autor de Terrenal asegura que "la del teatro es una gran familia", y cuenta: "Acá me encontré con gente que trabajó conmigo hace cinco, diez, veinte años, gente que estudió conmigo. Esto de verdad es una comunidad, respeta el carácter cooperativo y mutual. Esta juntada un domingo al mediodía no hace más que reafirmar la convicción que tenemos de cómo debe ser el teatro y cómo funciona. No se trata de defender una postura política. Esta ley salió durante el menemismo, y buena parte de la gente del teatro estábamos en franca oposición a ese gobierno pero, sin embargo, se consiguió esa ley".
La idea de comunidad aparece ligada a la de red. Si algo hizo el INT en estos años fue, justamente, tejer redes a lo largo y ancho del país.
El actor Osqui Guzmán destaca ese aspecto: "Estamos defendiendo la red prodigiosa de producción que el INT armó en todo el país para generar un espacio de resistencia y crecimiento cultural en todas las regiones. El decreto 345 hace que el instituto deje de existir, al quitarle la autarquía y la representación federal. Es una ridiculez total. Lo que realmente le interesa a este gobierno es hacer que el pueblo deje de tener ese espacio móvil de identidad y pertenencia. Atacar esa red es retroceder cultural y logísticamente".
Guzmán explica que se ha trabajado mucho para mejorar la institución año tras año, con numerosos debates, charlas y discusiones. "Se ha vivido de todo. ¿Para qué? Para que nuestra amada Ley Nacional del Teatro sea cada vez más transparente, equitativa e igualitaria. Alguien que no ha recorrido el país no entiende lo que es vivir en una provincia donde todos se conocen, decirle a un vecino ‘soy artista’ y que se te ría en la cara. El instituto permite que los artistas locales puedan desarrollar su actividad donde viven, y no tengan que mudarse a Capital. Quieren reforzar la idea de que Dios manda en Buenos Aires. Esto no es sólo vocación, sino también amor por el trabajo, y como amamos lo que hacemos, necesitamos que las redes de producción sean fuertes en cada región de Argentina. El pueblo necesita un teatro propio que le represente el drama de su propia existencia".
La actriz Mara Bestelli señala que, en los últimos 30 años se generó gracias a la ley, "una comunidad sólida en todo el país, una verdadera red de teatro independiente, que es lo que hace que el teatro esté vivo en nuestro país, y que sea reconocido mundialmente como uno de los lugares en los que el teatro es un baluarte de la cultura". Hacia el final de la frase, Mara se quiebra y sus lágrimas reflejan de algún modo un estado de situación: por un lado, el espíritu festivo que surge de la comunión colectiva; por otro, un dolor profundo por tener que salir a defender lo conquistado.
"Este gobierno va en contra de las comunidades. No creen en eso, entonces no nos queda otro remedio que salir a defender lo que nos da esta identidad. Ojalá algún día todos los colectivos nos podamos unir". Por otra parte, señala el aspecto económico que suele priorizar el gobierno mileísta: "Este decreto no tiene nada que ver con lo económico; si hay algo que falta en el teatro independiente, es plata".
El actor Marcelo Subiotto participó recientemente en la comentada serie El Eternauta que, entre otras cosas, hizo circular la idea de que "nadie se salva solo": "Me parece que el punto de partida de esta discusión es si queremos una sociedad o queremos individuos sueltos –apunta–. Si queremos una sociedad, estas instituciones y estas leyes que fomentan la cultura, el arte y la educación, son absolutamente necesarias. Hoy nos oponemos a estos decretos que fueron apareciendo en varias áreas del Estado y que, en este caso, se propone pasar por encima del INT y de una ley que es de 1997. Toda la gente que está acá (y es un montonazo) está defendiendo un espacio cultural que lleva muchos años de trabajo, y que involucra esencialmente al teatro independiente. Quienes vivimos en Capital estamos acostumbrados a ver teatros por todos lados, y quizás no nos damos cuenta de que es una ley federal. Gracias a ella y al fomento de la actividad cultural, es posible que haya un circuito teatral en muchas regiones del país".
Norberto Gonzalo, actor, productor y secretario de APDEA, define al INT como "una herramienta impostergable e irremplazable creada por los teatristas hace más de 30 años", y enumera los beneficios que trajo para la comunidad en todo este tiempo: miles de salas, grupos teatrales, becas, instituciones, giras, seminarios, formación. "Esto es lo que quieren voltear con la falacia de que se hace con el impuesto del contribuyente, algo totalmente falso, que está destinado a manipular la opinión del ciudadano. El INT se financia con recursos propios porque es autárquico", subraya.
“Libertario era el Che Guevara, no Milei!
El actor Raúl Rizzo, por su parte, declara que con este abrazo "se defiende una cultura para todos, para cada uno de los ciudadanos que pueblan este país, y para aquellos que vienen desde cualquier otro lugar del mundo", y agrega: "Este gobierno está despedazando el país. No sólo es nuestro sector: ataca a los periodistas, a los cineastas, a los científicos, a los médicos, a los trabajadores. No hay una sola buena noticia desde que empezó esta maldición de los libertarios, que tratan de robar palabras que no les corresponden. Libertario era el Che Guevara, no Milei".
Durante el abrazo hubo aplausos, bocinazos, cánticos contra Bullrich y Milei, y algunas performances organizadas por el colectivo Espacios Escénicos Autónomos (Escena) con textos de Kartun y piñatas negras que fueron infladas hasta el estallido. Cecilia Ruiz, integrante de esa agrupación, advierte sobre el peligro del desguace: "Estamos defendiendo al organismo como ente autárquico. Acá está involucrada la comunidad teatral de toda la nación. Yo trabajo con adolescentes, y hay una cantidad impresionante de jóvenes expresándose en todo el país gracias al INT".
Una de sus compañeras, Sandy Gutkowski, señala que todos están en la calle por la misma causa: "No cerrar más instituciones. Luchamos hace 70 años por construirlas, legislarlas y hacer teatro en toda la Argentina sin pedirle un mango al Estado. No entiendo por qué preocupa tanto el instituto". Mientras que Ana Laura López aporta un comentario sobre la importancia de articular las luchas: "Capital Federal tiene sus propios institutos de fomento (que bastante diezmados están), pero esto es muy importante a nivel federal. El instituto es clave en todo el territorio. Esto implica cercenar la posibilidad de que muchas provincias sigan explorando e investigando. La intención es humillar y coartar las expresiones independientes con desarrollo de pensamiento crítico, porque la escena es una forma de pensar en comunidad".
"Estoy aquí para apoyar la lucha de INT, para defender la Ley Nacional del Teatro y para compartir con mis compañeros esta situación terrible y siniestra que estamos viviendo los argentinos", declara la actriz Cristina Banegas, rodeada de colegas, desde el cordón de la vereda. Pocos minutos después no quedará nadie sobre la avenida, porque los efectivos de la Policía, en otro gesto provocativo, avanzaron sobre los manifestantes que aplaudían y que –luego de cantar el himno nacional– estaban por descongregarse del lugar. Algunos representantes de asociaciones y sindicatos de artistas hablaron brevemente y sin micrófono desde uno de los banquitos de cemento: "Esto recién empieza, compañeros. Estemos en estado de alerta", advirtieron.
Luis Rivera López, presidente de la Asociación Argentina de Actores, exhortó a la unidad: "Hagamos honor a esa consigna que recién cantábamos. Estemos juntos en esto, es la única manera de enfrentarlos: estando juntos, haciendo fuerza, asistiendo a las próximas convocatorias. Esta no será la última, pero vamos a tener de vuelta nuestra ley". La jornada empezó festiva –con un abrazo a la institución, aplausos, bocinazos y el corte parcial de la avenida– y concluyó con un clima tenso, de incertidumbre y dientes apretados, por la carta represiva que el gobierno nacional juega ante cada reclamo de la ciudadanía. Después de las 14, algunas agrupaciones convocaron a una asamblea espontánea en Galpón de Guevara, para seguir pensando acciones en defensa de una ley que fue sancionada en 1997, y ha demostrado una sólida trayectoria.
(Página12)