VIERNES 16 de Mayo
VIERNES 16 de Mayo // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  DOMINGO 18/08/2024
Quién me quita lo viajado!!!
(*)Claudia Giacobbe
Templo blanco, templo azul y mujeres de cuello largo. (Capítulo 11)

Y nos fuimos a conocer el famoso templo Blanco, tan instagrameable.  Es probable que lo hayan visto en algún reel, porque está construido a medida justa de las redes sociales.

Y si bien lo habíamos visto hasta el hartazgo, llegar allí y tenerlo enfrente, y caminar por su puente de ingreso entre pequeñas esculturas que expresan el dolor, la angustia y el  infierno, para llegar luego al lugar de la paz y la luz, es mucho más impresionante que verlo por las redes.

Es un templo contemporáneo, más turístico que religioso (de hecho es el único lugar donde no tuvimos que quitarnos el calzado para ingresar). Aún está en construcción, se proyectaron nueve edificios y aún faltan algunos. Vimos a obreros trabajando en los nuevos, con una parsimonia y meticulosidad para los detalles, que parecían sacados de otra era.

En Occidente lo conocemos como el templo Blanco, pero se llaman Wat RongKhun (en  tailandés: วัดร่องขุ่น) y fue ideado por un artista tailandés, AjarnChalermchaiKositpipat. Su meta fue construir el templo más hermoso del mundo, mostrar el arte budista moderno, ser reconocido internacionalmente, y que gente de todo el mundo quiera conocerlo.

Comenzó poniendo su propio dinero, y con el tiempo, la misma comunidad fue haciendo aportes para continuar. No recibe dinero de gobiernos, ni partidos, ni religiones, por lo que fue criticado en sus comienzos por las personalidades de la cultura, la política y los monjes budistas. Hoy se estima que anualmente lo visitan un millón de personas de todas partes del mundo. Y bue… con semejante éxito, las críticas cesaron.

Se está construyendo desde 1997, y es erigido sobre un viejo templo hinduista derruido. Se ingresa cruzando un angosto puente, el de la Reencarnación o del Ciclo del Renacimiento, entre centenares de manos blancas asomadas desde el averno, en una especie de laguna infernal que representan el sufrimiento y la tentación, fundamentalmente la avaricia.

Terminamos de cruzarlo, entre sensaciones horrorosas, y nos encontramos con dos esculturas que son la entrada a la Reencarnación, y representan la transición de la oscuridad a la iluminación.

Si lo que se buscó era representar el paso del sufrimiento a la iluminación, sin duda lo lograron. Eso fue lo que sentimos tras pasar ese puente con manos que parecían atraparnos, y llegar a un lugar de tanta magia, serenidad y luz en el salón de la oración principal, que representa la mente. Allí no te dejan sacar fotos, pero podemos afirmar que es tan impresionante como el exterior.

A un costado, y a bastante distancia, está el templo dorado, que representa el cuerpo. Toda la arquitectura es única y muy laboriosa (por eso se está construyendo desde hace 17 años, y aún falta para terminarlo).

Combina la estética tradicional con la contemporánea, la simbología budista e hinduista con la cultura pop. Está lleno de símbolos que cuentan la historia de Buda, pero también de personajes de comics, naves espaciales, el protagonista de The Matrix, Harry Potter, Superman o Kung Fu Panda. Y todo ello, tan disímil entre sí, armónicamente combinado en un arte que tiene al mosaiquismo de pequeños espejitos como protagonista.

Las paredes, los techos, los sobretechos, las columnas, las vigas, las puertas y los marcos, las puertas y los pisos… todo es blanco, con formas curvilíneas y espejitos encastrados que reflejan la luz del sol y hacen más mágico aún el lugar. Esto, para la cultura budista, es un símbolo de la iluminación del Buda.

El templo blanco está rodeado por un canal con dragones mitológicos, césped impecable de un verde intenso, y estanques que duplican todo en el reflejo (¡cómo si no alcanzara con tanto deslumbre, se multiplica en el agua!).

No hicimos tiempo para ingresar al templo dorado, pero sí para caminar por el parque con decenas de calaveras colgadas de árboles, o cabezas de súper héroes, esculturas mitológicas y demonios, entre otras curiosidades.

Fuimos con prejuicios. No queríamos ver un Disney World en Tailandia, pero lo ecléctico de su arquitectura, su belleza surrealista, y el diálogo constante entre la tradición y lo contemporáneo a través del arte, lo hacen un viaje válido si se está por ese “otro lado del mundo”.

También fuimos al Templo Azul o Templo de los Tigres danzantes, también contemporáneo. Fue reconstruido con una estética muy particular por la comunidad de Chiang Rai, sobre las ruinas de un templo budista abandonado hace más de cien años.

Es muy original, pero mantiene la estética de lo casi “barroco” en detalles y curvas. Predomina el color azul, símbolo de la tranquilidad y la sabiduría en el budismo. Impacta un Buda de unos 6 metros de altura entre paredes y techos azul índigo, y miles y miles de filigranas (¿será ésta la palabra correcta?, no sé, pero creo que se ajusta a lo que vimos).

Paseamos además por la Casa Negra, un conjunto de 40 construcciones que pertenecieron al artista plástico Thawan Duchanee, de diferentes estilos, pero todas pintadas de negro o colores oscuros. No nos gustó, pues estéticamente predomina lo tétrico, y nos llenó de sensaciones cercanas a la violencia, las turbulencias mentales, las perversiones sexuales y la certeza de estar, a través de sus creaciones, ante un megalómano con mucho poder y dinero.

Tiene la colección más grande del mundo de animales muertos y disecados convertidos en arte o en muebles, y eso nos causó rechazo. Se multiplican los muebles hechos con pieles, huesos y cuernos de animales, así como grandes lienzos pintados en rojo sangre con cortes. Es un lugar de muerte y oscuridad, lo opuesto al templo blanco.

En esa misma excursión desde Chiang Mai hasta Chiang Rai, fuimos además a conocer a las mujeres de cuello de jirafa. También teníamos nuestros resquemores. Ver cómo exponen a seres humanos con costumbre exóticas y pagar para ello, no nos parecía ético. Pero la curiosidad pudo más.

Y nos encontramos con una historia interesantísima. Esas mujeres con anillos en el cuello, las padaung, son integrantes de una minoría étnica tibetobirmana, refugiadas de las guerras de su país, Myanmar. Tailandia les dio asilo pero no la ciudadanía, y por razones humanitarias les permite vivir en esas tierras fiscales. Allí, sus maridos trabajan la huerta, y ellas hacen finísimos tejidos que venden a turistas.

Son muy simpáticas, aunque no entienden palabra alguna ni de tailandés, ni de inglés, ni mucho menos de español. Sin embargo, la comunicación a través de las miradas y los gestos, fluyó naturalmente. Y la magia de transformar tanto dolor de la guerra, y el exilio en una constante sonrisa y en bellos tejidos y artesanías, fue un hermoso sacudón. ¡Qué capacidad de sacar belleza aún en medio de la mierda más grande!

Son orgullosas de su cultura, pero además se ha transformado en una cuestión rentable mantener esa costumbre, que atrae a los turistas. Desde los 5 años les van colocando anillos alrededor del cuello, por lo que se dice que de mayores no pueden sacárselos, pues no se han desarrollado los músculos del cuello, y se les dificultaría tener la cabeza erguida y respirar.

Pero lo más rentable es la eximia habilidad para hacer tejidos muy finos y bordados delicados, que venden a precios, para los occidentales, muy económicos.

Como todo hasta ahora, el asombro siguió apareciendo a borbotones a cada momento. Y la belleza siguió guiando esa fuente de fascinación. Y ver cómo aún de las situaciones más trágicas se puede crear belleza, fue toda una lección.

Regresamos a Chiang Mai después de un día intenso en sensaciones, emociones, viajes y descubrimientos. Nos bañamos y aún nos quedó un poco de resto para darnos una vueltita por la feria, aunque sea para comer las exquisiteces que se ofrecen en la calle. Después de ello, sólo energías para llegar a la cama y dormir hasta el día siguiente, cuando un avión nos llevará a las paradisíacas playas de Pukhe.

(*) Periodista.

https://www.instagram.com/reel/C7Z_LMJviUR/?igsh=eG1sYnNsZ3ZtNm42 

https://www.instagram.com/reel/C7iLy0msqNf/?igsh=MWloZGR3OTE3YTY2OQ==

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Diseño y diagramación: A P