MIÉRCOLES 04 de Junio
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  LUNES 26/05/2025
Nos debemos algo
Por María Virginia Figal (*)
Salud mental y la masacre de Villa Crespo.

“Un Estado y una sociedad que no cuida, es cómplice del estallido”.

 

—Yo la vi, la saludé esa mañana. Siempre sonriente. Nadie podría haber imaginado lo que iba a hacer —dice una vecina de Villa Crespo, sin lágrimas, como quien no puede aún procesar el espanto.

Una mujer mató a su marido y sus dos hijos. Luego se suicidó y dejó una carta que analizan los peritos.

Tenía antecedentes psiquiátricos. El hecho conmocionó a todo el país. Y nos dejó, otra vez, la sensación de que algo se rompe mucho antes de la tragedia.

Los medios titularon: “Masacre en Villa Crespo”, “crimen inexplicable”, y comenzaron las hipótesis sobre la salud mental de la autora.

Algunos hablaron de brotes psicóticos, otros de deudas. Pero pocos se preguntaron qué pasó antes, mucho antes.

¿Qué redes fallaron? ¿Qué signos se ignoraron? ¿Qué Estado estuvo ausente? ¿Y qué sociedad sigue asociando enfermedad mental con peligrosidad, sin asumir su propia responsabilidad colectiva?

Desde la Psicología Social, lo dijo Enrique Pichón Rivière:

“Lo que se calla en lo social, se grita en lo individual”.

No se trata de justificar, ni de patologizar. Se trata de entender.

Entender que las mujeres, hombres, adolescentes y niños, todos alguna vez sufrimos padecimientos mentales, muchas veces ocultos, silenciados, por el aislamiento, la vergüenza, la falta de atención. La imposibilidad de turnos inmediatos en la salud pública, de no poder concurrir a consultorios privados por el valor de las consultas, o no poder acceder a medicamentos caros.

Entender que la violencia no es sólo una explosión, sino una acumulación de dolores sin nombrar, de soledades, de ser ignorados, invisibilidados, inclusive en los grupos de pertenencia, (familia, amigos, escuela, clubes).

En Argentina, la Ley Nacional de Salud Mental (26.657) propuso hace más de una década, un cambio de paradigma: de la internación manicomial al abordaje comunitario. Pero sin equipos territoriales, sin presupuesto, sin voluntad política, esa ley queda en letra muerta.

Y cuando el sistema no cuida, todo lo demás llega tarde: la policía, la ambulancia, los informes forenses.

Las personas en situación de sufrimiento psíquico muchas veces no encuentran palabras.

Saben que, si hablan, serán juzgadas como inestables, complicadas, raras. Entonces callan. O gritan de otras formas.

Esta vez, el grito fue brutal. Irreparable.

Pero no hablemos sólo de la autora.

Hablemos de las ausencias:

— del Estado, que no llega a tiempo ni con las herramientas adecuadas;
— de una sociedad que estigmatiza el padecimiento en vez de acompañarlo;
— de políticas públicas que no protegen ni a quienes están en crisis, ni a quienes los rodean.

Nos debemos algo. Nos debemos una salud mental integral, con enfoque de género y derechos humanos.

Nos debemos prevención, cuidado, comunidad. Nos debemos dejar de llegar siempre tarde.

Porque cuando la salud mental no es prioridad, las tragedias dejan de ser “inexplicables” y se vuelven, tristemente, inevitables.


(*) Profesora, Psicóloga Social
Miembro de APPSA, SADE, 
Activista en Femimusas y Revoviejas
Virginiafigal103@gmail.com

Comentarios
 
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 27/05/2025 | 16:41 Hs
Enviado por Patricia
Muy interesante perspectiva. Lamentablemente es exactamente al revés de lo que se vive hoy, donde todos piensan en sí mismos y no importa el otro, do de se sos altruista te consideran tontos.
 
 27/05/2025 | 12:34 Hs
Enviado por Martin
Que terrible situación!! Es muy importante que reflexionemos sobre lo sucedido y Virginia nos invita a hacerlo, es una puntita para empezar a pensar sobre las dimensiones de la masacre gracias!!
 
 27/05/2025 | 11:38 Hs
Enviado por Guillotina
Muy cierto, más aún quién lo hemos padecido podemos aseverar que es así, aunque la estigmatizacion de la sociedad se podría evitar educandola desde el mismo inicio de la formación escolar; se le quitaría un gran peso al estigmatizado.
 
 27/05/2025 | 07:52 Hs
Enviado por Nidia
Una mirada interesante y humana de la autora, ante un hecho muy doloroso, que se constituye en un indicador de la salud mental de nuestra sociedad, y que requiere un abordaje amplio, integral y profundo de sus causas más allá de lo individual o familiar.
 
 27/05/2025 | 06:30 Hs
Enviado por Mariano Cupayolo
Felicitaciones por el escrito. Interesante y muy atinada reflexión sobre los recientes hechos en Villa Crespo. Totalmentende acuerdo, la salud mental también está en los derechos y un Estado presente!
 
 26/05/2025 | 22:47 Hs
Enviado por Silvia Garcia
Muy buena reflexión Virginia...se habla, se juzga la salud mental, pero nadie estaba en los zapatos de esa mujer...el porque sucedió ese horror... la familia se lo llevó a la tumba...
 
 26/05/2025 | 22:42 Hs
Enviado por Resiliente
Tanto para " decir/ decirnos" Tanto para " mirar y VER" Tanto para " escuchar/ escucharnos" Tanto para atender / atendernos"
 
 26/05/2025 | 22:41 Hs
Enviado por Pato
Lo he vivido personalmente . Urgente el cambio de la Ley de Salud Mental. Exelente análisis que nos atraviesa cada vez más suicidios y violencia
 
 26/05/2025 | 21:46 Hs
Enviado por Olga Liliana Reinoso
Excelente reflexión, Virginia. Mesurada, profundamente humana. Como siempre, un placer leerte a pesar del contexto doloroso y terrible.
 
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