Hace unos años, investigadores científicos descubrieron que en cinco lugares del planeta había un sorprendente número de personas que superaban en décadas la expectativa de vida del resto del mundo, en donde los índices de enfermedades coronarias, de cáncer y de demencia senil eran sensiblemente inferiores.
Sentado en la puerta de su casa en Seulo, un pueblito del centro de Cerdeña, un anciano conversa con un vecino mucho más joven que vino a escuchar su consejo. El hombre mayor, con el rostro apergaminado, gesticula con las manos gruesas y áridas por haber trabajado toda su vida. Habla con energía y es escuchado con respeto, casi con devoción. Ese hombre tiene 102 años. Y no es una rareza, ni una excepción en ese pueblo. Varios de los pocos más de 1.000 habitantes tienen más de 100 años. Un milagro de la longevidad. En esa zona de Cerdeña, la Barbagia, las personas nonagenarias y centenarias representan una porcentaje importante de la población.
A principios del nuevo siglo, un astrofísico que luego se especializó en demografía y un prestigioso gerontólogo italiano se dedicaron a indagar en qué lugares del mundo vivían las personas de mayor edad. En un mapamundi iban trazando un círculo azul con un grueso marcador en el nombre de cada pueblo o ciudad en el que encontraban varias personas que llegaban a los 100 años de vida.
De pronto, Michel Poulain y Gianni Pes, así se llamaban los científicos, descubrieron que una parte minúscula de su mapa de trabajo se había teñido de azul. Era el centro de la isla de Cerdeña.
Mientras intentaban encontrar las razones de la longevidad de los sardos, para identificar el lugar específico en el que centrarían su investigación, lo llamaron Zona Azul. Desde ese momento el nombre quedó asociado a los lugares en que los habitantes gozan de una extraordinaria longevidad en buenas condiciones de vida.
Enterado de este descubrimiento, el periodista Dan Buettner salió por el mundo a buscar otras regiones en el que el fenómeno se repitiera; quería averiguar si existía algún patrón, características que se reprodujeran y explicaran la situación.
BARBAGIA, CERDEÑA (Italia): Vino, respeto y destino
Al pensar en Cerdeña, lo primero que surge son el mar azul y las casas sobre las laderas cayendo en la costa. A pesar de eso, los pueblitos del interior de la isla, los que están en el centro, en la zona montañosa, en especial, Seulo y Esterzili fueron los que llamaron la atención de los especialistas.
En Seulo, en las últimas dos décadas, más de veinte personas sobrepasaron los cien años de vida. El número impacta por sí solo. Sin embargo adquiere más relevancia si se tiene en cuenta que la población total apenas excede el millar de personas. 1063 habitantes según el último censo.
“El secreto está en tomar dos dedos de vino todos los días”, le dice una señora de rozagantes 103 años, habitante de Seulo, al periodista que llegó al pueblo en busca de la fórmula de la vida eterna. Ante la sonrisa condescendiente de su interlocutor, la centenaria continúa: “También haber trabajado duro toda la vida, alimentarse de lo que produce la tierra, el destino o la suerte cómo usted quiera llamarlo”. Y luego de un silencio premeditado y pícaro agrega: “Y no se olvide del vino, nuestras uvas son de gran calidad”.
LOMA LINDA (Estados Unidos): Una comunidad adventista
Los Ángeles, se sabe, es un infierno. Polución, autopistas, atascos de tránsito épicos. Sin embargo, a menos de 100 kilómetros de esa ciudad, hay una Zona Azul.
Loma Linda es una comunidad adventista de la Iglesia del Séptimo Día. Por las calles prolijas del pueblo se ven muchos ancianos. Más que en el resto de las ciudades del país. No es un lugar de retiro ni uno en el que exista un conglomerado de geriátricos.
El resto de las Zonas Azules son islas o penínsulas. Loma Linda, aunque no lo sea, funciona como tal. El aislamiento, la falta de contacto con otras costumbres, funciona en este caso al modo de las limitaciones geográficas de los otros ejemplos.
Al ser una comunidad adventista, la religión tiene una gran influencia. Los científicos que estudiaron los frecuentes casos de extrema longevidad en la comunidad, le atribuyen una importancia vital a la fe y a lo que sus miembros depositan en las creencias religiosas. Además, los adventistas desde el Siglo XIX hacen hincapié en la vida sana y en la alimentación equilibrada (lo hacían aún sin evidencias científicas, guiados por el instinto y hasta por la ignorancia: el Dr. Kellogg inventó sus cereales, los cornflakes, en virtud de ese método).
OKINAWA (Japón): La razón que te hace levantar cada mañana
Okinawa representaba un desafío para los investigadores. El mundo oriental tiene otros códigos y otras costumbres. A priori consideraban que les iba a resultar difícil encontrar patrones comunes, que no sería sencillo incorporar en su sistema a la isla japonesa. Por otro lado, la ilusión estaba depositada, más allá de la evidencia estadística de la larga esperanza de vida, en poder encontrar otros elementos que ayudaran a entender el por qué de las Zonas Azules.
Ese elemento novedoso fue el Ikigai. El término se puede traducir como propósitos de vida. Pero se explica mucho mejor si se escucha la definición que los mismos japoneses hacen. El Ikigai es el motivo, la razón que los hace levantar cada mañana de su cama.
PENÍNSULA DE NICOYA (Costa Rica): Trabajo y frutas tropicales
Esta zona de Costa Rica es un pequeño apéndice que sobresale y se interna en el Pacífico. En los mapas aparenta ser una desviación del país centroamericano, como un agregado hecho con desprolijidad. Es una zona pobre que hace poco tiempo estuvo aislada del resto de su país. No había grandes rutas ni autopistas que las comunicaran.
Los ancianos se benefician de la presencia del mar, del clima agradable, de las frutas tropicales que comen con fruición. Pero la vida cotidiana es dura. Sin grandes lujos, obliga a trabajar muy duro para poder comer.
Según Buettner, la fe, un pertinaz optimismo, una confianza desmesurada en el futuro y una red fuerte e intensa de relaciones familiares y sociales son fundamentales para que muchos de ellos lleguen a viejos. Tienen poco pero viven mucho. Creen (y llevan adelante esa convicción) que no necesitan de más.
ISLA DE ICARIA (Grecia): La posibilidad de una isla
Al ser una isla mediterránea, Icaria comparte muchas de las características con Barbagia y los poblados de Cerdeña. Islas montañosas, clima agradable, el agua como límite, alimentos naturales. La geografía de la isla hace que los desplazamientos exijan mantener un estado físico acorde, cada traslado requiere esfuerzo.
Esa actividad física constante, naturalizada, que ocurre casi sin ser pensada, hace que los isleños se ejerciten sin notarlo.
El Power 9: Las claves de la una vida larga
En su libro The Blue Zones: 9 lessons for living longer from the peolple who’ ve lived the longest, Buettner realizó un listado de nueve lecciones que se encuentran en estas Zonas Azules, hitos que, según sus investigaciones, prolongan y mejoran la calidad de vida. Nueve aspectos de los que podemos aprender. Un catálogo de hábitos saludables:
1) Actividad física moderada, constante y persistente: estos longevos no son ultramaratonistas (aunque sí en la carrera de la vida, parece) pero siempre han trabajado y han necesitado de esfuerzo para trasladarse de un lado a otro en sus hábitats.
2) Tener un propósito de vida: su propio Ikagai que los motive a levantarse cada mañana.
3) Niveles bajos de stress: evitar las preocupaciones laborales, persistentes, que suman presión a la vida diaria.
4) Dietas moderadas en calorías. Los habitantes de Okinawa mantienen un hábito: comen hasta estar cerca del saciamiento. Pero nunca se exceden. Aplican un principio de Confucio: Come hasta que estés lleno en 8 partes de diez.
5) Alimentación centrada en frutas y verduras. Las comidas basadas en lo que la naturaleza proporciona rige las dietas de estos lugares.
6) Uso moderado del alcohol: el alcohol permitido en pequeñas dosis. Todos los demás excesos, adicciones o consumos que alteren el cuerpo y la conciencia están proscriptos. Las drogas y el cigarrillo están desterrados de las Zonas Azules.
7) Tener fe: compartir creencias, esperanza en el futuro, y hasta la actividad religiosa son factores que se repiten en estas comunidades.
8) Vida familiar: la red de contención familiar, vivir con alguien, cuidar y ser cuidado. En estas Zonas Azules se ha comprobado que quienes son pareja viven que más que sus hermanos. Es decir, una esposa tiene mayor esperanza de vida si su esposo es longevo, que si el que lo es, es su propio hermano. Otro aspecto que indica que los genes no son los que determinan todo.
9) Vida social: un involucramiento en la vida de la comunidad. El corolario de este punto es que la sociedad los admita, tenga reservado un lugar para sus ancianos.
(Infobae.com)