MIÉRCOLES 02 de Julio
MIÉRCOLES 02 de Julio // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  SÁBADO 26/08/2023
La espalda de Marlon Brando presenta para Maracódigital: “Lo que el cine nos dejó”. Hoy: “En este pueblo va a pasar algo terrible”
Por Oskar Aizpeolea.-

Es la hora del desayuno. El viento azota la llanura y vuelan los cardos rusos. El pueblo se llama Siete Plagas porque el cura que lo fundó quería que sus habitantes recordaran a las de Egipto y no cometieran pecados.

No sabemos si logró su deseo.

La casa está al final de la calle principal, la que se funde con el campo donde crece el maíz, pastorean las vacas y revolotean lo teros al ritmo de su canto: ¡Teru, teru, teru!

En la cocina, acompañada por Dorotea, su hija adoptiva, Doña María está desayunando. Apoya la taza de café con leche sobre la mesa y toma un buñuelo de membrillo que brilla  dentro de la fuente. Abre su boca rojo carmesí y lo traga como si fuese una pastilla. Luego deglute otro, otro y otro más. Deja de comer cuando su mascota, una lechuza llamada Chuza revolotea y se posa al lado de la fuente con los tentadores buñuelos. Doña María la atrapa con sus dos manos y la sacude de arriba hacia abajo y luego traza un círculo en el aire y una vez terminado este ritual se posesiona y entra en una especie de trance.

--¡Hoy en este pueblo va a pasar algo terrible! -vocifera-

Ante semejante vaticinio, Dorotea se sobresalta y se le cae el mate. Ya liberada, Chuza aletea y se posa sobre la foto de un famoso futbolista que suele consultar a Doña María. No podemos revelar su nombre.
Dorotea levanta el mate y todavía alterada pregunta:--¿Está segura de lo que va a pasar mamita?

--¡Segurísima mijita! –responde al tiempo que echa unos generosos chorros de ginebra al café con leche.

--¿Y qué podemos  hacer, mamita?—pregunta con un hilo de voz.

--Andá a comprar arroz, fideos, yerba y una botella de ginebra por si se viene el frío y nos quedamos sin leña para la salamandra ¡ y andá rápido, Doroteíta porque en cualquier momento se arma!—afirma justo cuando Chuza revolotea y se posa en una de sus manos. Doña María le acaricia el lomo y el ave se acurruca. Cucurrucucú, cucurrucucú…¡ay, esa era una paloma!

Dorotea sale apresurada y ya en el jardín escucha el croar de las ranas que habitan la alguna La Chancha (no es momento de contar por qué la llaman así) y piensa que justamente las ranas son una de las siete plagas…Se estremece y corre al almacén.

En los tiempos en  que había cine en el pueblo la joven María, antes de ser Doña, veía todas las películas y cuenta la leyenda…¿Cuenta la leyenda o cuentan los chismorreos?.

Ya no importa, lo que importa es que sucedió así: estaban exhibiendo “La Madre María” interpretada por Tita Merello. Todo iba muy bien hasta que de pronto la película se detuvo y se escuchó un trueno. Doña María recibió un golpe en la frente y la voz de la Merello le susurró:--¡Te paso mis poderes y poderosa serás!—y al tiempo que esto sucedía sobre el regazo de quien recibía el poder cayó un ave pichona, hoy conocida como Chuza, la lechuza. 

Hay que aclarar que los poderes recibidos no fueron los de Tita Merello porque en ese caso, ahora Doña María cantaría tangos. Nada de eso, recibió –o eso se comenta--los del famoso y enigmático personaje que da título a la ya mencionada película.

Así, o ansina nomás son las cosas en los  pagos de Siete Plagas. Y la flamante predicción de que algo terrible va a pasar se dispersó  a la velocidad de un relámpago. Un relámpago que contó con la colaboración de la mejores chismosas, chismosos, el peluquero y el mecánico dueño del  taller  que es quien recibe el mote de “lengua eléctrica”.

Berta, dueña del minisúper agotó sus provisiones. Celina, la verdulera sólo pudo acopiar una zanahoria de escaso tamaño, por cierto. Y Pepe, el rollizo carnicero solamente retuvo un trozo de mondongo. Sí,  se acabaron las provisiones esperando algo así como el Apocalipsis.

El pueblo quedó desierto, más desierto que en un día feriado. En sus casas, bien encerrados, los sieteplaguenses confiaban en poder salir airosos de lo que estaba por suceder.

 La  solitaria calle principal se parecía a la de una película del género western antes del duelo entre dos cowboys, como sucede en “A la hora señalada”.

Observando a través de la ventana de la cocina Dorotea dice:--¡Ay, mamita! En la calle no se ve ni el gato de la Pirucha!

--Y así debe ser pero hay que esperar mijita, en cualquier momento algo tremendo va  a pasar, ya te lo dije esta mañana bien tempranito.

De pronto se escucha un galope lejano y  en el final de la calle se observa una gran nube de polvo que se acerca y de a poco, cuando más cerca está, se ve un jinete. No es Omar Sharif sobre un camello como hacía su famosa aparición en “Lawrence de Arabia” se trata de un jinete sobre un caballo y luego otro sobre otro caballo. Dos jinetes.

Dorotea, un poco sobresaltada, comenta:--¡Ay, mamita, ahí vienen el Plaga Grande y el Plaga Chico por el medio de la calle y parece que vienen para acá!

--¿ A esta hora, con lo haraganes que son?¡ deberían estar durmiendo la siesta! ¿ Y a caballo? ¿O será La guerra gaucha?

--¡Ay mamita! Vienen a caballo porque ya no hay nafta ni gasoil en el pueblo!- dice esto y observa que los dos Plaga ya han desmontado y están atando los caballos al palenque.

Doña María, quien también los ve a través de la ventana, comenta:--Menos mal que no saqué el palenque de mi finadito.—y mirando a su hija, agrega--Apurate, trae unas velas y ponelas arriba de la mesa, seguro vienen por una consulta y hay que preparar la escenografía.

Y por eso mismo ¿o era mesmo? mientras los visitantes palmean las manos, disponen el escenario: Velas, muchas velas, un plato hondo con agua, un facón de plata y Chuza en el hombro izquierdo de Doña María.

Sobre su vestimenta, nuestra protagonista se ha cubierto con un chal de varios y resplandecientes colores, como quien dice, un chal en technicolor.

--Pase Don Plaga, pase—dice Dorotea con un mal fingido entusiasmo. Ya veremos por qué.

El Plaga Grande entra cabizbajo, un gesto poco habitual en él, siempre bastante salvajón.

--Tome asiento ahí, frente a las velas y cuénteme que le anda pasando- dice la pitonisa.

El Plaga Grande se sienta y el Plaga Chico queda de pie y no deja de mirar a Dorotea con buenos ojos y malas intenciones.

--Vea Doña María pasa que desde ayer tempranito que no hay rastro de la Palmira, desapareció más rápido que peludo en la cueva!—informa el damnificado.

--¡Qué barbaridad, justo la Palmira que es más buena que el pan! ¿Pero decime, estás seguro, buscaste bien?

--¡Ya nos cansamos de tanto buscar! Hasta en el chiquero anduvimos buscándola y ¡nada de nada! Por eso vengo a pedir su ayuda…

--Bueno, vamos a ver qué podemos hacer—dice Doña María y diciendo y haciendo toma un trago de ginebra y agarra a la lechuza con sus dos manos. Chuza, dócilmente se deja estrujar y revolear.

Todos esperan en respetuoso silencio hasta que se escucha con voz de trueno: --¡El diablo andaba en los choclos!—vocifera Doña María y libera a Chuza que vuela desorientada, sin rumbo. Los presentes han quedado en silencio de misa…

Aclaremos el exótico accionar de nuestra protagonista: como recibió los poderes viendo una película, cuando se posesiona para recibir información la recibe a través de títulos de películas argentinas de la época de oro. Después hay que analizar y decodificar el significado del mensaje recibido, libre y gratuitamente. En este caso se trata de una película con Luis Sandrini.

--San, san, dri, dri, ni, ni—repite y arroja sal gruesa en el plato con agua. Después toma el facón de plata y mira en la hoja como si fuese un espejo mientras revolea su cabeza para finalmente clavarlo en una galleta de campo dura como una piedra.

Primer plano de la pitonisa que dice:--¡Ya está, ya lo sé! ¡Choclos, choclos! y mirando al sufrido marido –quizás viudo a esta altura del relato- pregunta:--Dígame Don Plaga,¿ no anduvo revisando el maizal del Toribio?

Respuesta un tanto dubitativa:--N-N-No…¿pero le parece, qué va a hacer la Palmira entre tantos choclos? Si a ella no le gustan ni para alimentar a las gallinas.

Todos se miran con caras de “yo no sé nada” hasta que, ya sabemos quién, exclama: --¡Rápido Dorotea, tráeme la lupa y el sombrero verde que tenemos que ir a revisar el maizal del Toribio!

Al sol, el maizal resplandece. Pero el resplandor resulta negro para nuestros personajes. Por más que buscan y buscan, sólo ven volar chimangos y espantan liebres y lagartijas. Afortunadamente, en el maizal no hay langostas ni pulgones. Mucha, mucha súper acción pero ni rastros de la Palmira. 

Súbitamente   aparece Toribio quien cuenta que la noche anterior vieron luces extrañas y una especie de cigarro gigante que se movía en el cielo y tenía luces de colores. ¡Cosa é mandinga! --aseguró para luego agregar que las vacas mugían como enloquecidas y el gallo cantó aunque era medianoche.

--Extraterrestres!—dice el Plaga Chico y pellizca a Dorotea quien responde con un pisotón en la alpargata sucia.
Aprovechando la situación, Toribio culmina su relato diciendo que a la mañana siguiente encontró el tanque australiano y los bebederos de los animales completamente vacíos sin una gota de agua. ¡Cosa é mandinga!-repite y se persigna.

--Esto se está poniendo muy difícil—comenta Doña María y agrega--ya los casos espaciales son más difíciles porque hay interferencias y poca señal pero no hay que resignarse. Vamos a casa a intentar comunicarnos. Dorotea, habrá que darle algún alimento a Doña Chuza—finaliza.

La noticia de los habitantes de otro planeta merodeando y secuestrando gente llenó de polvo y espanto a los sieteplaguenses. No obstante, aliviados de que no llegaba el Apocalipsis, comenzaron a salir del encierro para comentar el extraño suceso.

--¡A la Palmira se la llevaron en un ovni! 

--¿Qué van a hacer ahora los haraganes de los Plaga? 

--¡Ojalá los extraterrestres no hagan trabajar a la Palmira como a una burra!

--¿Qué podemos hacer para que no vengan más los ovnis?

--¡Es cosa e mandinga! ¡Hay que hacer una cruz de sal  y clavar un cuchillo!

--¡Seguro que se la llevó la luz mala!

--Ahora que se les fue la Palmira los van a comer los piojos, vagos como son!

Entretanto, nuestra protagonista repite su ritual y vocifera:--¡Ya tiene comisario el pueblo!

Rápidos de reflejos, van a ver al recién nombrado comisario quien les comunica que no puede investigar ya que el espacio exterior y otros planetas no corresponden a su jurisdicción.

Doña María, temerosa de perder su buen nombre hace un nuevo ritual y grita:--¡El satélite chiflado! Pero…¿dónde hay un satélite? Y en el pueblo no hay ningún   asesor de los políticos que son buenos satélites parasitarios.

Una vez más y luego de una nueva dosis de ginebra nuestra simpática pitonisa  toma a su mascota y sale al patio implorando al cielo cubierto de brillantes estrellas. Confía en el Cosmos, es su única y última oportunidad.

El Plaga Grande, el Plaga Chico y una muy en guardia Dorotea la observan cuando levanta a Doña Chuza y la posiciona hacia el cielo. Espera unos segundos y la suelta logrando que la sufrida mascota vuele en círculos trece veces antes de posarse sobre el pecho de su inquieta ama.

Un relámpago cruza el horizonte y llega hasta ellos el enloquecido croar de las ranas de la laguna de la Chancha.

Doña María grita:--¡Chafalonías! ¡Chafalonías! Y larga una gran carcajada dejando ver la muela de oro.

Instantes después, ya dentro de la casa Doña María y el Plaga Grande  chocan los vasos con ginebra para descifrar el mensaje. Mientras tanto, el Plaga Chico recibe una bofetada de Dorotea.
--Vea, Don Plaga—dice ya sabemos quién mientras bebe otro vaso de ginebra—No sé cómo no lo pensé antes pero hay que revisar la casa aunque le aclaro que yo no soy la Mata Hari…

--¿La mata qué? 

--Tranquilo, hay que revisar bien su casa en busca de chafalonías.

--¿Chafalonías, qué es eso? Además le aclaro que ya revisamos la casa mil veces y no encontramos ni rastro de la Palmira…¡pobre Palmirita como extraño la sopa de caracú que me hacía!¡Mire,  pá mi que tiene razón el Toribio, la otra noche se la debe haber llevado un plato volador!

--Tranquilo, tranquilo. Esto es cosa humana y le explico que se llaman chafalonías a las baratijas: pulseras, collares, anillos que no son de oro ni plata.

--¡Ah, pero eso sí que puede haber algo porque guardaba todo eso en una lata de té medio oxidada! ¡Ay, Palmirita, cómo te extraño!

Se escucha otra bofetada de Dorotea y un golpe. El Plaga Chico grita:--¡No, ahí no que duele mucho!.

Bajo la luz de la luna llena, nuestro aventurero cuarteto camina hacia la casa donde está la lata de té con las chafalonías: Doña María, el Plaga Grande, Dorotea. El Plaga Chico camina un poco más atrás con las piernas abiertas porque le duele mucho la patada que recibió ahí, donde ustedes saben, queridos lectores.

¡Misterio resuelto!. En la lata de té aparecieron collares, anillos y un prendedor, todo de fantasía. Pero ¡eureka! en el fondo apareció una carta  en la que se leía perfectamente:

*Me voy a Buenos Aires con el Turco, sí, el viajante de cigarrillos.
*Me cansé de lavar mugre y cocinar para ustedes tremendos machirulos.
* Perdón y si no hay perdón qué me importa!
*El Turco manda saludos. 

Y fue así que en Siete Plagas todo volvió a la normalidad. Sus pobladores sonríen y esperan que lo que hizo  Palmira no tenga efecto dominó.

Las vacas comen pasto y Chuza la lechuza caza ratones.

Todos esperan una nueva aventura de Doña María.

¡Un momento! ¿Qué ha pasado con Dorotea y el Plaga Chico?

¡Ah, queridos lectores, esa es otra historia!

Filmografía citada por orden de aparición: 

La Madre María (1974) Tita Merello, José Slavin, Hugo Arana y gran elenco. Director: Lucas Demare.

A la hora señalada/Solo ante el peligro/High Noon (1952) Grace Kelly, Gary Cooper, Katy Jurado, entre otros. Director: Fred Zinnemann.

La Guerra Gaucha (1942) Amelia Bence, Francisco Petrone, Enrique Muiño, Ángel Magaña. Director: Lucas Demare. 
 
Lawrence de Arabia/ “Lawrence of Arabia” (1962)     Peter O'Toole, Alec Guinness, Anthony Quinn, Jack Hawkins, Omar Sharif y José Ferrer y gran elenco. Director: David Lean.

El diablo andaba en los choclos (1946) Luis Sandrini, Silvana Roth, Alita Román, Eduardo Sandrini, María Esther Buschiazzo. Director: Manuel Romero.

Ya tiene comisario el pueblo (1967) Niní Marshall, Ubaldo Martínez, Rafael Carret, Luis Tasca, Mariángeles y gran elenco. Director: Enrrique Carreras.

El satélite chiflado (1956) Rafael Carret, Jorge Luz , Zelmar Gueñol, Guillermo Rico, Beba Bidart. Director: Julio Saraceni.

Yo no soy la Mata-Hari (1949) Niní Marshall, Roberto Font, Virgilio Teixeira y gran elenco. Director: Benito Perojo.

Chafalonías (1960) Luis Sandrini, Malvina Pastorino, Eduardo Sandrini, Alberto Bello y gran elenco. Director: Mario Soffici.

TODAS LAS PELÍCULAS MENCIONADAS ESTÁN DISPONIBLES EN YOUTUBE

Comentarios
 
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 26/08/2023 | 13:01 Hs
Enviado por Noemi Evangelista
Que decirte!!! además de hacerme pasar un momento divertido con tu cuento corto hiciste que mi memoria trabajara para recordar algunas de las películas mencionadas que vimos alguna vez en la pantalla grande. Gracias por enriquecer nuestro conocimiento y concidero que tu espacio en Maracó digital no tiene desperdicio. Hasta dentro de 15 días Oskar!
 
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