Las claves de una vida larga, activa y con sentido:

En distintas regiones del mundo existen comunidades conocidas como zonas azules, donde la longevidad es notablemente superior al promedio global. En estos lugares -como Okinawa, Japón- es común encontrar personas centenarias que mantienen una vida activa, autónoma y emocionalmente plena.

La ciencia ha puesto el foco en estos territorios para comprender qué factores explican no sólo una mayor esperanza de vida, sino también una mejor calidad de vida en edades avanzadas.

Uno de los conceptos centrales asociados a estas poblaciones es el IKIGAI, una filosofía de vida ancestral profundamente arraigada en la cultura japonesa. IKIGAI puede traducirse como “razón de ser” o “propósito vital”, y hace referencia a aquello que da sentido a la vida cotidiana, motiva a levantarse cada día, y mantiene a las personas conectadas con la vida a lo largo del tiempo.

Vivir más es importante. Vivir con sentido, lo es aún más.

Estudios realizados en Okinawa han demostrado que las personas que viven alineadas con su IKIGAI no sólo reportan mayores niveles de bienestar y satisfacción vital, sino que también presentan menores tasas de enfermedades crónicas, mejor salud mental y mayor longevidad. Este enfoque integral combina propósito, vínculos sociales, movimiento, moderación y conexión con el entorno.

A partir de estas observaciones, la filosofía del IKIGAI se resume en diez principios clave, que reflejan el estilo de vida de las zonas azules, y ofrecen una guía práctica para una vida larga y plena:

1. Crear vínculos saludables

En las zonas azules, la longevidad está estrechamente vinculada a la calidad de las relaciones humanas. Mantener vínculos estables, solidarios y basados en la cooperación, genera un fuerte sentido de pertenencia y apoyo emocional. Estas relaciones actúan como un factor protector frente a la depresión, el aislamiento, el stress y el deterioro cognitivo. No se trata de la cantidad de relaciones, sino de su profundidad y autenticidad.

2. Vivir con moderación

La moderación es un principio central del IKIGAI y del estilo de vida japonés. En Okinawa se practica el hara hachi bu, que implica comer hasta estar satisfecho en un 80%. Este enfoque se extiende a todos los ámbitos de la vida: alimentación, trabajo, descanso y consumo. Evitar los excesos, favoreciendo un equilibrio sostenido a lo largo del tiempo entre disfrute y autocuidado.

3. Mantenerse activo y ocupado

Las personas longevas no se jubilan de la vida. Mantenerse activo significa tener siempre un motivo para levantarse cada mañana. Aprender, enseñar, colaborar, cuidar de otros o desarrollar hobbies, mantiene el cerebro estimulado y el cuerpo en movimiento. La ocupación con sentido previene el deterioro cognitivo, fortalece la autoestima y refuerza la percepción de utilidad personal.

4. Ir despacio

Contrario a la cultura de la prisa, el IKIGAI propone vivir con calma y consciencia. Ir despacio no es sinónimo de inactividad, sino de presencia plena. Significa respetar los propios ritmos, escuchar al cuerpo y tomar decisiones con claridad emocional. Esta actitud reduce el estrés, mejora la regulación emocional y favorece una vida más sostenible a largo plazo, tanto física como mentalmente.

5. Ejercitar el cuerpo de forma natural

El movimiento es parte integral de la vida diaria en las zonas azules. No se trata necesariamente de ejercicio estructurado, sino de actividad física constante: caminar, cultivar, limpiar, subir escaleras, estirarse. El cuerpo humano está diseñado para moverse, y hacerlo de manera regular preserva la masa muscular, la salud ósea, el equilibrio y la autonomía funcional en edades avanzadas.

6. Sonreír, cantar y bailar

La alegría no es un lujo, sino una estrategia de salud. Reír, cantar y bailar estimulan la liberación de endorfinas, reducen la inflamación y fortalecen el sistema inmunológico. Además, estas expresiones de alegría refuerzan los lazos sociales y generan emociones positivas, que amortiguan el impacto del estrés y las dificultades de la vida cotidiana.

7. Conectar con la naturaleza

El contacto frecuente con la naturaleza es una constante en las zonas azules. Caminar al aire libre, exponerse a la luz solar, tocar la tierra o contemplar paisajes naturales reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y regula los ritmos biológicos. Esta conexión refuerza la sensación de pertenencia al entorno, y promueve un equilibrio profundo entre cuerpo y mente.

8. Practicar la gratitud cada día

La gratitud es una actitud mental que transforma la percepción de la vida. Agradecer diariamente -incluso en contextos difíciles- fortalece la resiliencia emocional, y favorece una visión más positiva del presente. Diversos estudios han demostrado que la gratitud se asocia con menor depresión, mejor calidad del sueño y mayor satisfacción vital.

9. Vivir el momento presente

El IKIGAI invita a liberar el peso del pasado y la ansiedad por el futuro. Vivir el presente implica habitar plenamente cada instante, poniendo atención y sentido a lo que se hace. Esta práctica reduce el estrés, mejora la concentración y permite disfrutar de la vida tal como es, en lugar de posponer la felicidad para otro momento.

10. Seguir el propio IKIGAI

El corazón de esta filosofía es descubrir y vivir el propio propósito. El IKIGAI surge de la intersección entre lo que se ama, lo que se sabe hacer, lo que el mundo necesita y lo que da sentido a la vida. Tener un propósito de vida claro se asocia con mayor longevidad, mejor salud mental y una motivación sostenida a lo largo de los años.

Un mensaje clave para el presente

Como señaló Victor Frankl, encontrar sentido es una de las fuerzas más poderosas para sostener la vida humana. La longevidad observada en las zonas azules no es producto del azar ni de intervenciones aisladas, sino que es parte de una cultura y de una forma de vivir. ¿Cuál de estos 10 principios sientes necesario incorporar a tu vida?

(*) Roxana Anahí Timo

Médica MN88956 - MP1543

Coach Ontológico

@dra.anahitimo