Todo comenzó el lunes cuando el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país, en respuesta al incremento de la recompensa ofrecida por Estados Unidos para obtener información que lleve a su captura, que pasó de 15 a 50 millones de dólares.
“Esta semana voy a activar un plan especial para garantizar la cobertura con más de 4,5 millones de milicianos en el territorio nacional”, aseguró el mandatario durante un acto televisado. Maduro sostuvo que este operativo se enmarca en un “plan de paz” y llamó a las milicias a estar “preparadas, activadas y armadas”.
Ayer la tensión con Washington creció luego de que saliera la información de que desplegó unos 4.000 agentes, en su mayoría infantes de Marina, en aguas del Caribe y Latinoamérica, con el objetivo declarado de combatir el narcotráfico. Según medios estadounidenses, la operación incluye el refuerzo con barcos, aviones y sistemas lanzamisiles.
El ministro de Interior y Justicia venezolano, Diosdado Cabello, respondió que las autoridades del país también mantienen presencia militar en sus aguas.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, aseguró que Estados Unidos está preparado para "usar todo su poder" para frenar el "flujo de drogas hacia su país", tras ser consultada sobre el despliegue de tres buques con 4.000 soldados en las aguas del Caribe cerca de Venezuela.
Luego sumó que Donald Trump "está preparado" para frenar el narcotráfico y "llevar los responsables ante la Justicia".
La acusación de Estados Unidos
A la vez, Estados Unidos enfatiza sus acusaciones contra Maduro, a quien responsabiliza de liderar junto a altos funcionarios el denominado “Cartel de los Soles”. El chavismo rechaza estas denuncias, calificándolas de parte de una estrategia de presión política.
El pasado miércoles, la fiscal general de Estados Unidos, Pam Bondi, destacó en una entrevista con la cadena Fox la confiscación de 700 millones de dólares en bienes que vinculó con Maduro, a quien acusa de narcotráfico.
Frente a este escenario, mandatarios de la región se pronunciaron. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reiteró este martes su posición de no intervención respecto a los operativos estadounidenses en el Caribe. “No al intervencionismo. Eso no solamente es convicción. Eso no solamente es convicción, sino que está en la Constitución (mexicana)”, subrayó durante su conferencia matutina.