La Universidad Tecnológica Nacional (UTN) instalará en la Escollera Norte del Puerto de Mar del Plata el primer prototipo argentino de energía undimotriz, una tecnología que transforma el movimiento de las olas en electricidad renovable.
El equipo, desarrollado por los ingenieros Alejandro Heim y Mario Pellisero, cuenta con patente de la UTN, y obtuvo en 2010 el premio Innovar en la categoría concepto innovador.
“El prototipo consta de una boya que capta la energía ondular del mar y la transforma en energía mecánica, para luego convertirla en eléctrica”, explicó Heim en 2024.
Con la instalación en Mar del Plata, que se concretará a partir de un convenio con la Secretaría de Energía bonaerense, el objetivo es validar la tecnología a escala real y avanzar hacia futuros parques marinos, capaces de inyectar energía al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) o abastecer comunidades aisladas.
Según estimaciones del equipo técnico, un parque de tres hectáreas podría generar electricidad para unos 5.000 hogares.
Por qué Mar del Plata en lugar de Quequén
Originalmente, el proyecto estaba pensado para Necochea y Quequén, dos zonas con alta energía de olas y puertos.
Sin embargo, los costos de obra llevaron a reconsiderar la ubicación. “Por ahora, hay más chances en Mar del Plata por el tema de costos. La obra civil en Necochea es más cara porque no podés tocar la escollera, no la podés modificar, tienen tetrapodos y mucha piedra. Por ende, hay que construir una plataforma anexada a la escollera, como si fuese un trampolín, y ya tenés que trabajar con una grúa desde el agua, y es más costoso”, explicó Heim.
“No descartamos Necochea, pero como el presupuesto es limitado, el que podemos llegar a conseguir escapa a los valores que estamos manejando, salvo que de la obra civil se haga cargo el Consorcio de Puerto Quequén, cosa que por ahora no hemos tenido novedades. Por eso propusimos Mar del Plata: la escollera allí tiene más facilidad para instalarlo, y no es tan complejo desde ese punto de vista”, agregó el investigador.
Innovación y soberanía energética
Desde el gobierno bonaerense destacan que la instalación del primer equipo marca un hito para la ciencia y la industria argentina, al combinar investigación aplicada, transferencia tecnológica y producción local.
El proyecto también apunta a un uso estratégico de la energía undimotriz. Según Heim, “podríamos instalar estos equipos costa adentro y generar energía eléctrica para alimentar radares desarrollados por el INVAP, que monitoreen el tráfico marino. También podrían suministrar energía limpia a los barcos, ya que con esta tecnología podríamos generar hidrógeno offshore en medio del mar y abastecer a los buques, sin necesidad de ingresar a puertos”.
El equipo forma parte de la Red de Energías Marinas Argentinas (REMA), integrada por especialistas de la UTN, la UBA, el Servicio de Hidrografía Naval, el Instituto Nacional del Agua y el LEICI, con el propósito de impulsar la investigación y el desarrollo de energías renovables marinas en el país.
Aunque la zona de Necochea y Quequén continúa siendo considerada estratégica para proyectos futuros, la instalación en Mar del Plata permitirá dar el primer paso hacia la validación nacional de esta tecnología, que busca aprovechar un recurso aún inexplorado: la energía del mar.
Energía oceánica
La energía hidroeléctrica sigue siendo un pilar fundamental de las renovables, aprovechando la fuerza del agua en su movimiento ascendente o descendente. Además de generar electricidad, los embalses cumplen funciones clave en el riego agrícola, el suministro de agua potable, el control de inundaciones y la navegación, lo que refuerza su valor multifuncional.
Sin embargo, su disponibilidad depende de los ciclos de lluvia y sequía, y no todos los terrenos ofrecen condiciones adecuadas. Aunque la inversión inicial es elevada, una vez construidas las presas y turbinas, el mantenimiento es relativamente bajo, lo que la convierte en una opción económicamente eficiente a largo plazo.
La energía oceánica o mareomotriz también avanza como una alternativa con gran potencial. A través de turbinas submarinas y sistemas de diques, las centrales mareomotrices capturan la energía de las mareas, y pueden generar electricidad equivalente a grandes volúmenes de combustibles fósiles.
En este campo se incluyen distintas variantes, como la energía undimotriz, que aprovecha el movimiento de las olas mediante pistones, y la energía de corrientes marinas, que impulsa turbinas bajo el agua. Aunque hoy representan apenas el 2% del total de renovables, estas tecnologías emergentes despiertan interés por su capacidad de aprovechar un recurso constante y abundante.
No obstante, su desarrollo enfrenta desafíos: altos costos iniciales, tiempos largos de construcción y posibles impactos ambientales, factores que aún limitan su expansión.
(Dinamicarg)