Gracias eternas, Leo!
La Selección Argentina de Lionel Scaloni se enfrentó a Venezuela por la fecha 17 de las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial, en el Estadio Más Monumental. El partido terminó con victoria del conjunto argentino por 3-0. Sin embargo, lejos de enfocarse en el resultado, la noche estuvo marcada por el último baile de Lionel Messi en suelo argentino.
Luego de que el astro argentino confirmara hace unos días que disputaría su último encuentro de Eliminatorias, el ambiente se tornó emotivo, nostálgico. Tanto fue así que, en la entrada en calor previa al partido, el 10 derramó unas lágrimas, y no es para menos: se encontraba por última vez en casa, esa casa que tanto le recomendaron no volver a pisar, esa casa a la que tantas veces volvió.
A la salida del túnel lo esperaban Thiago, Mateo y Ciro, sus hijos. Por primera vez en el país, Leo salió con ellos de la mano. Sin desligarse de su rol como papá, charlaba y peinaba a los chicos, los abrazó durante el Himno e intentó no emocionarse, ya que sabía que quedaban 90 minutos por jugar.
En gran parte del primer tiempo, Argentina jugó tranquila, estudiando al rival e intentando descifrar su punto débil. Luego de una recuperación de Leandro Paredes y un jugadón de Julián Álvarez, que sabía perfectamente quién era el protagonista de la noche, le regaló un pase para que el 10 acaricie con sutileza a su compañera favorita, picándola por arriba de cuatro jugadores y poniendo el marcador 1-0. Lejos de un festejo individual para el recuerdo, Leo, el humano, señaló a la “Araña” y festejó con todo el grupo, como si supiera que aún quedaba un regalo más.
En el segundo tiempo, la Albiceleste dominó con mayor confianza y paciencia el partido, logrando que llegue el 2-0, luego de un cabezazo de Lautaro Martínez. Se hicieron los cambios, entraron las nuevas generaciones del fútbol argentino, sus aprendices, mientras tanto él seguía ahí, corriendo y luchando como hace 20 años. A los 80 minutos, “La Scaloneta” movió sus piezas, danzó junto a la pelota, que mareada y perdida, terminó en los pies del mejor de todos los tiempos, sentenciando el 3-0.
Lionel Andrés Messi se despedía de casa con lo mejor que sabe hacer: con fútbol. Una despedida que, hace no tantos años, parecía surrealista, ovacionado por todo el Monumental al grito de “¡Dale campeón!”, acompañado de su familia, de sus compañeros, del hincha y del pueblo. El mejor jugador de la historia cierra un capítulo de película, como toda su carrera.
¿Estará en el próximo Mundial? No se sabe, pareciera que sí. Nos gustaría aferrarnos a la idea de que va a estar siempre, pero qué más se le puede pedir a alguien que tanto nos dio. Más que un jugador, es parte de nuestra vida y de nuestra historia.
Gracias eternas, Leo!
(*)Periodista.