Guía en La Pampa lo recordó este domingo con una publicación. Hasta que se construyó ese año, el Puente Dique, el paso obligado del Río Colorado era una balsa ubicada a la altura de Colonia Chica.
Para los no conocedores de la zona, Colonia Chica se ubica más “enfrente” de Catriel. La ruta Provincial 20 comunica con la Nacional 151 que lleva al acceso a 25 de Mayo. En aquella época, la referencia obligada era la cuesta de llegada por la barda, con una impresionante inclinación y curva en medio del recorrido. Desde allí se accedía a la Colonia El Sauzal, desde donde hoy, tras una pequeña curva se va en línea recta hasta el Puente Dique. El centro urbano de 25 está a unos 8 kilómetros al Este, y Colonia Chica otro tanto en la misma dirección.
Todo el camino era de ripio o de tierra, y sortear el Colorado implicaba esperar horas a veces, hasta que el turno permitía subir el vehículo a la balsa, para seguir rumbo al sur.
De eso trata la nota de Guía en La Pampa, que aquí compartimos:
El río Colorado, límite sur de La Pampa con Río Negro, tiene una rica historia de los cruces, que a fuerza de creatividad, coraje y destreza, se desarrollaban en el siglo pasado.
Quedaron innumerables anécdotas y sinsabores. Sin embargo, con el tiempo, el gobierno nacional en su decisión de avanzar y facilitar el comercio y el transporte, llevó a cabo la construcción del Puente Dique, que hoy permite una comunicación rápida que dejó atrás tantas historias.
Gladis Rosa Pellizari es una docente, profesora de historia, oriunda de Santa Rosa, que hace 53 años se radicó en 25 de Mayo, y en honor a su profesión, rescató en una decena de libros, historias de la región. En ese marco, sabemos que “durante la construcción del Puente Dique, la empresa Roffo, Iriso y Cía. armó una pasarela de costa a costa con tablas montadas sobre tambores de 200 litros”.
Más adelante se construyó también un puente peatonal, “el tránsito de las personas le daba un movimiento ondulante “como culebra”, según la opinión de algunos obreros, y sólo soportada por quienes estaban acostumbrados a cruzarla”.
La pasarela colgante tenía unos 180 metros de largo, y hacía dificultoso el cruce cuando había mucho viento. La construcción se inició en la costa rionegrina.
A fines de la década de 1950, se construyó la balsa de chapa. Se movía con un sistema de roldanas y manijas, por donde se deslizaba el cable o maroma.
La docente destacó a Guía en La Pampa que “se construyeron varias balsas: la primera en Barranca de los Loros, en 1919, donde trabajaron los vecinos junto a un inmigrante carpintero italiano, Angelo Totto. Diez años después, la Dirección Nacional de Vialidad construyó otra de madera, con brea y bolsas para contener el agua que entraba. Tenía dos tapas que permitían la entrada de un niño para sacar el agua que entraba a la balsa. Después fue reemplazada por la de chapa en 1959, y era un servicio de integración de las provincias, y elemento de unión entre provincias”.
Otra de las anécdotas que destaca, es la de los balseros más antiguos, Lorenzo y Cosmerio Molina, que vivían en una choza al margen del río. Hay un poema de Edgar Morisoli que los nombra. “Estuvieron años jineteando el Colorado, conocían el camino en el agua”.
Otro recuerdo relevado, es la de un camión que transportaba damajuanas de vino de Mendoza. La carga era de consideración, pero no pusieron bien los tacos y el camión, en el medio del cauce, cayó al agua, las damajuanas de vino flotaban en el río, y con el tiempo quedaron al margen del cauce, así que los puesteros, al rescatarlas con la bajante del Colorado, tuvieron más de un mes de vino “gratis”.
(Guía en La Pampa)