Mientras se detiene -por ahora- una masacre que dejó más de 67.000 muertos, persisten los interrogantes sobre quién gobernará la Franja, cómo se garantizará la reconstrucción y si Israel cumplirá esta vez sus compromisos.
El baño de sangre y la brutal guerra de hambruna han terminado en la Franja de Gaza. ¿Han terminado? Hace poco más de un día, entró en vigor el alto el fuego -llamado pomposamente “acuerdo de paz fuerte y duradero” por su promotor, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump- en ese territorio asolado desde hace dos años por el genocidio. Sin embargo, los temores de que apenas se trate de una ilusión recorren el mundo.
“Por el momento sólo hay conceptos ambiguos y palabras confusas sobre los temas que verdaderamente importan. No hay una verdadera resolución que vaya al corazón del problema”, opinó el prestigioso economista estadounidense Jeffrey Sachs, sin dejar de valorar lo más importante: el cese del fuego y el fin de una masacre que ya se llevó la vida de más de 67.000 palestinos, la mayoría niños, mujeres y ancianos.
El gran negocio de la reconstrucción
Después de tres días de conversaciones indirectas en el balneario egipcio Sharm el Sheij ,con la mediación de EEUU, Egipto, Qatar y Turquía (que ya se anotó para que sus empresas sean parte del gran negocio de la reconstrucción de Gaza)-, la organización política armada Hamas que gobierna la Franja y la administración israelí de Benjamin Netanyahu acordaron implementar la primera fase del plan de 20 puntos presentado por Trump.
Cuando en 2005 Israel retiró su ejército de la Franja de Gaza, hubo en ese enclave elecciones libres. Washington y Tel Aviv descontaban un triunfo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) que, tras la (extraña) muerte de su líder Yasser Arafat en 2004, había ido gradualmente aproximándose a EEUU. Pero en las elecciones de 2006, la mayoría de los gazatíes votaron por Ismail Haniye, el candidato de la organización político-militar Hamas, uno de los varios movimientos palestinos de resistencia armada, algunos de ellos muy enfrentados entre sí.
Los puntos más importantes de esta primera fase, además del cese al fuego (relativo, ya que en las primeras horas se registraron ataques israelíes y hubo al menos 16 palestinos muertos) son:
1) El retiro del ejército israelí hasta una primera línea. Con este repliegue, Israel pasaría a controlar un 53% de la Franja. Están previstas otras dos futuras retiradas graduales. Según informó uno de los dos delegados de Trump en las negociaciones, Steve Witkoff, (el otro es su yerno, Jared Kushner): El Comando Central del Ejército estadounidense confirmó que el ejército israelí completó la primera fase de retirada hacia la línea amarilla, el viernes 10 a las 12 horas locales (6 am en Argentina). “El período de 72 horas para la liberación de rehenes comenzó”.
2) La liberación de los rehenes capturados por Hamas el 7 de octubre de 2023 en su asalto armado desde Gaza a zonas fronterizas israelíes, operación que dejó 1.195 israelíes muertos. Los rehenes vivos son 20. También se entregarían los cuerpos de los 28 muertos. Esto sería entre lunes y martes.
3) La liberación de 250 prisioneros palestinos condenados a muerte en Israel, y de 1700 habitantes gazatíes tomados como rehenes por el ejército israelí durante este conflicto. En este punto del acuerdo hay una sombra riesgosa: no se cumple con un reclamo importantísimo de los palestinos. Israel no quiere liberar a uno de los líderes más populares de Palestina, Marwan Barghouti, por considerarlo peligroso. Apodado el “Mandela palestino”, muchos consideran, en cambio, que Barghouti (secretario general de Al Fatah hasta su detención en 2002) podría ser el futuro presidente de los palestinos y ser, incluso, un factor de unidad entre las distintas facciones.
4) El ingreso de ayuda humanitaria. En un comienzo se calculan 400 camiones diarios, cifra que iría gradualmente en aumento.
Otros puntos del Plan de Trump están redactados con un lenguaje muy ambiguo, como por ejemplo los que se refieren a que Israel no anexará Gaza, o a una virtual deposición de armas y prohibición para que Hamas forme gobierno.
Tecnocrática y apolítica
Algunos aspectos, como el establecimiento de garantías para que no se reanudara la guerra o a quién gobernará en Gaza, están prendidos con alfileres. Una de las informaciones alude a una “Junta de paz tecnocrática y apolítica” (¡!), formada por palestinos, estadounidenses y expertos internacionales, y en la que estaría incluido el ex primer ministro británico Tony Blair. Los palestinos rechazan de plano tanto la presencia de Blair como la de cualquier gobierno extranjero.
El portal de noticias Axios, citando como fuente a dos funcionarios estadounidenses, aseguró que Trump dio “garantías personales” de que el primer ministro Netanyahu no reanudaría la guerra en Gaza.
“Esto fue clave para que Hamas aceptara el acuerdo”, afirmaron los funcionarios. El sitio web agregó además, que se había acordado la creación de un grupo de trabajo militar, liderado por Washington, para supervisar el alto el fuego.
Tal vez convencido de esa frase que dice que “el vencedor escribe la Historia”, Netanyahu y su gobierno, en los últimos dos años, no sólo hambrearon niños, bombardearon hospitales y escuelas, y violaron todas las leyes éticas existentes, sino que además, las exhibieron al mundo mostrándose orgullosos de ellas.
Corte Penal Internacional
Sudáfrica llevó a Israel a la Corte Penal Internacional, las Naciones Unidas con su relatora Francesca Albanese a la cabeza denunció las aberraciones, y gradualmente, crecieron en el mundo entero las manifestaciones populares (a pesar de las represiones en Europa y EEUU) que terminaron por acorralar a Israel.
“Yo le dije: ‘Bibi, Israel no puede luchar contra todo el mundo’”, comentó Trump durante un reportaje con la Fox News, donde contó cómo presionó a Benjamin (Bibi) Netanyahu para que aceptara el acuerdo. El gabinete israelí dio el visto bueno, salvo dos ministros ultraderechistas: el de Economía, Bezalel Smotrich, y el de Seguridad Itamar Ben-Gvir.
Ben-Gvir recalcó que él jamás apoyará un acuerdo. “¿Harías las paces con Hitler?”, le recriminó al yerno de Trump, cuando trató de disuadirlo. “Hamas es Hitler. Quiere matarnos”.
En las últimas horas hubo festejos en las calles de Tel Aviv y felicidad en Gaza. Miles y miles de gazatíes volvieron a sus hogares destruidos, pero con expectativas de un futuro sin bombas. Ayer, sábado, cerca de 200 soldados norteamericanos llegaron a Israel para supervisar el alto el fuego.
El almirante Brad Cooper, del Comando Central del Pentágono, será el encargado de crear un “centro de coordinación cívico-militar” para “ayudar a la estabilización del conflicto”, y enfatizó que ningún soldado norteamericano entrará en Gaza.
Israel: otros frentes de guerra
Israel, que además de la guerra en Gaza, abrió en los últimos tiempos otros frentes de guerra -Siria, Líbano, Yemen, Irán- volvió a bombardear, otra vez, hace unas horas, el sur del Líbano, a pesar de que Netanyahu se había comprometido a disminuir su presencia en ese lugar, a cambio de que el gobierno libanés se comprometiera a desarmar a Hezbollah.
No es la primera vez que Israel incumple sus acuerdos o que los boicotea. Un ejemplo de esto sucedió a comienzos de septiembre en Qatar, cuando bombardeó al equipo negociador de Hamas, y mató a seis personas.
El hecho fue condenado por todo el Consejo de Seguridad de la ONU incluyendo a EEUU, su fiel aliado. ¿Respetará el Plan de Trump esta vez?
(Telma Luzzani - ElDestape)