La hermosa historia fue publicada este domingo por el diario La Arena de Santa Rosa.
Romanella cría como si fuera un hijo a «Pollito», un pequeño gorrión al que encontró con horas de vida, sin plumas y todavía con sus ojitos cerrados.
“Lo encontré a la vuelta de casa, tirado en el piso, un día de mucho viento, seguramente se había caído del nido. Era muy feo pobrecito en ese momento, todavía no volaba, no tenía plumas, ni siquiera había abierto los ojos. Desde ese día lo traje conmigo a casa”, explicó la joven.
“Al principio era un poco complicado porque yo no tenía idea de qué darle de comer. Mi novio me trajo una comida para canarios, que se la diluía con agua, y se la daba de comer con una jeringa. Me ayudó que las clases de la facultad fueran virtuales, porque tenía que darle de comer cada una hora, entonces estaba bueno poder hacerlo estando en casa”.
Primeros avances
Romanela, que hoy en día llama a “Pollito” desde el balcón de su casa y el ave vuela hasta posarse en sus dedos, recordó que “a los cinco días de tenerlo en casa empezó a abrir los ojos y a moverse un poco más. Yo lo ponía arriba de la mesa, y él empezaba a desplazarse a los saltitos. Pero todavía no comía solo”.
“Mientras yo estudiaba, lo ponía en una canastita al lado de la compu y se quedaba ahí, o se acostaba en mi mano hasta que se quedaba dormido, pero fue un poco caótico el primer tiempo en que el gorrión empezó a volar”, relató.
“Yo estaba estudiando con dos compañeras en el departamento y él se posaba sobre mi cabeza, iba de una compu a la otra, se paraba arriba de las chicas. Después empezó a volar más alto, sobre la heladera y los tapa rollos, así que ahí lo empecé a llevar al balcón, porque mi idea nunca fue tenerlo en cautiverio, no me gusta esa idea”, dijo Romanella.
“Desde el balcón empezó a volar un poco más y empezó a ir al techo del vecino, y volver para acá, como que se empezó a soltar un poco más. Pero siempre cuando yo lo llamo vuelve, es increíble que responda a su nombre”.
Cerca de la “emancipación”
“Siempre durmió dentro del departamento, pero el viernes a la noche, por primera vez, durmió en el árbol de la vereda, por eso creo que ya está camino a emanciparse por así decirlo”, dijo la joven entre risas.
“Eso sí, a las 7 me vino a piar a la ventana para que le dé de comer… Yo creo que en cualquier momento se va a ir, aunque me encantaría que vuelva todos los días, aunque sea un ratito”.
“Yo lo crié para que sea libre, acá no hay jaulas. Podía volar y dormir donde quería en casa. Yo me quedo con la tranquilidad de que lo rescaté y lo ayudé a estar mejor”.
Alimentación
“Hasta hace muy poquito seguí alimentándolo con la jeringa. De esa manera, un día probé darle pedacitos de pan lactal y de a poco los fue picoteando. Después se los dejaba arriba de la mesa y él bajaba a buscarlos. Tampoco entendía cómo tomar agua, yo le ponía en una latita y el no entendía que tenía que tomarla, picoteaba la latita, estaba acostumbrado a que le dé con la jeringa”.
“Averigüé en distintas veterinarias, sin llevarlo, porque trasladarlo era muy difícil, y no era muy alentador lo que me decían. Creían que era poco probable que sobreviviera, pero nadie tenía fe en que él fuera tan fiel, porque yo lo llamo y viene directo a mi mano”, aseguró.
“A volar lejos”
Romanela no sabe si toda la vida tendrá la misma relación con “Pollito”, aunque consideró que “por su naturaleza, creo que en algún momento va a volar lejos y a formar una familia. Me pone muy feliz haber criado a un ave libre, porque algo que nos ha enseñado la pandemia es lo difícil y desolador que es vivir en el encierro. Por ese motivo, siempre quise que fuera libre y que él decidiera cuando quería volver a mi departamento”.
Fobia superada
Romanela nunca había tenido contacto con aves en su hogar, porque su mamá sufre de “ornitofobia”, como se conoce a la fobia hacia las aves. “Pollito llegó para revolucionar nuestras vidas, al punto de ayudar a mi mamá a empezar a superar su fobia. Pasó de no poder acercarse a ningún ave, a acariciarlo de a poco. Creo que es una de las cosas más importantes que él nos va a dejar”, relató la joven.
(La Arena)