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  MIÉRCOLES 24/06/2015
Científico británico cuenta cómo sobrevivió a la cárcel de Devoto
Paul Frampton, un brillante físico teórico que llegó a estar en carrera por el Premio Nobel, pasó más de dos años preso en Argentina. Fue condenado por narcotráfico y expulsado del país en 2014. Lo engañó una ex Miss Bikini checa que negó la relación y dijo que fue víctima de un hacker.

Paul Howard Frampton es un brillante físico teórico británico que llegó a estar en carrera por el Premio Nobel.

En enero de 2012 fue detenido en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza con una valija que contenía más de dos kilos de cocaína.

Siempre dijo lo mismo. Que había sido víctima de engaño; de una trampa que supuestamente le tendió una ex Miss Bikini de la que se enamoró perdidamente por internet y por la que viajó a la Argentina con la intención de casarse.

A Frampton lo condenaron a cuatro años y ocho meses de prisión por “contrabando de estupefacientes”. Si bien la pena vence el 22 de enero de 2016 éste reconocido académico de 72 años pudo regresar a su país beneficiado por la Ley de Política Migratoria Argentina (25.871), que permite expulsar a extranjeros que hayan cumplido la mitad de su condena.     

El científico, ex profesor de la universidad estadounidense de Carolina del Norte, estuvo alojado en la cárcel de Devoto entre el 24 de enero de 2012 y el 28 de junio de 2014, según indicaron a PERFIL fuentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF). Antes de ser expulsado a los Estados Unidos –tenía pasaporte americano– fue beneficiado con arresto domiciliario.

De regreso a Oxford, y con el objetivo de publicitar el libro en el que cuenta su versión de los hechos, repasa sus peores días en el penal de Devoto, al que describe como un zoológico, y hasta revela que fue testigo de un asesinato. También asegura que salvó su vida porque estuvo bajo la protección de un narcotraficante.

“La cárcel era un lugar sórdido. Nos trataban como animales del zoológico. Había cientos de cucarachas trepando las paredes. Para ir al baño teníamos que usar un agujero en el suelo y en mi sector sólo había dos duchas para ochenta hombres”, dice en su primera entrevista con un medio británico.

Relato salvaje. “Puedo decir honestamente que mi estadía allí –por la cárcel de Devoto– casi me mata. Creo que hubiera muerto si no me hubieran liberado cuando lo hicieron. Había mucha violencia. Vi cómo mataban a un hombre a pocos metros de donde estaba yo. Estaba hablando con otro preso colombiano que acababa de llegar. El rumor era que había asesinado a un policía”, recuerda Frampton a Daily Mail.

“Era un poco salvaje pero nos llevábamos bien –dice sobre el homicida–. Pero ese día de la nada sacó un cuchillo de seis pulgadas de largo y muy filoso, y atacó a otro colombiano. Lo mató enfrente mío. Fue directo a clavárselo al cuello, a la arteria carótida y casi lo decapita. Había sangre por todos lados, el hombre cayó y murió en el instante. Quedé en shock. El asesino fue separado y nunca más volví a verlo. El rumor es que era un asesino profesional trabajando para el cartel de cocaína de Medellín. Siempre hubo amenaza de violencia en esta cárcel pero fue el único asesinato que vi. Tenía pesadillas sobre eso”.

Frampton, reconocido mundialmente por sus trabajos en física –firmó varios con el Premio Nobel Sheldon Glashow–, cuenta que había mucha droga en la cárcel y afirma que los guardias “eran corruptos”.

“Había mucha droga y estuve rodeado de presos que tomaban crack y cocaína todos los días. Los guardias eran corruptos y eran quienes la traían. Los presos me ofrecieron drogas más de una vez pero nunca acepté. Tuve suerte porque un traficante importante, llamado Vito, me puso bajo su protección, así que la mayor parte del tiempo me dejaron en paz. Pero las condiciones eran terribles y perdí más de 12 kilos porque la comida era en su mayoría pan rancio”, acusa.

Sobre Denise Milani, la modelo y ex Miss Bikini por la que el científico viajó a nuestro país (N. de R.: ella siempre negó la relación al punto de asegurar que había sido víctima de un hacker), dice ahora que fue “un tonto por creerle”.  

“Me sentía muy atraído por ella”, dice sobre la exuberante mujer de origen checo. “Era una mujer muy atractiva pero también parecía muy interesada en conocer sobre mi trabajo cada vez que chateábamos. Me dijo que estaba aburrida de los hombres jóvenes que la perseguían por su aspecto y que quería alguien más maduro. Fui un tonto por creerle. No diría que estaba enamorado porque nunca nos conocimos en persona ni hablamos por teléfono. Pero sí creía que había una relación genuina”.

El paso por el penal de Devoto –dice Paul Frampton– lo hizo “más sabio, menos arrogante y más comprensivo”. Algo aprendió. “Ahora soy menos ingenuo”, asegura antes de confesar: “No volveré a intentar salir con alguien de internet nunca más”.

‘Tricked!’, el libro que escribió en el penal

Hasta su detención en Argentina todos los textos que había escrito Frampton estaban relacionados con la física. Su ex mujer, con quien estuvo casado entre 1993 y 2008, contó una vez que lo único que le preocupaba a él “era hacer el trabajo de físico”. “No entiende las conexiones con la gente. Lo único que entiende es de ciencia”, aseguró Anne-Marie.

En Devoto comenzó a escribir el libro sobre su particular historia. Lo terminó poco después recuperar su libertad. Se llama Tricked! The Story of an Internet Scam (“¡Engaño!, la historia de una estafa en internet”). Entre otras cosas cuenta cómo supuestamente fue engañado en Bolivia, cuando el presunto representante de su enamorada virtual le entregó la valija con droga para que llevara a nuestro país.

Le decían “el sabio” y se la pasaba llorando

La llegada de Paul Frampton al penal de Villa Devoto en 2012 no pasó desapercibida. Era un hombre canoso, con anteojos, que hablaba en inglés y provenía del mundo de las ciencias, pero que había caído en prisión por tráfico de droga.

Al científico no le fue fácil adaptarse al lugar y sufrió en su estadía en la cárcel. Quienes convivieron con él durante su tiempo de encierro recuerdan que “lloraba como una nena” y que se la pasaba hablando sobre su inocencia.

“Trick” era la palabra en inglés que no paraba de repetir. A un “engaño” atribuía su desgracia. Sus compañeros de pabellón lo llamaron “El sabio”.

Frampton fue alojado en el pabellón 4 del penal de Devoto, un sector en el que conviven cerca de ochenta internos. Al científico le fue muy difícil hacerse entender porque no hablaba castellano y se encontraba muy deprimido por su particular situación. El ánimo y el idioma no lo ayudaban. “Cuando entró lloraba como una nena. Era una persona muy inocente al punto del infantilismo”, cuenta a Perfil una fuente penitenciaria.

Frampton, doctorado en Oxford, era un académico brillante y colaborador de varios Premio Nobel. Pero insólitamente, cuando ingresó a Devoto, nadie supo de quién se trataba y hasta se barajó la posibilidad de “mandarlo a hacer la primaria”. Luego se le otorgó la posibilidad de que estudiara y pasara gran parte de su tiempo en el Centro Universitario de Devoto. “Se la pasaba tratando de explicar su historia y sus teorías. Trick (engaño) era la palabra que repetía a menudo”, recuerdan.

Durante su estadía en prisión casi todos los días llegaban cartas provenientes de las más prestigiosas universidades extranjeras y de otros premiados científicos que estaban preocupados por su integridad física. Ellos decían que Frampton era una víctima en esta causa y no una “mula” como finalmente entendió la Justicia argentina.

 

(Perfil)

Comentarios
 
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 09/08/2024 | 16:15 Hs
Enviado por Fgmb
Si yo estuve recluido con el y el hecho de no dominar el inglés fluido, me "privó" de haber tenido pláticas de física. siempre fue tratado con consideración y respeto. y como le dijo alguien. "Loco ..que hacesss aquí" jjjaa..
 
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