Es la eterna pregunta de la economía argentina: ¿Cuánto tiene que valer el dólar?
Este interrogante da lugar a decenas de informes de consultoras y a los acalorados debates entre economistas quienes, a su vez, influyen en el comportamiento de ahorristas y empresas.
Para saber si está caro, barato o en su precio justo, se recurren a múltiples referencias. Más aun en momentos de crisis cambiaria.
Para algunos, un tipo de cambio razonable es el que permite equilibrar el saldo comercial. Para otros, el que surge de comparar una canasta de monedas.
Entre quienes creen que el nivel de hoy día es el correcto (arriba de $28 y por debajo de $30), está el nuevo ministro de la Producción, Dante Sica.
"El valor actual deja cómodas a diversas actividades", dice el funcionario, seguramente influenciado por cómo las economías regionales de perfil exportador recuperaron competitividad cambiaria.
No faltan los que siguen atentos la evolución del precio de la nafta como referencia, bajo el argumento de que es un commodity que "avisa" si hay atraso cambiario.
Siempre, claro está, que el mercado esté liberado y el Gobierno no ejerza influencia sobre este mercado. En este sentido, el litro de súper cotiza a un valor muy cercano al rango anunciado por Sica.
Otra cuestión seguida muy de cerca por los analistas para "medir" al dólar es el nivel de fuga de capitales que, por cierto, ya no puede ser financiado vía crédito externo.
El déficit de la cuenta turística ronda los u$s10.000 millones anuales y hace que el país tenga un rojo de 5 puntos en cuenta corriente.
Un gran interrogante entonces es determinar qué nivel de dólar haría que los argentinos dejen de viajar masivamente al exterior, hagan "explotar sus tarjetas" fuera del país o reduzcan las compras de "dólar ahorro".
A todos los funcionarios les queda claro que los más de u$s5.000 millones que salieron en mayo en concepto de viajes, turismo y por atesoramiento es un récord que no se puede repetir.
Un indicador verde
Para saber cuánto debe valer el dólar "real" (es decir, sin que el Gobierno lo atrase o aumente), están quienes comparan la cantidad de dinero en circulación con la nivel de reservas.
Es decir, cuantos pesos hay dando vueltas en la economía por cada billete verde (o "moneda dura") que los sustentan. En la City se lo llama "dólar de convertibilidad".
Es cierto que desde la teoría esta referencia puede ser objetada, pero también es verdad que los inversores la tienen siempre presente.
A tal punto que a lo largo de estos años fue tomado por muchos como parámetro para "medir" si la divisa estadounidense estaba cara o barata.
Curiosamente, el paso del tiempo ha ido demostrando que, tarde o temprano, su cotización siempre se acerca a él.
Hablando plata:
- Hoy día, las reservas rondan los u$s61.000 M, un nivel artificialmente elevado por la inyección de u$s15.000 M por parte del FMI.
- Por el lado de los pesos, la base monetaria es de 1,1 billones
- Para algunos inversores, a ese circulante se le debe sumar la "parva" de Lebac (1,054 billones), con vencimiento en el muy corto plazo
- Calculadora en mano, ese comparativo entre dólares en reservas (si bien no todas son líquidas) y el circulante -más Lebac- da un valor de $35,3
Otro "termómetro" que miran los inversores es el mercado de futuros para la divisa estadounidense (Rofex). Para diciembre, se está pactando una cotización bastante cercana: $34.
Para los que creen en el dólar de convertibilidad y observan el precio actual del billete, la conclusión es clara: aún resta una devaluación del 36%.
Algunos dudan de esta referencia. De hecho, se ubica bastante por encima de las proyecciones de economistas sondeados en el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado), que da cuenta de una cifra $30 para fin de año.
Dólar y competitividad
Un devaluación del 40% en dos meses y medio claramente beneficia a varios sectores de la economía, pero no es la única variable que entra en juego para ganar mercados en el exterior.
En el caso del rubro textil, el referente Mariano Kestelboim afirma a iProfesional: "Ajustar el tipo de cambio no es suficiente, ya que hay otros precios que suben y complican a la industria, como por ejemplo, el de las naftas. También los servicios se encarecieron, al igual que los créditos".
En su visión, este tipo de factores no permite recuperar competitividad de modo sostenido para exportar. Y, por el lado del mercado interno, mucho no puede esperarse, ya que los salarios han perdido poder de compra.
Las Pymes tienen dificultades no sólo para vender: también para mantener el capital de trabajo en niveles adecuados o para financiarse con bancos, a raíz de las altísimas tasas.
Todo esto forma parte de un contexto en el que se advierten problemas en la cadena de pagos y en el que la cantidad de cheques rechazados se duplicó en poco tiempo.
Con todo, este valor de dólar hace que muchos sectores "se sientan más cómodos", como es el caso del agrícola, tal como indica Juan Manuel Garzón, desde el IERAL, de la Fundación Mediterránea.
La corrida cambiaria de los últimos dos meses dejó como saldo un tipo de cambio real casi 45% arriba del nivel del 2015, "mejorando la relación de intercambio con países como Brasil, China y Chile, entre otros", indica a iProfesional.
Para Garzón, si el Gobierno logra mantener este nuevo valor de referencia, "es de esperar que las exportaciones respondan positivamente y que las importaciones se desaceleren, de manera que el rojo actual de la balanza comercial pase, al menos, a un color más amarillo".
Para su colega del IERAL, Jorge Day, el tipo de cambio de estos días es el más competitivo de los últimos ocho años, comparable al de 2010.
"La devaluación ha sido más fuerte que la de 2014 y 2016, años en los que la inflación que vino después anuló los efectos favorables para los exportadores", señala.
En su visión, esta vez el comportamiento del índice inflacionario podría ser distinto; habrá que esperar a ver si esto se corrobora en la práctica.
Por lo pronto, la cotización actual resulta atractiva para varios sectores. Para el mediano o largo plazo, dependerá de cuánto de la devaluación se trasladará a precios.
Es importante saber cuál es la visión que tiene el mandamás del Banco Central, Luis "Toto" Caputo.
Por lo pronto, ya dejó bien en claro que está cómodo con el nivel de hoy día y que no va a dejar que se atrase. "No lo podemos permitir", asegura.
Aspira a que el precio surja del libre juego de oferta y demanda bajo un régimen de "flotación sucia": la entidad sólo interviene cuando un hecho extraordinario hace que supere un determinado techo o caiga por debajo de un piso preestablecido.
Los operadores en la City lo escuchan y muchos de ellos le tienen fe. Pero, por las dudas, sacan la calculadora y se fijan cuánto les viene dando el "dólar de convertibilidad".
(iProfesional)