Al final del camino llegamos al rio Porcupine, que viene desde Alaska y es un afluente del Rio Yukón, lo cruzamos en una balsa, ya casi era de noche.

Estacionamos acampando en una de las calles principales, de tierra y con bastante frio.

Al día siguiente, cuando abrimos la ventana de casa para mirar que nos deparaba el paisaje nos encontramos en el pasado, con un pueblo que parece estar hecho para una película.

Sus calles, sus casas, todo parece la escenografía de una de pistoleros.

Cerca está ubicado uno de los primeros asentamientos de los buscadores de oro.

Toda esta región empezó a poblarse en la época de la famosa “Fiebre del oro” a finales del 1800, cuando llegaban miles de personas de diferentes lugares en búsqueda de estas pepitas tan preciadas.

Dawson City llego a ser una ciudad esplendorosa con casi 40.000 habitantes, hoy solo quedan unos 1500, apenas un poco de oro y un recuerdo de tiempos pasados brillantes donde las mujeres vestían grandes atuendos, sombreros y bailaban al ritmo de la música en los bares.

Recorrimos el pueblo caminando, encontrándonos con el banco, el almacén de ramos generales, la primera imprenta y el resto de los negocios y casas de familias completamente fabricadas de madera y respetando el estilo de aquella época.

Realmente es como viajar en el tiempo! Volver al pasado en un pestañeo.

También fuimos a buscar oro y lo encontramos! En un pequeño rio Alma y Quintín fueron “zarandeando” la palada de tierra sacada cruzando el camino y después de un rato empezamos a distinguir que entre todas las piedritas y restos de tierra había una pepita de oro.

Esperamos que disfruten de este capítulo hermoso, que nos transporta a otras épocas!

Gracias por acompañarnos!

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