Cuando nos subimos a verla me enamoré! La vi hermosa, y en ese instante me imaginé como sería la vida de los cuatro ahí dentro. Alma y Quintín tenían sólo 5 años y sentados en el sillón de nuestra casita con ruedas los pies no les llegaban al suelo.

Y nos embarcamos, así, sin muchos preparativos en este sueño que fue andar por el mundo como el caracol y que en poco tiempo se fue convirtiendo en hogar dentro de una vida itinerante.

Los dos primeros años recorrimos Europa, terminábamos la temporada en la isla de Ibiza y salíamos a andar. Y una vez nos preguntamos…Y si nos vamos a dar la vuelta al mundo? Ahí nomás pusimos fecha. Y en el año 2015 salimos contentos para ver con nuestros propios ojos cómo era el mundo del otro lado y cómo era viajar en largas distancias y por tanto tiempo en un espacio pequeño, pero con el patio más grande del mundo para salir a jugar.

Y arrancamos la aventura entre mezcla de incertidumbre y felicidad, encaramos todo, con lo poco que teníamos, sin prever demasiado. Sin llave cruz, sin herramientas, sin muchos preparativos, con muchas preguntas y pocas respuestas. Con mil sueños. Y con el cariño de la gente que se fue sumando con su compañía a través de nuestros videos.

Salimos desde Italia, cruzamos Medio Oriente hasta llegar a Malasia, Asia. En este trayecto atravesamos 16 increíbles países. Eslovenia, Croacia, Bosnia, Serbia, Macedonia, Bulgaria, Grecia, Turquía, Irán, Pakistán, India, Nepal, Myanmar, Tailandia y Malasia, donde agobiados del calor del sudeste asiático nos fuimos rápido para las montañas frescas que dan un respiro a los viajeros sin aire acondicionado.

En ese punto nos quedamos sin ruta y decidimos embarcar la casita hacia América del Sur.

Y ahí fue que en Malasia “la camio” se subió a un barco cerca de Kuala Lumpur y después de 46 días en altamar llegó a Ecuador. De ahí bajamos hasta nuestro General Pico, dejando atrás un año y medio de viaje, el corazón gordo y nuevos proyectos nómades.

En el camino los cuatro fuimos creciendo a la par. Atravesamos innumerables religiones y culturas, idiomas, paisajes, nos fuimos alimentando de vivencias, conocimos mucha gente, nos hicimos de muchos amigos. Alma y Quintín creciendo, en cuerpo y mente, ampliando su visión del mundo y naturalizando las diferencias que nos pueden separar sólo por haber nacido en diferentes lugares de la Tierra.

En el camino de vuelta pensamos que sería divertido unir nuestra ciudad con Alaska, allá, bien arriba del continente Americano, en el Polo Norte.

Ya los miedos no estaban porque viajando se aprende a que todo se puede, se llega hasta donde uno desea llegar y que hay una solución para cada problema. Y así fue…

Un domingo de julio del 2017 volvimos a las rutas, era de tardecita, el sol se escondía en el horizonte naranja de La Pampa.

Nos vamos a Alaska!, dijimos. Pusimos primera y salimos. Fueron 15 países recorridos. Otro año y medio en llegar y volver de la última frontera de Norteamérica, la tierra blanca.

Nuestra casita nos llevó a todos los lugares que quisimos conocer y nunca nos dejó “a pata”. Esta Ford Transit del año 99 con motor inglés, que la elegimos sin dudarlo apenas la vimos, nos llevó a recorrer el mundo entero. Aguantó subidas, desiertos, nevadas, calores insoportables, temperaturas bajo cero. Subió montañas, cruzó ríos y selvas, se cubrió de nieve, nadó en océanos. Fue la que transportó nuestros sueños. La que nos llevó y nos trajo con su motor “de fierro”.

Nos hizo sentir seguros siempre, nos cobijó. Fue el espacio donde festejamos cumpleaños, fue la escuela de Quintín y Alma, lugar de juegos, de ricas comidas, de encuentros con amigos, de contemplaciones desde la ventana, calor de familia. Fue refugio. Tuvimos todo lo necesario dentro de unos pocos metros cuadrados, sin querer más.

Fue la que nos llevó a dar la vuelta al mundo, la que nos paseó por toda América, la que vio crecer a nuestros hijos.

Fueron casi 7 años de caminos infinitos junto con ella. A su alrededor hubo mucha energía, mucha magia, cosas hermosas, gente maravillosa. Fue nuestro hogar, nuestro lugar en el mundo por el mundo. Tiene una puerta mágica que te transporta a sitios increíbles.

Ahora comienza una nueva etapa de aprendizajes para toda la familia. Por primera vez en muchos años nos quedaremos en nuestra ciudad por un tiempo, con nuevos proyectos que empiezan a “girar”. Dejamos descansar un poco la adrenalina de los viajes para empezar a vivir otros momentos. Otros paisajes. Ya volveremos a las rutas! Porque la ruta también es nuestra casa.

“La camio” hoy está en venta! Esperando por más caminos! Y nosotros agradecidos con ella, porque simplemente… nos llevó a soñar.

“Viajar es fatal para los prejuicios, la intolerancia y la estrechez de mente. Nadie adquiere una visión amplia, saludable y generosa si se queda en una esquina de la Tierra toda su vida”.