El ataque terrorista que llevó adelante el Estado Islámico en la sala de conciertos Crocus City Hall, en Krasnogorsk, a las afueras de la capital de Moscú, dejó al menos 143 muertos.
Lo confirmó el Comité de Investigación de la Federación Rusa, aunque se teme que la cifra podría aumentar. “Los servicios de emergencia han encontrado más cadáveres mientras retiraban los escombros. El número de muertos asciende ahora a 143 personas”, comunicaron.
El ataque se produce tras una serie de amenazas, y supone una represalia de la organización yihadista ante la participación de Rusia en los conflictos de Siria y del Sahel africano.
Los servicios de seguridad rusos (FSB) afirmaron en las últimas horas, que los sospechosos "tenían contactos" en Ucrania, donde planeaban huir.
"Tras cometer el atentado terrorista, los criminales tenían previsto cruzar la frontera entre Rusia y Ucrania, y tenían contactos adecuados del lado ucraniano", indicó el FSB, citado por la agencia estatal TASS.
Rusia reforzó la seguridad en aeropuertos y estaciones y en toda la capital, una vasta área urbana de más de 21 millones de personas.