Pasan los días y Julieta, Juan y sus dos hijos cumplen el sueño de vivir en Europa. Pero no es una estadía como la que puede imaginar la mayoría: viven en un velero y recorren las paradisíacas playas del mar Mediterráneo.
En esta nota, Julieta Merlassino contó a MaracóDigital cómo fue la compra del velero; su casa flotante. "Pasamos muchos días fríos sureños (en Puerto San Julián, Santa Cruz) mirando páginas de venta de veleros y a su vez aprovechamos la web para entrar en contacto con mucha gente que hace lo que hacemos hoy en día nosotros, viajar y vivir el velero", recordó la médica veterinaria graduada en la Universidad de La Pampa.
"Desde antes de salir de Argentina teníamos seleccionados muchísimos veleros que nos gustaban y que estaban dentro de nuestro presupuesto, pero al llegar a Italia y cuando finalizaba la primavera, de a poco empezaron a desaparecer de la web o sea, a venderse", recordó.
Alta demanda por la pandemia
La piquense aseguró que no fue nada fácil conseguir la embarcación ideal. "Mientras recorríamos los muelles de Génova en busca de velero, nos informaron que este año sucedió lo que nunca antes había pasado, fue mucha la demanda de veleros a causa del covid y se vendió todo", reveló "July".
"La gente quería cumplir su sueño de navegar ya, no cuando se jubilen o bien querían viajar seguros de Covid y no ir a un hotel. Los veleros que nos gustaban fueron desapareciendo de las páginas web y a su vez nosotros no podíamos reservar ni comprar, ya que no lográbamos pasar nuestros ahorros desde Argentina hacia Italia", contó.
Por momentos, pensaban que la compra del velero se había frustrado. "Fueron muchos días de ansiedad porque parecía imposible la compra, incluso habíamos pensado alquilar una casa durante todo el verano porque no teníamos el dinero y no había veleros en toda la costa del Mediterráneo", recordó.
"Salía un velero a la venta, llamábamos por teléfono y tenía cinco en lista de espera para verlo, por lo general el segundo ya lo reservaba y concretaba la compra. Cuando salieron los papeles de la ciudadanía Italiana, pude abrir una cuenta a mi nombre y recién ahí se 'alinearon los planetas' en cuanto a lo monetario", indicó la joven mamá.
Primera noche en el velero, el sueño hecho realidad
"El 8 de julio, ya verano en el Mediterráneo, veo un velero de la marca que nos gusta, con tres camarotes (habitaciones) y dos baños. Estéticamente hermoso y muy adaptado a nuestro presupuesto", detalló Julieta sobre aquel gran día.
"Llamé al dueño. Me dijo que lo había puesto en venta ese día y que tres personas lo había llamado y una de ellas ya se lo quería pagar, pero era de Croacia y él prefería que lo vean personalmente al barco porque -a su gusto- tenía detalles, por eso su valor era más económico que el resto. Le propuse ir a verlo apenas él pueda y que realmente lo quería", cuenta con mucha alegría.
"El 14 de julio, con todo nuestro equipaje, partimos de Italia a Barcelona. Ahí nos buscó mi prima, nos llevó al puerto y esa noche dormimos en nuestro velero. Fue un sueño hecho realidad, teníamos nuestra embarcación, con amarre incluido hasta octubre. Lo cual nos dio tiempo para acomodarlo, para luego seguir viaje...", concluyó.