La senadora nacional Victoria Huala (PRO, La Pampa) insistió este viernes que no votó el aumento de su salario de 1,7 millones a 4,5 millones. Sin embargo, parece desconocer el reglamento del Senado cuando se vota a mano alzada: todos los que estaban sentados al momento de ponerse a consideración la iniciativa, a pesar de no levantar sus manos, lo están avalando.
Si pretendían rechazarlo, debían decirlo a viva voz. Todos permanecieron en silencio.
Ayer, la dirigente oriunda de Colonia Barón había dicho que la bancada del PRO no había dado luz verde a la iniciativa. Hoy, al ver su foto en una publicación de un diario, insistió en su postura. “Fui la única Senadora de La Pampa que votó contra el aumento, pero @eldiariolapampa pone una foto mía haciendo referencia al aumento. Avísenme y les paso una foto de Bensusán que ayer se aumentó el sueldo. Pd: yo me expresé públicamente ante los dichos del presidente”, tuiteó.
Incluso, sostuvo que el PRO ahora va a presentar un proyecto para dar marcha atrás con el sueldazo.
En rigor, el aumento de la dieta, pese a lo que dijo Huala, fue aprobada por todos los senadores. Incluso ella misma, aunque no haya levantado una mano.
Lo explicó claramente la exdiputada nacional Graciela Camaño, cuando le respondió a Milei. “Presidente, usted fue diputado: recordará que cuando se vota a mano alzada, quien no está de acuerdo debe expresarlo a viva voz, y quien se abstiene, pedir autorización al cuerpo antes de la votación. Hoy todos los senadores presentes votaron afirmativamente el aumento de dieta”, escribió.
También lo confirmó hasta la propia presidenta del Senado, Victoria Villarruel. “Hoy los senadores de todos los bloques acordaron un aumento de su salario, que fue votado a mano alzada en el recinto, por contar con los votos necesarios para hacerlo”, escribió ayer para desligarse del incremento.
Qué hicieron los tres pampeanos
Como la votación fue a mano alzada, se hizo complicado el registro sobre lo que cada legislador o legisladora hizo en el momento.
No obstante, la decisión de quienes representan a la provincia sí fue advertida y señalada por los medios especializados que cubren las sesiones.
El portal Parlamentario.com indicó que el peronista Daniel Bensusán votó a favor de la iniciativa, alineado con su bloque de Unión por la Patria, que decidió ese posicionamiento.
El radical Daniel Kroneberger no sólo estuvo entre quienes avalaron el autosalariazo, sino que además fue uno de sus principales impulsores, ya que le puso su firma a la resolución inicial, presentada con las firmas de la neuquina Lucila Crexell, el salteño Juan Carlos Romero, y el radical Pablo Blanco.
En cambio, Victoria Huala apareció señalada en las crónicas como una de las que no alzó la mano, como hicieron los cuatro libertarios presentes, Ezequiel Atauche, Bartolomé Abdala, Bruno Olivera Lucero y Juan Carlos Pagotto; los senadores del Pro, Luis Juez, Guadalupe Tagliaferri, Alfredo De Angeli, Carmen Álvarez Rivero, Martín Goerling Lara; los radicales Carolina Losada, Eduardo Galaretto, Rodolfo Suárez, Mariana Juri, Maximiliano Abad y Flavio Fama; y la tucumana Beatriz Ávila.
Concordia y disimulo
Según publicó La Nación, al momento de tratar el aumento, no mencionaron siquiera el nombre del proyecto: el trámite de la resolución que duplicó las dietas de los senadores duró exactamente 1 minuto y 52 segundos, en los que reinó un clima inusual, entre la concordia y el disimulo.
Atentos a la discusión pública que se desató en el anterior intento de actualización salarial, y a la presión pública del presidente Javier Milei para impedirlo, los senadores acordaron avanzar sin estridencias. Expresaron el acuerdo en la reunión de Labor Parlamentaria, y todos estuvieron de acuerdo en someter a votación la resolución al final de la sesión, a mano alzada y con el mayor sigilo posible.
Quien puso la cara para proponer el tratamiento, fue el experimentado Juan Carlos Romero (Cambio Federal-Salta). “Obra en secretaría el proyecto de resolución firmado por varios senadores, y que está también en las bancas de cada uno para que sea puesto en consideración”, sostuvo. Nadie le pidió aclaraciones.
La votación se realizó a mano alzada, una práctica que se utiliza cuando hay unanimidad y nadie está interesado en contar los votos. En este caso, como el proyecto no tenía dictamen, ni formaba parte del orden del día de la sesión, requería dos tercios de los presentes para ser habilitado y luego considerado. Una manera de exponer a quienes querían aumentarse las dietas, era que al menos uno de los integrantes del Senado pidiera la votación nominal. Nadie lo hizo, y la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, habilitó el método tradicional, que no deja constancia de la voluntad de cada representante.
Después se desató una tormenta hasta ahora de alcances impredecibles, porque al momento puntual de levantar o no la mano, hubo algunos que evitaron hacerlo, y otros lo hicieron muy tímidamente: el gesto llamativo de Martín Lousteau quedó registrado en la transmisión oficial. Pero lo cierto es que esa instancia era una mera formalidad, porque el acuerdo político ya era preexistente. De hecho, no queda registrado en el acta de votación quiénes fueron y quiénes no.
“Los libertarios votaron con el culo, sentados, pero votaron a favor. Cuando vos querés dejar en claro que votás en contra, pedís la palabra y lo dejás en acta. Se hicieron los boludos, si pasaba, pasaba”, explicó a elDiarioAR una fuente parlamentaria que conoce los pasillos de la Cámara Alta. En su despacho habían convalidado el aumento de la dieta. “No puede ser que un senador nacional ganara menos de 2 millones de pesos”, habían dicho.
Los legisladores cobraban de bolsillo, de piso, $1,7 millones y pasarán a cobrar al menos $4 millones. Ya había habido un intento de incrementarse la dieta a principios de año, a través de una decisión administrativa de la jefa del Senado, la vice Villarruel, pero el ruido que generó junto con el aumento en Diputados y en Casa Rosada, en medio del fuerte ajuste de Javier Milei, echó por la borda el intento.
(DiarioTextual)