Las hermanas Folch esperaron 35 años para que el Estado argentino al final les diese la certeza que recibieron ayer: su hermano Andrés es uno de los soldados que cayó en Malvinas y yace en una tumba en el cementerio de Darwin.
“Ahora sí nos sentimos contenidas”, dijo Carmen, la mayor de las hermanas, luego de recibir la información en las oficinas que la secretaría de Derechos Humanos de la Nación ocupa en el predio de la ex ESMA. Con ella estaban sus hermanas Raquel, Ana y el marido de ésta última, Pedro Rodríguez, según informó el diario La Nación.
Conscripto de 19 años, Andrés Folch fue de los primeros en llegar a Malvinas y cayó sobre el final de la guerra, en la batalla de Puerto Argentino, el 14 de junio. Lo mató el mismo misil que a Julio Cao, otro soldado que fue identificado hace apenas unas semanas.
Esta información y todo el resto de lo que la familia pudo enterarse sobre su hermano menor lo obtuvieron por medios informales. Hasta hoy, el Estado argentino jamás se había hecho cargo de decirles qué había pasado con Andrés.
Fue uno de los 122 cuerpos sin identificar a los que el británico Geoffrey Cardozo enterró bajo la placa “Soldado argentino sólo conocido por Dios” en el cementerio de Darwin una vez terminada la guerra. Gracias al minucioso registro que el británico realizó entonces, más diez años de trabajo hormiga de un excombatiente y la investigación de un equipo forense liderado por la Cruz Roja, más de 90 de esos soldados ya tienen una placa con su nombre.
A esta lista se sumó Folch, por lo que restan 29 tumbas sin nombre. En marzo pasado, en un hecho sin precedente, padres, hijos, hermanos, tíos y demás familiares pudieron colocar por fin una flor en esas tumbas identificadas.