Es el tipo de jugador que los rivales detestan enfrentar, pero quieren tener en su equipo. Nunca ganó un título a nivel clubes, pero es uno de los baluartes de la generación dorada de la Selección de Chile.

Jugó dos mundiales, fue bicampeón de la Copa América y tuvo un paso destacado por el fútbol europeo. Los hinchas lo conocen como “el pitbull”, por su ferocidad a la hora de defender.

Gary Medel volvió a aparecer en el radar de Boca desde que Juan Román Riquelme se hizo cargo del fútbol en el club. Volver a vestir la camiseta azul y oro sería un gran desafío para un jugador que construyó su carrera desde bien abajo.

Gary Alexis Medel Soto llegó al mundo el 3 de agosto de 1987 en Santiago de Chile. Su niñez estuvo marcada por la pobreza y creció en la casa de su abuelo, donde vivía junto a sus papás, hermanos, primos y tíos.

Desde que era chico aprendió a valorar lo que tenía, y entendió la importancia del esfuerzo y el sacrificio. Recuerda con cariño sus días en el humilde barrio de La Palmilla, donde jugó sus primeros picados y tuvo sus primeras peleas.

Cuando tenía 6 años, viendo la devoción que tenía por el fútbol, sus papás lo llevaron al club del barrio, Sabino Aguad. Todos los integrantes de la familia pusieron un poco de plata para regalarle un par de botines, que tuvieron que pagar en 48 cuotas.

Medel devolvió ese cariño dejando todo en la cancha en cada entrenamiento. Años más tarde notó que la disciplina que adquirió en el club lo ayudó a alejarse de la delincuencia y las drogas, peligros que rondaban por el barrio.

Tenía un carácter muy especial para jugar y lo comparaban con un perro por cómo presionaba a sus rivales. Era un buen defensor, pero tenía muchos problemas para controlar su temperamento.

Dio una muestra de coraje en un clásico de barrio, cuando hubo una discusión entre los jugadores y terminaron apuntándole con dos armas a la cabeza. En vez de asustarse, Gary invitó a pelear a quienes lo amenazaban, y su mamá tuvo que entrar a la cancha para sacarlo de esa situación.

No destacaba por su técnica, pero tenía una entrega y una actitud que lo diferenciaban del resto. Universidad Católica lo descubrió cuando era un adolescente y lo sumó a sus filas.

Viajaba casi 5 horas por día para ir y volver de los entrenamientos, y fue papá de mellizos a los 17 años, pero nunca bajó los brazos. Debutó como profesional en el 2006 y cosechó los frutos de su esfuerzo.

Poco a poco se fue ganando un lugar en el club, y se metió a los hinchas en el bolsillo con un doblete en el clásico contra Universidad de Chile.

El nivel que demostró durante 3 años en el campeonato chileno lo puso en la mira de los grandes del continente. Gary abandonó el club de sus amores cuando recibió una propuesta que no pudo resistir.

Medel llegó a Boca Juniors en el 2009 para ponerse a las órdenes de Alfio Basile y jugar junto a Juan Román Riquelme. Ya era un jugador de Selección y los “xeneizes” lo ovacionaron en su debut.

Se adaptó al ritmo del fútbol argentino y se transformó en una pieza clave para el plantel. Se encargó de dejar en claro por qué lo apodaban “pitbull”, y la Bombonera deliraba con cada una de sus corajeadas.

Se consagró el 25 de marzo de 2010 en un superclásico contra River, en el que no dejó casillero sin tachar. Gary metió dos goles, se peleó con Marcelo Gallardo, lo expulsaron en el segundo tiempo y se fue al vestuario aplaudido por los hinchas.

El nivel que demostró con la casaca azul y oro le valió la convocatoria para el Mundial de Sudáfrica 2010. Marcelo Bielsa, técnico de la escuadra nacional, confió en él y lo llevó como marcador central.

“La Roja” quedó afuera del torneo en octavos de final tras caer 3 a 0 contra Brasil, pero el equipo mostró que tenía mucho para dar. Gary declaró que “el Loco” Bielsa fue el mejor entrenador de toda su carrera, y supo defender su lugar en la selección.

Se quedó un año más en Boca después del mundial y fue titular indiscutido en el planteo del “Bichi” Borghi, pero la temporada no fue buena. Medel tenía 23 años, aceptó una seductora oferta del fútbol europeo y dijo adiós a La Bombonera.

Sevilla pagó más de 3 millones de euros por el aguerrido volante chileno, que se adaptó a la perfección al fútbol de España. Los hinchas lo admiraban por su garra y valentía, pero también lo criticaban cuando se metía en peleas innecesarias o dejaba a su equipo con uno menos por una reacción violenta.

Medel se encargó de compensar sus expulsiones a fuerza de goles y salvadas. Fue figura en un duelo contra el Barcelona y conquistó el corazón de la hinchada sevillista.

Luego de tres temporadas exitosas en España, sorprendió a todos con una inesperada transferencia al Cardiff. Se quedó sólo un año en la Premier League y sufrió el descenso.

Tampoco alcanzó lo que esperaba en el mundial de Brasil 2014. La selección chilena volvió a irse en octavos de final y Medel tuvo que frenar la pelota para revisar el rumbo de su carrera.

Con ganas de pelear cosas importantes, se sumó al Inter de Italia y los “nerazzurri” lo adoptaron de inmediato. La Serie A se convirtió en el escenario ideal para un jugador de sus características y volvió a mostrar su mejor nivel dentro de la cancha.

Su momento de gloria, sin embargo, llegaría con la camiseta de su selección. Bajo la dirección técnica de Jorge Sampaoli, “La Roja” se ilusionó con ganar la Copa América 2015.

Chile llegó a la final del campeonato contra Argentina, y Medel fue amonestado por una violenta patada al abdomen de Lionel Messi. El partido fue muy peleado y pudo ser para cualquiera, pero terminó en empate.

Desde el punto penal, la selección anfitriona logró la hazaña y consiguió un título histórico. Chile y Gary Medel gritaron “campeón” por primera vez en su historia.

Un año más tarde, en Estados Unidos, su equipo defendió el título en la Copa América Centenario. Chile avanzó a paso firme en la competencia y se enfrentó nuevamente con Argentina en la definición.

El desenlace del encuentro fue soñado para los hinchas, que lograron el bicampeonato de la mano de Juan Antonio Pizzi. “El pitbull” había logrado algo que parecía imposible, y se convirtió en ídolo indiscutido para la selección de su país.

Volvió al Inter tras la consagración, pero estaba decidido a vivir nuevas experiencias. Rechazó ofertas de Boca y otros clubes de América para convertirse en una de las estrellas de la liga de Turquía.

Jugó dos años en el Besiktas, pero se había alejado de los torneos más importantes de Europa. Para demostrar que seguía siendo un jugador de calidad mundial, aceptó sumarse al Bologna y regresó a la Serie A.

Pasó apenas un semestre desde que volvió a Italia, pero su apellido suena de nuevo como un posible refuerzo para Boca. “El pitbull” admitió que le gustaría volver al fútbol argentino y que mantiene el contacto con Riquelme desde su última etapa en el club.

Sólo el tiempo dirá si Gary Medel se pondrá de nuevo la camiseta azul y oro. Lo seguro es que, juegue donde juegue, el chileno seguirá enamorando a los hinchas con la garra, el coraje y el sacrificio al que nos tiene acostumbrados.

(Cadena 3)