SÁBADO 30 de Septiembre
SÁBADO 30 de Septiembre // GENERAL PICO, LA PAMPA
Seguinos en
Compartir
Twittear
  DOMINGO 17/09/2023
Carta abierta de un periodista para su hija que se va del país con la misma vocación
Valentina, tercera generación de periodistas, buscará cumplir sus sueños profesionales al otro lado del mundo.

No te das una idea lo que me costó animarme a escribirte estas líneas. Amagué una y mil veces y no lograba evitar autocensurarme; al fin y al cabo, lo que nos toca vivir estos días tiene mucho de celebración. Y aunque no deja de ser un momento de duelo, odiaría que se confunda con la idea de un exilio doloroso que, en realidad, no es.

Tampoco quiero que caigamos en el error de creer que todo está bien. Que como nos va más o menos bien, no tenemos derecho a reclamo. Si así fuese, esto de Australia sería mucho más un paseo que una búsqueda de horizontes. Por cierto, nunca tuve demasiado en claro si dejarte un sobre escondido en el carry-on, si colgar el texto en IG, o si tomarme el atrevimiento de preguntarle a los editores si daba para publicarlo.

Tampoco tuve la consideración de preguntarte a vos si bancabas que este asunto en carne viva se hiciese más o menos público.

El empujón final acabo de recibirlo mientras espero el avión que me traerá de regreso a casa desde Córdoba. Un chico no mucho mayor que tu hermano Fermín (11 años) se resiste a soltar a su papá, a punto de cruzar a la zona de preembarco. Lo abraza como amo que me abrace Mincho cada vez que festejamos un gol de Boca o un try de Los Pumas.

Sin embargo, sospecho algo de desesperación en ese abrazo. No me animo a preguntar, pero juraría que en esa despedida hay bastante más que un vuelo de una hora y monedas. Quizás la distancia física sea mayor. Tal vez, sea uno de los muchos viejos que hacen cabecera de playa para, si las cosas marchan, después instalar al resto de la familia. Sabemos de amigos que lo han hecho. Sabemos de alguno a los que aún le está costando hacer pie y, entonces, al esfuerzo de hacer lo que sea con tal de abrirse puertas, se le suma cruelmente el bajón por no cumplir con la promesa de “antes de las Fiestas estaremos de vuelta todos juntos”.

Quizás todo este asunto sólo sea una elucubración arbitraria mía, y lo del abrazo desesperado del pibe tenga todo de amor filial y nada de drama. Entonces, sería apenas una excusa para, al fin y al cabo, tomar carrera y bancarme tener que escribir bajo un inevitable chaparrón de lágrimas.

Creciste escuchando a tu amado abuelo -¿puedo apostar que detrás de tus clases de alemán hay algo de homenaje al inolvidable Diegui?- denostar eso de caer en lugares comunes. Seguramente, algo de eso habrás oído de boca del cabrón de tu viejo. Inteligente como sos, te habrás dado cuenta de que, detrás de esa postura espléndida se esconden dos rottweilers veganos a los que, cuando dejan que el corazón les salga a flor de piel, les toca las de la ley. Y caen en eso que consideran ordinario como cualquier hijo de vecino. Así me siento hoy. Necesitado del lugar común, obvio en cualquier cosa que se me ocurra escribir respecto de tu viaje a las antípodas, sin pasaje de regreso.

Aunque lo vas a descubrir y disfrutar mucho más que yo, quiero contarte que estas viajando a un país que me fascinó desde antes de conocerlo. Quizás por esa historia increíble de ser uno de los pocos países que participó de todos los Juegos Olímpicos, viniendo aún más que nosotros desde el culo del mundo. O por la epopeya de los Wallabies, el seleccionado de rugby que, en 1984, le ganó a los cuatro seleccionados británicos con una presencia estelar del Topo Rodríguez, ese pilar entrerriano-cordobés que solía dormir en casa del Abuelo Diego cuando lo citaban para jugar en Los Pumas y que, desde entonces, se fue a vivir y a jugar en un bello club sobre el mar en las afueras de Sydney. El mismo cuyo contacto te pase con la ilusión de que jamás tengas que usarlo, salvo que sea para compartir con él una cerveza en la barra de cara al Indico del Warringah, su club adoptivo.

Hace casi 35 años viajé por primera vez a ese país. Lejos de avisarte por escrito lo que pronto vas a ver en persona, sólo quiero contarte dos cosas.

Una. Cuando viajes a Melbourne y te persiga una mosca desde tu llegada hasta tu partida, no te preocupes. Hay, casi casi, una por persona. Alguien me dijo que por esa razón inventaron esos simpáticos sombreros con corchitos que cuelgan y se mueven para ahuyentarlas.

Dos. No te incomodes si muchas cosas de esa tierra y de su gente te hacen a acordar a la Argentina. Tampoco lo hagas si terminas preguntándote qué es lo que, con tanto en común, terminó haciéndonos tan diferentes.

Está claro que el tuyo no es un desarraigo dramático. También está claro que no debe ser demasiado estimulante tener tres trabajos y no poder ni soñar con comprar ese autito del cual te hablan en los discursos.

De mi parte, el nudo en la panza tiene que ver con que, desde que hace unos meses sacaste tu pasaje, no puedo dejar de extrañarte. Sabes bien lo que me cuesta el aquí y ahora. Y eso hace que cuente mentalmente cuántos viajes juntos hasta Colegiales nos quedaban antes del vuelo. Porque aún siendo silenciosos o interferidos porque el laburo de ocasión me lleva a intoxicarme con el día a día de las AM en lugar de volar con la música que sabemos compartir, son momentos nuestros. Porque a sabiendas de que la tozudez y muchas veces la falta de conexión me llevó a encerrarme en un tipo de silencio mucho menos afectuoso, no puedo dejar de sentir que me van a faltar tus reflexiones inteligentes, como cuando me hiciste notar que no podía putear con el mismo énfasis por un problema de salud que por una computadora que se cuelga.

Qué decir de tu pasión por nuestro oficio. Por tu extraordinaria evolución como mujer de medios. Por amar el deporte tanto como alguna vez creí amarlo yo. No sabes el orgullo que me da saber que nadie podría prepararme como vos esos maravillosos mataburros para llegar enterito de data a cada Juego, a cada Mundial. Y que, ahora, un montón de gente sepa que vos sos la autora.

Prontito estarás en el aire soñando con lo que te mereces. Que no es distinto de lo que merece cada uno de los que hacen el check-in en Ezeiza, escondiendo detrás de un presunto enojo una profunda tristeza.

El gran lugar común del momento es el de machacarse la cabeza por no haber sido capaz de construir algo mejor en casa. De no haber puesto límite en tiempo y forma. De olvidarnos del traidor de ayer sólo porque el de hoy te traicionan un poco más. De llenarnos la boca hablando de lo rico que es un país lleno de pobres.

Por supuesto que es demasiado narcisista creer que esto de hacer de nuestra tierra el mejor lugar para vivir es cuestión de a uno. Pero tampoco dejo de cuestionarme si no he sido uno más de los millones que naturalizamos hasta lo aborrecible caminando como zombie detrás de la idea de un golpe de suerte. Otra vez el lugar común: ¿Qué país hemos intentado dejar para nuestros hijos y nuestros nietos?

Así estamos, Valu de mi vida. Recogiendo mocos que escapan cuando aflojan las lágrimas.

Dame un ratito y me daré cuenta de que tu aventura no tiene fallas. Y que, aún estando tan lejos, siempre estarás en el asiento de al lado compartiendo mis silencios y regalándome tu sabiduría.

Y pensando, con mucho respeto y cuidado, si no seré uno más de los que se resignan a que estemos construyendo un Muro de Berlín a la Argentina.

-Gonzalo Bonadeo-

(Infobae)

Comentarios
 
ACLARACIÓN: No se publicarán insultos, agravios, ni cualquier otro texto con términos injuriosos.
Tampoco se publicarán comentarios con mayúscula fija.
No observar estas condiciones obligará a la eliminación automática de los mensajes.
 
 18/09/2023 | 17:41 Hs
Enviado por Palito
Qué conmovedoras palabras...es la triste realidad de miles de familias. De hecho, los datos migratorios dicen que emigran 133 argentinos por día, miles de sueños por cumplir y una sensación de vacío y bronca enorme para los que quedan. Es el dolor, incluso, de los padres de los chicos que se van de nuestra provincia, porque no encuentran oportunidades ante tanta decadencia...Hasta hace unas décadas, estábamos a un paso de superar a las mejores economías del mundo, pero nos quedamos, perdimos, tocamos fondo...Hay un fanatismo futbolero por los partidos políticos, que cierra las mentes y divide a los argentinos. No quieren que gane el pais, sólo su candidato y su boleta...Si por una vez nos pusiéramos de acuerdo, enderezaríamos el barco hacia un mejor puerto, pero no, somos un Titanic que se busca todos los icebergs...y no hay patriotismo, salvo cuando juega nuestra gloriosa selección, que justamente, esta formada por pibes que migraron...buen viaje, Valentina, y como tantos, ojalá algún día todo cambie para que puedan volver...
 
 18/09/2023 | 10:20 Hs
Enviado por Setimia
Valentina va a triunfar en su cometido. Mis abuelos , mi padre y muchos otros europeos hicieron ese viaje al revés. Hay historias que se repiten, duelen, y al final logran , con esfuerzo y trabajo , lo soñado. Ánimo Valentina.....
 
 17/09/2023 | 22:41 Hs
Enviado por Don Servicio
Los hijos que se animan, en gran medida, tienen posibilidades económicas propias o de sus familias para emigrar. Eso pasó siempre y también una buena cantidad regresan. Lo que más preocupa y duele, son los que se animan a quedarse y a luchar día a día para tratar de cambiar las cosas. Recién veía a un lacrimógeno Capitanich decir "han sido 22 años de servicio..." Digo, si hicieron un servicio para dejar 50 % de pobres y ellos son millonarios, está claro: los políticos se sirvieron de nosotros y del país. ¿Hasta cuándo?
 
 17/09/2023 | 21:24 Hs
Enviado por argentina
no hay kirshnerismo,sino solo uno, o sea peronismo,sino decime argentino conque votos llegan?yo deje de ser peronista gracias a Dios, hace muchos,muchos años,creo alla por los 70.leyendo vi que era lo que siempre hizo peron y la eva.pero hoy con mas realidad
 
 17/09/2023 | 16:18 Hs
Enviado por Argentino
La vida en este país es mucho más cruel para casi todos. Y no salimos a llorar, sino que nos la bancamos. Se vienen tiempos duros, más que nunca nunca, los jóvenes se tienen que ir a vivir afuera. Argentina está enferma , el kirchnerismo insfestó de ignorancia, violencia y brutez. Aceptemos el futuro no existe en nuestra tierra . Me duele ser peronista y haber sido cómplice de estos K que son una caricatura salida de “El matadero” de Echeverría
 
 17/09/2023 | 15:58 Hs
Enviado por Picoquerido
Gonzalo…comparto plenamente, palabras mas palabras menos, es lo que sentimos padres que nuestros hijos se animaron a explorar en un pais tan lejano como previsible como es Australia. Ellos estarán bien!!!
 
Escriba su comentario



Diseño y diagramación: A P