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  MIÉRCOLES 30/05/2018
Abogados denuncian cuadreras ilegales en La Pampa y piden que la Policía no brinde adicionales
La delegada provincial de la AFADA envió una nota al ministro Tierno, mediante la que solicitó que se “prohíba la prestación de servicios adicionales de seguridad”. La profesional no informó en qué localidades pampeanas habían detectado carreras hípicas ilegales.

La Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA) pidió en una nota al ministro de Seguridad de La Pampa, Juan Carlos Tierno, que no brinde los servicios adicionales de seguridad de la Policía en las carreras ilegales de caballos o cuadreras.

La presentación fue realizada ayer por Cecilia Inés Domínguez, delegada provincial de la AFADA. Según dijo en un comunicado de prensa, reclamó a Tierno que “se instruya al jefe de la Policía Provincial que ‘emita una circular que prohíba la prestación de ‘servicios adicionales de seguridad’ a la Policía en todo evento o competencia relacionada con la actividad hípica ilegal (también llamada ‘cuadreras’) dentro del territorio provincial”.

A su vez, solicitó que “proceda a la inmediata localización de los lugares en los que se desarrollen estas carreras ilegales de caballos en toda la provincia y a la individualización y persecución penal de sus organizadores, dueños o propietarios de Clubes o Establecimientos Hípicos donde ellas se realicen, como también, de otros autores cómplices o encubridores relacionados a ellas (propietarios de caballos, dueños de haras o studs, veterinarios, responsables de blogs, páginas web y perfiles de Facebook donde se promocionen estos eventos, etcétera)”, según consignó Diario Textual.

La profesional no informó en qué localidades pampeanas habían detectado carreras hípicas que no contaban con autorización.

El pedido resulta, de todas maneras, algo extraño: se le solicita al ministerio que prohíba a sus policías participar de una actividad ilegal. De alguna manera lo reconoce la asociación de abogados. “Las Fuerzas de Seguridad -sostuvo la ONG- están impedidas legalmente de participar en actividades ilícitas (aunque en la práctica lo hagan), pero lo que no es admisible, desde ningún punto de vista, es que el Estado siga autorizando (implícitamente) el desarrollo de actividades ilegales mediante la intervención de las fuerzas de seguridad locales en ellas, permitiendo que sus Agentes de Seguridad, por el hecho de ganar un ‘dinero extra’ se transformen en ‘delincuentes uniformados’. El Estado está para brindar seguridad ciudadana y no para proteger delincuentes”.

“Por otra parte -agregó- las fuerzas de seguridad tienen el deber ineludible de actuar de oficio y en forma urgente ante la comisión del delito, realizando las diligencias urgentes y necesarias para acreditar la existencia de los hechos y la determinación de sus responsables, para evitar que el delito se siga cometiendo y colocar a sus autores a disposición de la Justicia, ya que si no lo hacen, estarían incurriendo en incumplimiento del deber de funcionario público, lo que su vez, también puede ser denunciado ante una Fiscalía o ante el propio Ministerio de Seguridad, hecho que no ha sido posible lograr en los últimos años, por el evidente desinterés, ignorancia e inexperiencia del personal policial en el tratamiento y prevención de la problemática citada”.

Además, pidió al ente controlador de los juegos que “deberá extremar las medidas de fiscalización y control para impedir el juego y las apuestas clandestinas” en este tipo de competencias.

La AFADA recordó que el 27 de agosto del año pasado, el Jockey Club de la localidad de Goya (Corrientes) fue noticia en todos los medios del país cuando en una carrera ilegal de caballos la yegua de nombre “Doña Fantasía”, propiedad del futbolista José “Pepe” Sand, cayó desplomada y murió de un presunto “paro cardiorespiratorio”, causada por el suministro ilegal de drogas prohibidas.

El hecho dio lugar a una investigación penal en aquella localidad correntina en la que han sido “imputados” por “maltrato y crueldad animal”, además de personajes públicos y empresarios, funcionarios policiales que prestaban “servicios adicionales de seguridad” en el evento.

ADAFA equiparó las carreras de caballos ilegales a las de perros, recientemente prohibidas en todo el país. “Las Carreras de Perros (principalmente de la raza “Galgos”) tienen estrechas similitudes con las Carreras de Caballos Ilegales (o Cuadreras) donde por lo general sus partícipes son de un mismo nivel cultural y social, se dedican de modo frecuente a estas actividades sustentado en un sistema de juegos y apuestas clandestinas, donde tampoco existe control alguno del Bienestar Animal de los Equinos que son utilizados en esas competencias, y que sirven de ‘pantalla’ a otras actividades ilícitas”.

“Los animales son entrenados diaria y rigurosamente en base a ‘castigos corporales’; aislados días previos al evento donde ‘irán a sufrir’; y luego, son llevados sin agua y sin comida, en trailers ‘de la medida del equino’, sin espacio suficiente para poder moverse libremente, ni girar, ni recostarse, expuestos a las inclemencias del tiempo, y al estado de las rutas (que unen los campos en los que estos animales viven y el circunstancial ‘lugar de la competencia’)”.

“Al llegar a las ‘pistas clandestinas’ son infiltrados con estimulantes, analgésicos u otras sustancias ilegales para que mejoren el rendimiento físico (la mayoría de las veces sin conocimiento de los organizadores y dueños de los establecimientos, y a veces también, con el ‘visto bueno’ de ellos)”, dijo la ONG. “El suministro de drogas se realiza, la mayoría de las veces, por personas que no tienen título habilitante’ para ello (con la total displicencia de los organizadores, dueños de hípicos, y demás público participante), al momento de la competencia son obligados a ingresar a las ‘gateras’, muchas veces a los golpes y ‘contra la propia voluntad del animal’, bajo un público ignorante y enardecido que, al mismo tiempo que el animal se encuentra en el lugar de partida, grita cualquier cosa, provocando un ensordecimiento general y gran stress a los caballos participantes (que pueden ser dos, tres, cuatro o más). Cuando empieza la carrera, el animal corre entre 200, 300, 400 o hasta 1000 mts. en algunos casos, bajo el sistemático castigo del jockey con una ‘fusta’, hasta llegar al final dentro de un gran agotamiento físico, que muchas veces termina con lesiones o la propia muerte del ejemplar…”, relató.

(Diario Textual)

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