Por el camino paramos en un lugar donde había unos cinco puestos de sandias y melones al costado de la ruta, nos bajamos y un grupo de hombres se acercó para invitarnos a comer fruta y tomar té.

Decidimos sin dudar en dormir ahí mismo, por la noche todo se apagó y quedamos bajo un cielo de estrellas, oscuro, silencioso.

Al otro día, bajo la lluvia, uno de los chicos que trabajaba ahí toco la puerta de nuestra casita, nos traía te bien calentito para desayunar en la mañana gris y fría diciéndonos que había intentado despertarnos antes.

El camino que hicimos es uno de los pocos que hay en el mapa, desde Maku, que fue donde conocimos a nuestra primera familia iraní, pasando por Tabriz, donde dejamos atrás el centro de la gran ciudad y decidimos parar en las afueras durante un par de días para reponer energías porque un estado gripal nos tenía a toda la familia un poco desganada.

Camino a Teherán, ya oscureciendo, entramos en una ciudad bastante grande de nombre Abhar donde en el primer lugar que paramos para estacionar la camioneta y pasar la noche un señor se acercó a conversar y a los cinco minutos ya estábamos invitados a cenar a su casa... y fuimos.

Allí nos recibió su mujer, sus dos hijas y su nieta, este simpático hombre de nombre Massoud había sido camionero en Pakistán e Irak así que nos dio su mirada de la realidad en las rutas y sus consejos. El hizo una de las oraciones del día en el living de su casa mientras que la mesa se llenaba de frutas frescas, te y dátiles y el olorcito a comida hecha en casa salía de la cocina. Luego del aperitivo vino la cena, y después volvió a aparecer el té con frutos secos. Charlas y más charlas, fotos, más te. Nos ofreció para que nos diésemos una ducha y luego no tuvimos opción a decir que no, tanta fue la insistencia para que nos quedemos a dormir que nos quedamos... el living se convirtió en una cama gigante, poniendo colchones y cobertores para una noche calentita. Al otro día nos despertamos y nos esperaba sobre la mesa un desayuno con pan recién horneado.

Y nos fuimos... pero queremos contarles que ya estábamos invitados también al almuerzo!!

Irán es así!!! Hay que ponerse firme algunas veces si uno quiere adelantar en el viaje y no quedarse varios días en un mismo lugar. El cariño y la hospitalidad aflora todo el tiempo, por todos los lugares.

Pero hay que seguir, el permiso que tenemos para cruzar el país se vence y hay que respetarlo. Ya lo hemos renovado por un mes más.

Seguimos viaje, próxima parada Teherán...

Una ciudad totalmente distinta a lo que uno se imagina, una ciudad con toda la fuerza, atravesada por infinitas autopistas, cinco líneas de subte, edificios, grandes espacios verdes, gente y más gente. Inmensa, llena de vida, con unos 14 millones de habitantes, contenida en su cara norte por altas montañas donde con buen tiempo se disfruta de largas caminatas y en invierno se transforma en un importante centro de esquí. Abundan los coches viejitos y destartalados pero también los hay modernos y lujosos.

Habitada por gente amable y simpática que no duda en preguntarte “¿puedo ayudarte en algo?” O diciendo…”Bienvenidos a Irán!”

Fuimos recibidos por una ciudad caótica, bulliciosa, más asiática, con un tránsito que da realmente un poquito de miedo, tanto para el conductor o el peatón.

Todo es milimétrico, los coches en su mayoría están bautizados con rayones y abolladuras por los cuatro lados. Se cruza la calle por donde más guste y se pasan los semáforos en rojo de la manera más natural.

La vuelta en U es moneda corriente. El casco no existe para casi nadie. Los bocinazos no son demasiados, ya todos conocen las reglas, pasa el que primerea y si al doblar una esquina alguien viene en contramano ni se mosquean. Hemos visto maniobras impensadas, como la de algún coche yendo muy tranquilamente marcha atrás por la autopista.

Cuando llegamos decidimos instalarnos en un parque muy bonito, chiquito, lleno de flores, cerca de todo. Cada lugar verde tiene mesas de ping pong y con tableros de ajedrez donde mucha gente juega. Desde acá nos movemos en subte, caminando o algunas veces en taxi que es muy barato y una curiosidad: no tienen taxímetro, hay que arreglar el precio antes de subir y lo normal es ver coches comunes utilizándose como taxis comunitarios que tienen un recorrido como un autobús.

Venir a Teherán era para conocerlo, vivirlo y hacer nuestras visas de India, nuestra idea era pasar unos diez días en esta ciudad pero... acá estamos todavía, hace más de un mes que disfrutamos recorriendo cada rinconcito de esta ciudad y esperando el permiso para poder entrar al país de los mil dioses.

Nos hicimos de muchos queridos amigos y esos amigos nos presentaron a sus familias y se hizo una cadena. Recibimos todo tipo de invitaciones, a compartir cenas en sus casas, paseos por la montaña, visitas a los museos, a caminar por los inmensos jardines donde era el palacio del Rey, a banquetes familiares, a cumpleaños, a fumar en las auténticas pipas de agua y hasta asistimos a un ensayo de un amigo para una película. Es simplemente compartir tiempo y brindarnos cariño. Nunca le dijimos que no a nada!! Nos llenan el corazón de tanto amor.

Mani y Nima, los hijos de una amiga que viven cerca de casa lo invitaron a Quintín a jugar a un club de futbol, el Setaregan, hace unos 15 días que él asiste a los entrenamientos junto a sus compañeros respondiendo por deducción a las consignas del entrenador en farsi (idioma de aquí). Y nosotros haciendo la hinchada.

Encarar a lo desconocido es un aprendizaje maravilloso para ellos.

Alma y Quintín ya se comunican en inglés y se interesan para aprender más de la vida cada día. Tratan de hacerse entender como sea y lo consiguen. Son felices.

Hace más de un mes que estamos en esta ciudad y ya nos sentimos parte. Nos mareamos menos con la cantidad de ceros que tiene el Rial (así se llama la moneda de acá) donde una cuenta en el mercado puede llegar a ser de millones y millones de riales.

En el parquecito donde paramos está el placero que cada mañana nos da los buenos días y cada tanto compartimos algún te. Las señoras que siempre están ofreciéndoles golosinas a los niños sentadas en los bancos viendo cómo se pasa la vida con los últimos rayos del sol de otoño. Los vecinos que ya nos conocen. Y siempre alguien se acerca para charlar un rato u ofrecernos algo para compartir.

Días atrás fue carnaval, se conmemoró la muerte del Iman Hussein, su profeta. A gran diferencia de nuestro carnaval durante varios días la gente vistió de luto por las calles, puntos de oración en diferentes lugares de la ciudad y también puestos decorados con dibujos y escrituras donde ofrecían dátiles y te recién hecho en enormes pavas. Ceremonias en las calles, cantos, música, luto, llantos.

Otra curiosidad de Teherán: creo yo que es la ciudad de la rinoplastia, nunca en la vida vimos tantas mujeres en un mismo lugar con cirugías estéticas y nos llamó mucho la atención, es muy normal que las mujeres tengan un “retoque” en su rostro, desde chicas muy jóvenes hasta mujeres mayores.

La vestimenta es algo que cada mañana tengo que analizar que ponerme y a lo que ya estoy acostumbrada. Para salir de casa hay que cubrirse totalmente la cabeza, mangas largas, piernas completamente tapadas y en lo posible no marcar el cuerpo. Es inaceptable que una mujer no cumpla con esas reglas. Al llegar a una casa la mujer se quita todo el ropaje extra y su aspecto es tan normal como cualquier mujer de cualquier lugar del mundo, muchas visten musculosas, minifaldas, pantalones ajustados, ropa normal. Por eso cuando llegas de visita a un lugar privado hay una habitación disponible para que puedas cambiar de ropa. Es muy curioso ver como las mujeres vuelven a cambiar de aspecto a la hora de partir. 

Para que se imaginen algo que suele ocurrir alguna vez…estábamos con mi amiga charlando en la vereda, por supuesto que las dos teníamos el pañuelo puesto en la cabeza pero ella estaba con las orejas fuera, una mujer bastante extremista y cubierta con su chador (*) pasó caminando y al verla le pidió que se las cubra porque lo veía como una provocación. 

(*)El chador es una manta de color negro que cubre todo el cuerpo y hace que las mujeres parezcan vírgenes de luto levitando en sus pasos).

Ahora los días son cálidos y las noches frías pero en verano las temperaturas alcanzan los cincuenta grados y las mujeres tienen que estar completamente tapadas. Es algo que me cuesta mucho comprenderlo, algunas lo usan porque lo sienten y muchísimas otras visten de esta manera porque es obligatorio salir de casa cubierta, de no ser así las demás personas pueden advertírtelo o directamente la policía. En los hombres no está bien visto andar en pantalones cortos ni en musculosa o camiseta sin mangas. 

Ahora estamos en otoño, ya se ve la nieve nueva en las montañas desde la calle de nuestro barrio y el frio llego de repente. Oscurece a las cinco de la tarde.

Nosotros seguimos como en casa compartiendo con felicidad la vida con la gente que se va cruzando en nuestros caminos.

Gracias por acompañarnos!!!

Abrazos inmensos!! Y que la luz de los caminos no se apague nunca!!

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Hasta el próximo capítulo!!!!!!!!!!!!!!