Tenemos amigos que viven en el mismo pueblo y otros cerca de ahí, todos se mueven por la zona, llevando sus productos que hacen a diferentes ferias de la región, todo caserito y lleno de energía. Productos fabricados de manera artesanal como cosméticos, ropa, alimentos y decoración.  

La feria se hace jueves y domingos de cada semana y la plaza del pueblo se llena de fiesta, la mayoría del público viene de la capital cordobesa y en la temporada de vacaciones llegan visitantes de todas partes del país. Se puede pasar un día hermoso, entre colores y buenas energías.  

En un sector de la plaza están los puestitos donde se come riquísimo, se ofrecen carnes elaboradas de diferentes maneras, comidas de otras culturas como la árabe y la japonesa, comida macrobiótica, vegetariana y vegana, jugos exprimidos y típicas empanadas fritas, las de siempre. Cervezas artesanales, licores caseros, dulces y miel del monte. El aroma de todo junto inunda la cuadra que se mezcla con el sonido de la música en vivo que llega de cada esquina donde tambores, guitarras y hasta un arpa llena el aire del centro de Villa Las Rosas.  

En otra esquina un señor con manos bien rusticas y secas intercambia semillas en bolsitas de papel. En otro lado, encima de una mesa cientos de yuyitos del valle atrapan prometiendo los mejores tés curativos de la zona. Y así, entre comida, papel cartapesta, acrílicos coloridos, colgantes de cascaritas de naranjas, duendes, plantas, esculturas, almohadones de semillas relajantes, frutos secos y libros usados hacen un menjunje atractivo para todos los sentidos. Aparte de las pulseritas que venden Quintín y Alma, que son las más lindas! Las van fabricando en el camino y cuando pueden arman su puestito y las ofrecen a los visitantes. De ahí sacan su dinero para comparar sus cositas, libros y juguetes. 

No falta el pic nic, ni los mates que llegan desde los amigos o los desconocidos, donde la única excusa es charlar un ratito debajo de la sombra de algún árbol o del sol cordobés. 

Qué difícil es salir de Traslasierra! Como cuesta! Pero el camino sigue y este viaje recién está comenzando. Hay ruta para rato y miles de kilómetros hasta el lugar de llegada, pero al final de cuentas no importa hacia dónde vamos sino de qué manera y como, porque viajar es esto, es amigos, encuentro y despedidas, disfrute y camino y parar más tiempo si hace falta para estar un rato más compartiendo unos mates debajo del árbol gigante que tiene la placita del pueblo de Villa de Las Rosas. 

Gracias por acompañarnos!! 

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