Por la tarde llegamos a Split, la segunda ciudad más poblada del país. Es un puerto pesquero y base naval del Adriático y con un importante centro cultural y turístico.

De lejos se mostraba una ciudad con grandes edificios, al acercarnos podíamos ver que las urbanizaciones empezaban a quedar en las afueras. Dentro se encontraba otra ciudad, la antigua.

Estacionamos  y con la suerte de que era domingo no había que pagar (son pequeñeces que ponen felices a los que viajamos de la manera más barata posible).

Después de caminar unos minutos nos encontramos con una inmensa muralla que rodea el palacio y dentro con un sinfín de callecitas angostas como laberintos donde vamos descubriendo cada recoveco, cada rinconcito. Entre tantas cosas para ver dimos con un concierto de percusión hindú en una de sus salas, restos de columnas romanas por todos los rincones y también una gigantesca cúpula abrazando una de las salas que después de cientos de años se convirtió en un pequeño anfiteatro de un restaurante con músico incluido dando un concierto a la gorra.

Conocimos cada una de las salidas de la ciudad amurallada pero nos quedamos con la que nos llevaba al malecón, cerquita del mar.

Entre la multitud encontramos a Papa Noel, por lo visto andaba de vacaciones… nos tiró un par de palabras en italiano y que recordaba que alguna vez estuvo en Necochea y Bahía Blanca. Tomá!!

Seguimos caminando en una tardecita linda, con ese color rojizo que tanto nos gusta a la hora de sacar fotos y empezamos a escuchar una música familiar, al acercarnos... un grupo de locos aventureros del cono sur haciendo cumbia para los croatas.

Pasamos en Split cinco días acampados en un pequeño bosque que estaba clavado a orillas de un acantilado de cara al mar, con la mejor vista, gratis, cerca de la ciudad y en una especie de reserva llena de pinos y con algunos barcos encallados, con frescas caminatas a la sombra y playitas para darse un baño.

En el centro la ciudad seguía su ritmo.

En Split nos despedimos de nuestros amigos Davide y Sara con los que veníamos compartiendo un poco de viaje. Salud!

Dejamos la ciudad (costó pero arrancamos), siempre rumbeando al sur, dirección Dubrovnik, nos desviamos un poco pero era un lugar que no queríamos dejar de visitar. Las distancias no son largas pero como vamos tranquilos tardamos bastante en desplazarnos de un lugar a otro. En el camino se cruzan lugares muy bonitos donde parar y sin pensarlo dos veces bajamos los cambios, apretamos frenos y ahí nos quedamos.

Esta vez fue en una playita solitaria llena de erizos y la otra parada fue donde conocimos a Mario, un croata muy simpático que estaba preparando las herramientas de pesca arriba de su barquito y que con mucha alegría nos contaba que había ido a Argentina 20 veces de marinero y empezó a nombrar cada puerto de nuestro país.

La gente es muy amable, siempre alguien se acerca para charlar, ofrecer ayuda o simplemente intercambiar alguna palabra.

Llegamos a Dubrovnik, uno de los centros turísticos más importantes del Mar Adriático, donde después de dar algunas vueltas encontramos un lugarcito justo para poner "la casita", segunda línea al mar. Impecable!

De la época romana, la parte amurallada lleva como nombre "Ciudad antigua de Ragusa" que impresiona ya verla desde afuera rodeada de murallas y fortificaciones al pie de la montaña.

Hicimos un recorrido perdiéndonos entre sus callecitas. Restaurantes, bares y comercios infaltables a cada paso.

Esa noche dormimos ahí, al otro día a media mañana seguimos viaje a Bosnia.

Los invitamos a compartir el video!!

Un fuerte abrazo para todos!

Nos vemos en el próximo capitulo!

Gracias por acompañarnos!!!!

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