En efecto, no ceso de atender personas que tienen problemas con financieras de esta ciudad, de Santa Rosa, y también con comercios de venta de electrodomésticos.  

He visto los actos de usura más asquerosos posibles, en perjuicio de personas de bajos recursos y, muchas veces, de bajo nivel de conocimiento de temas financieros. Gente que viene a la consulta sin saber de qué se trata, donde lo único que entienden es que les están embargando el sueldo, pero no saben nunca cuánto deben ni cuánto han pagado.  

Me apresuro a responderles a los fanáticos de la responsabilidad individual, que esto se da casi siempre por la falta de información que debería la financiera, pero que obviamente no realiza, precísamente porque es parte del engaño para obtener una ventaja desproporcionada y sin justificación que constituye el elemento básico del delito de usura.  

El Código Civil y Comercial contiene hoy toda una regulación respecto de la información al usuario de servicios financieros, que se hace cumplir a las entidades fiscalizadas por el BCRA, pero que no cumple el resto de las llamadas "financieras", que son las que realizan los perores despojos a la gente.  

RESULTA IMPERIOSO CREAR UNA OFICINA DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR FINANCIERO, o bien dotar de una persona especializada en el tema a las oficinas de defensa del consumidor que ya existen. Los problemas con financieras son difíciles de resolver, porque muchas veces no justifican la intervención de un abogado particular, por su costo en comparación con el monto adeudado. La solución judicial, aunque posible, es lenta y cara.  

Por lo tanto, no hay otra manera de arreglar el tema que controlando a las financieras, que brinden la información necesaria a los consumidores, y que si no cumplen, reciban multas suculentas, que incentiven el cumplimiento de su parte. Por ejemplo, jamás explican cómo está compuesto el monto final que la persona adeuda, cuál es el costo financiero total de la operación (teniendo en cuenta el monto de capital que efectivamente entregan al consumidor, comparado con el monto final que tiene que devolver). Obligan a firmar pagarés por capitales muy superiores a los montos efectivamente prestados. Y un largo etcétera de maniobras ardidosas en contra de la gente que menos tiene (y que son los mayores consumidores -en términos cuantitativos- de estos seudo-negocios.  

Otro elemento que no puede faltar es la fiscalización permanente a las financieras de parte de RENTAS y AFIP. Esto que digo lo necesita con urgencia la gente de menores recursos, los más vulnerables del sistema, en muchas ocasiones por falta de conocimientos sobre cómo funciona el negocio en que están ingresando. Además, nos perjudica a la sociedad toda, puesto que una montaña de recursos se concentra en manos espurias, en vez de hacerlo en gente que se gana la vida honestamente. 

Por Pablo Rodríguez Salto