Olas poderosas y una marejada a causa del huracán Irma rebasaron el domingo el emblemático malecón de La Habana e inundaron miles de casas, negocios y hoteles, pese a que la tormenta se alejaba de la isla.
De momento no había información sobre muertos en Cuba, donde el gobierno se enorgullece de sus medidas para enfrentar los desastres y señaló que evacuó a más de un millón de personas.
Las autoridades advirtieron que las inundaciones podrían durar más de un día y no habían cuantificado aún los daños a las plantaciones de caña de azúcar y plátano en el centro de Cuba, así como a los centros turísticos en los cayos del norte, lo que podría afectar severamente al sector turístico, que es crucial para el país.
La poderosa tormenta arrancó tejados, derrumbó inmuebles y causó inundaciones a lo largo de cientos de kilómetros (de millas) de litoral después de la estela de destrucción que dejó por el Caribe.
Irma causó al menos 24 muertos en la región, donde las autoridades pasaban apuros para llevar asistencia a las comunidades devastadas.
En La Habana, de unos dos millones de habitantes, los sectores costeros entre el río Almendares y el puerto resintieron los mayores efectos de las inundaciones porque el agua del mar penetró hasta medio kilómetro (un tercio de milla) en algunos lugares.
Olas de seis metros (20 pies) de alto continuaban azotando La Habana, y el segundo jefe del Estado Mayor nacional de la Defensa Civil, coronel Luis Ángel Macareno, señaló que las inundaciones podrían persistir hasta el lunes.
Los trabajadores de emergencia y habitantes se desplazaban en embarcaciones y a pie por calles inundadas en las que había todo tipo de destrozos: árboles y cables eléctricos caídos, techos arrancados por los vientos y tanques de agua de cemento, que cayeron desde lo alto de las viviendas.
Elena Villar y su madre pasaron la noche en la recepción de un inmueble ubicado en tierras altas debido a que su casa en la que han vivido 30 años estaba inundada con 1,86 metros (6 pies) de agua.
Fuente: El Nuevo Herald