VIERNES 19 de Abril
VIERNES 19 de Abril // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  MARTES 28/06/2016
En Roca, donde vivía, murió Juan Raúl Rithner, un imprescindible de la cultura patagónica
Tenía 72 años. Fue docente, escritor, director de cine y teatro, periodista e investigador profundo de las leyendas patagónicas. Una obra de su zaga infantil sobre el “Pirata Pataluna”, inició en la década del ’70, en La Pampa, una relación maravillosa –no muy cultivada-, entre el títere de varilla y el actor, ambos en el mismo escenario.

Por su muerte, acontecida en la tarde del lunes, hay asueto en la carrera de Comunicación Social en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue, en Roca, donde Rithner fue docente durante décadas.

Escritor, docente e investigador (las leyendas patagónicas fueron su tema central de estudio), fue impulsor de la carrera de decenas de escritores jóvenes en la región.

Fue también periodista y jefe de la sección Cultura del diario “Río Negro” y también fue funcionario de Cultura en el municipio rionegrino.

Nació en Buenos Aires y se radicó en Roca en 1970, ciudad desde donde se destacó como cuentista para niños y adultos, autor teatral y novelista. Por estas producciones obtuvo más de veinte premios a nivel regional y nacional, estrenó dieciséis obras teatrales que le permitieron alcanzar el primer premio nacional de Argentores en una oportunidad.

En los últimos años, tras jubilarse como docente en la UNC en Roca dictó clases de escritura a jubilados roquenses en el programa de UPAMI.

En su trayectoria laboral también se destaca su actuación en el Fondo Editorial Rionegrino.

EN SANTA ROSA

Entre 1976 y 1977, los textos de Rithner llegaron a La Pampa de la mano de Manuel Vera, maestro titiritero que entonces recorría la región junto a Osvaldo Maggi, con un espectáculo de marionetas y juglar llamado “Andando de pueblo en pueblo”.

También de Roca, Manuel Vera –hoy director del Instituto Universitario Patagónico de Artes, el IUPA-, ofreció a un grupo de amigos santarroseños el texto de “Pataluna en el país de las maravillas”, del flaco Rithner.

El entusiasmo de aquel grupo entre los que estaban Hilda Alvarado, Guillermo FIorucci, Sonia Obieta, Rita Bustillo, Teresa Poussif y Guito Saavedra  entre otros, plasmó un trabajo bellísimo que trajo al autor a Santa Rosa para observar aquello que se había realizado en La Pampa con su obra.

Fue la primera vez que un actor sobre el escenario –una actriz, en este caso, ya que la protagonista fue la “Negra” Alvarado, hoy más conocida por su derrotero de cantante-, compartió la historia con los títeres de varilla.

Fue en el auditorio de la entonces Escuela Hogar de Santa Rosa, que pocos meses después se transformó en la sede del 4to. Cuerpo de Ejército.

“UN IMPULSO VITAL”

Pero ante la desaparición física de Rithner, nada mejor como semblanza de quien ha partido, que compartir el sentimiento de uno de sus amigos, Jesús Nori, volcado en Facebook.

“Este invierno viene muy frío. Demasiado frío. Y demasiado oscuro desde que se apagó un ser de luz unánime. Estamos viviendo un apagón cultural. Ha fallecido Juan Raúl Rithner.

Un helado. Luego la indigestión, la descompostura. Finalmente, el paro cardiorrespiratorio que certificó el acta de defunción. Sorpresa. Estupor. Nadie esperaba este desenlace. Los amigos fuimos llegando a lo largo de la noche, con la esperanza de que no fuera cierto.

Es que se murió una usina de proyectos culturales y artísticos, de esa cultura con una concepción amplia que incluía a todos, sin importar condición social o económica. Sé que mucha gente ocupó espacios públicos en el centro de la ciudad, que por primera vez bajó del barrio, porque Juan les enseñó que tenían derecho a expresarse. Porque él creía en vos, él se jugaba por vos si era necesario. Te daba alas, te guionaba las escaleras, te musicalizaba el aire, te señalaba el cielo y te ordenaba con esa sonrisa pícara ¡Volá!

Juan Raúl, un impulso vital que estremeció nuestras existencias, arrastrándonos a una vorágine de proyectos donde lo importante era el encuentro, la comunicación, la expresión, la afirmación del sí mismo en comunión con el otro.

No conocí a nadie con tanta energía. Alumnos veinteañeros te pueden contar que no podían seguirle el ritmo. Muchas veces discutí con Juan. Se consumía hasta la destrucción si no se enfocaba en la creación. Podía llegar a ser autoritario. Pero te callaba la boca con obras: libros, guiones que se transformaban en radio, cine, video, teatro, arte escénico, títeres. Le costaba mucho entender eso de los horarios, era un Quijote perdiendo con las burocracias y los reglamentos establecidos

Era un ARTISTA con mayúsculas, pero también un gran gestor cultural. Donde él andaba, también andaban los músicos, los escritores, los teatreros, los artistas plásticos. En la Universidad transformó aburridas aulas en escenarios de ensueño, los pasillos en desfiles de murgas, las paredes en explosiones de colores.

Hoy nos sentimos un poco huérfanos.

Juan, cumpliste con creces. Que descanses en paz. Ahora nos queda a nosotros no traicionar tu legado.

Gracias a vos la Patagonia tiene luces, Aldeas de Re Fa Sí, Países de la música y una Radio de La Vida”.

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