Esta comedia francesa tiene dos protagonistas en estado de gracia interpretativa, Marina Foïs y Laurent Lafitte, en una trepidante historia, divertida, inventiva y políticamente incorrecta.

El director toma riesgos tocando temas sensibles como la manipulación de los hijos y triunfa en el exceso, la exageración y la hipérbole.

Casados desde hace quince años, Florence y Vincent Leroy, son una pareja modelo. Tienen trabajos estupendos, un matrimonio perfecto y unos niños encantadores (o casi). Pero para no caer en la rutina de la pareja que se desgasta, deciden divorciarse. Cuando todo parece marchar sobre ruedas, son víctimas de su ambición desmedida, uno promovido a Dinamarca y el otro a Haití, se hunden en el abismo del divorcio.

La guerra está declarada, ninguno de los dos está dispuesto a tomar la responsabilidad de la custodia de sus hijos.  La idea principal: hacer que los hijos se aburran de estar con ellos. Cada uno de ellos va a intentarlo todo, poniendo en peligro la integridad, la salud y el orgullo de los hijos. Ella con una mente retorcida, capaz de ir lejos por lograr lo que quiere; él un poco más paciente, mintiendo torpemente intenta ganar esta guerra de emociones.

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