Se realizó en las instalaciones de la Asociación de Veteranos de Guerra de Malvinas “Alberto Amesgaray” de General Pico. Tuvo como eje principal el relato del desarrollo de la Operación Rosario.

Como disertantes, se presentó el Capitán del Buque Cabo San Antonio, José Luciano Acuña, quien en este momento es Almirante; el odontólogo de la tripulación, Rodolfo Costamagna y Francisco García, quien de manera improvista debió desembarcar para darle todo el despliegue a la infantería marina y, además, fue quien tomó las fotos de todas las instancias.

El Capitán Acuña comenzó relatando que se sintió impresionado y muy a gusto por la formación que posee la “Asociación Amesgaray”. Señalo que la Operación Rosario “fue de mucha importancia”. Además conto que “esta operación debía realizarse sin derramar sangre del enemigo ni dañar a los civiles. Si bien no eran argentinos, estaban pisando nuestro suelo”.

“La única manera que teníamos nosotros de evitar el combate ante los pocos oponentes que teníamos, era la de atacar con gran superioridad de número y de armamento en forma simultánea y de diferentes posiciones, de tal manera que los ingleses en ese momento no tuvieran otra posibilidad que rendirse”, sostuvo el almirante.

“Fue un objetivo difícil de cumplir pero lo logramos –relató Acuña-, ya que el gobernador se rindió y no hubo derramamiento de sangre, ni daño a los civiles. Se logró porque teníamos adiestramiento, teníamos los medios y un gran entusiasmo”.

El Capitán del San Antonio recordó que en ese momento habían mil quinientos hombres involucrados en la operación, pero que en el buque habían 872. “Las razones de seguridad y de guardar el secreto eran tales que como comandante no sabía que, cuando zarpamos, iríamos a Malvinas”, confesó.

“Zarpamos el 28 de marzo de 1982 y tuvimos que afrontar una de las tormentas más fuertes que he visto en mi vida –recordó José-. Por suerte, el 1 de abril estaba todo despejado. Ahí decidimos que desembarcaríamos el día 2”.

“Llegó ese día, a las 6 de la mañana estábamos listos –continuó-. Abrimos las compuertas y salieron los vehículos. 6.30, estaban los infantes desembarcando en la playa. Cuando terminamos, desde el Este, nos tiraron con una ametralladora pero no nos alcanzaban. Los ingleses salieron corriendo de la playa y se fueron para adentro”.

“Nuestra misión finalizaba cuando nos indicaran que teníamos que bajar algunos elementos de logística y después teníamos que tomar el Puerto Argentino”.

“El día 4 de abril zarpamos de regreso para Puerto Belgrano. Y para nosotros, ahí terminó la Operación Rosario –comentó emocionado Acuña y acotó-. Fue muy riesgosa, teníamos que entrar de noche, desembarcar a los infantes y volvernos”.

“Cuando me fui del buque, agradecí a mi tripulación. Desde el primer día que los vi, tengo un buen recuerdo de todos y del trabajo que hicimos, de lo que logramos. Siempre voy a estar agradecido”, finalizó.