Cristina Fernández de Kirchner recibió ayer a Mauricio Macri en la Quinta de Olivos. La Presidenta y su inminente sucesor se entrevistaron durante poco más de veinte minutos en la residencia oficial, que la actual mandataria deberá desalojar el 10 de diciembre después de 12 años y adonde el jefe de Gobierno –ya avisó durante la campaña– se mudará en breve.

Fue el primer paso de cara al traspaso de mando. Los jefes de Estado estuvieron solos, sin testigos y no hubo un registro oficial del encuentro: ni una foto, ni un video y tampoco, al cierre de esta edición, ningún comunicado del Ejecutivo.

Desde Presidencia le negaron a Macri el uso de una sala de prensa para dar una conferencia en Olivos. El presidente electo habló anoche por TN y si bien dijo que el cónclave fue “cordial” reconoció que no hubo avances concretos en la transición. Al contrario: dijo que “no valió la pena” insistir para que haya coordinación entre los ministros. Cristina dijo que sus ministros hablarán pero “después del 10 de diciembre”.

Macri le habría pedido a Cristina que habilitara a sus ministros a recibir a los reemplazantes que él designará en los próximos días con el objetivo de conocer el estado real de la administración área por área y avanzar en la transición. Sin embargo, la presidenta se habría negado, según dejaron trascender algunos de los funcionarios que acompañaron al jefe de Estado electo a la reunión. “Dijo que estarían a disposición después del 10 de diciembre, pero no antes”, contaron. En rigor, la mandataria no podría ordenar a ningún ex funcionario tal cosa.

De todos modos, el líder de Cambiemos valoró el encuentro y evitó cualquier reproche. “Fue una entrevista muy cordial. Tendremos un acto de traspaso muy bueno”, dijo Macri a los periodistas presentes al salir de la reunión, a las 19.45, en el portón de la calle Villate, el mismo por el que había ingresado 50 minutos antes.

El jefe de Estado electo planeaba un contacto más largo con los medios, pero debió suspender la rueda de prensa ante la avalancha de cronistas, camarógrafos, vecinos y curiosos que se acercaron y la acción ineficiente de los agentes de la policía bonaerense que, desbordados, no podían garantizar seguridad alguna. En el medio del desconcierto general, el futuro presidente salió en su camioneta por el túnel que lleva al portón que da a la avenida Libertador.

Cerca de Macri había malestar porque desde el Gobierno no habilitaron la sala de prensa, a pesar de que habían sugerido esa posibilidad. “No hubo un pedido formal, pero se supone que a un jefe de Estado debe dársele otro trato”, se quejaron. La excusa oficial fue que la sala de prensa no estaba en condiciones. El personal de seguridad de las fuerzas armadas presente Olivos le recomendó a Macri no salir a pie, pero desoyó el consejo.

Macri había llegado a la Quinta de Olivos acompañado por su vocero Iván Pavlosky, el director de Protocolo de la Ciudad Hernán Bielus y Federico Suárez, una pieza clave de su equipo de Comunicación. También lo acompañó su fotógrafo Nicolas Bovio, que solo pudo retratar al mandatario cuando bajaba de la camioneta.

Tras ser recibido por colaboradores de la presidenta, el líder del PRO y Cambiemos esperó junto a sus colaboradores poco menos de cinco minutos hasta que un asistente de Cristina fue por Macri para llevarlo a otra sala, donde lo esperaba la mandataria. Macri ingresó solo a la reunión, tal como reveló que le había pedido la presidenta cuando coordinaron el encuentro.

La jefa de Estado lo felicitó entonces por la victoria en el balotaje y le garantizó una ceremonia de traspaso ordenada. A pesar de los trascendidos que aseguraban que el presidente electo pediría la renuncia del titular del Banco Central Alejandro Vanoli y del director del AFSCA Martín Sabatatella, no hubo confirmaciones al respecto.

No era en realidad la primera vez que ambos se entrevistaban solos en Olivos. Según reveló la presidenta, luego de que coincidieran en la inauguración de las oficinas de Facebook en mayo, había recibido a Macri a principios de 2014, cuando éste le expuso su preocupación por la caída de la producción de trigo y ganado, pero –en opinión de Cristina– con datos “desacertados”. (Clarín)