D.R.G., el joven de 23 años detenido por la policía en Ciudad Evita, fue sometido a una rueda de reconocimiento el domingo. Pero no fue reconocido por ninguna de las personas que fueron asaltadas a cara descubierta y que por consiguiente, pudieron observar los rostros de los delincuentes.
No obstante esa defección, algunos de los integrantes de la familia Pascual – Domínguez, por ejemplo, afirmaron con meridiana claridad que el arma y las gorras secuestradas, fueron utilizadas por los delincuentes que los tuvieron más de 40 minutos privados de su libertad.
Indicaron al parecer, un detalle muy preciso de la pistola Bersa calibre 22 secuestrada en el domicilio de Ciudad Evita. Y también otros detalles puntuales de las gorritas. Esos elementos fueron secuestrados en el lugar donde vive D.R.G., el detenido.
No son las únicas pruebas que ligan al joven con los delitos cometidos en La Pampa. También existirían escuchas en las que aparecería involucrado.
Pero además, alguno de esos elementos estarían también relacionados en forma directa con el robo cometido en febrero pasado en Intendente Alvear, donde los ladrones se llevaron valiosas joyas, algunas de ellas también secuestradas en la vivienda bonaerense.
Mientras la policía sigue tras los pasos de otros integrantes de la banda ya identificados, la policía y la justicia piquense trabajan también tras la pista de los “entregadores” locales, ya sin ocultar que con sólo repasar los apellidos de las víctimas, resulta impensable que una banda de Buenos Aires llegue a General Pico y a Santa Rosa para robar a quienes sin dudas se eligió por tratarse de familias tradicionales vinculadas a las clases más altas.
Pero parece que todavía no hay resultados, aunque según especificaron las altas fuentes consultadas, la investigación todavía puede deparar algunas sorpresas.