Llegamos desde Kayseri, a unos 80 km., atravesando la meseta de Anatolia, en el centro de Turquía.

El lugar nos recibió con un paisaje lunar extraordinario, como sacado de alguna película de ciencia ficción.

Llegamos al pueblo de Goreme, felizmente y acalorados. Nos recibió con tranquilidad un cielo limpio y un turismo silencioso junto a ese paisaje de formación geológica única en el mundo.

La tierra del lugar se llama "toba calcárea" y es una piedra fácil de romper, por eso mismo el lugar está lleno de cavernas naturales y artificiales donde antiguamente fueron habitadas.

Hace diez millones de años la lava de los volcanes de alrededor cubría Capadoccia. Al enfriarse el suelo, los vientos, el frío del invierno, las fuertes lluvias de la primavera y los acalorados veranos crearon un paisaje de chimeneas donde luego los humanos tallaron iglesias, ciudades subterráneas y necrópolis.

La vista desde el mismo pueblo es increíble, uno se siente realmente en un lugar imaginario. A todo esto se le suma la amabilidad y la belleza de la gente del lugar ofreciendo productos frescos en las calles, artesanías, y ver como su vida transcurre tan tranquilamente.

Nos quedamos muchos días porque era difícil salir de ahí... la belleza del lugar atrapa de tal manera que cada mañana nos planteábamos quedarnos un día más.

La tercera noche nos fuimos a dormir al inmenso "Valle Rosa", en medio de la nada y con una luna gigante que nos alumbraba los pasos. Estacionamos la casita en medio del silencio procurando a la madrugada poder divisar el vuelo de los famosos globos aerostáticos de la Capadoccia.

Nos dormimos sin tener la certeza del lugar por donde podrían pasar y ansiosos por lo que podría llegar a venir.

A las 5.15 de la mañana empezamos a escuchar ruidos de grandes ventiladores, abrimos nuestra ventanita y el corazón empezó a latir muy fuerte. Inesperadamente nos encontrábamos en medio del despegue de los globos. Fue algo inolvidable, la sensación de correr a ver algo único, buscando la ropa de abrigo, las zapatillas, a las 5.15 de la mañana (un horario extraordinario para nosotros je!), calentando el matecito para salir al patio de casa y ver semejante paisaje.

Aun de noche el fuego que lleva el aire caliente reflejaba su luz en los inmensos globos, eso los convertía en gigantes luces esparcidas en el valle y que en minutos comenzaban a tomar vuelo.

Cuando empezaron a asomar las primeras luces del amanecer las siluetas comenzaron a aparecer en el cielo limpio empezando a invadir el espacio con mil colores en puntos más grandes y más pequeños a lo lejos.

Estábamos ahí, sin perdernos nada de la vida. Felices, disfrutando del cielo, la danza de los globos, del sol que llegaba y de la luna que se iba.

Mágico! El momento fue puramente mágico!

Claro está que los días posteriores seguimos yendo a ese mismo lugar, nuestro lugar, donde cada mañana saltábamos de la cama, calentábamos el agua para el mate y corríamos tras la belleza del paisaje.

Esperamos que disfruten mucho del capítulo!!!

Y el que ande con ganas de perderse en un cuento de fantasía véngase nomás!!  Capadoccia es el lugar indicado.

Gracias por acompañarnos en nuestro viaje!!!!!!

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Abrazos inmensos para todos!!!