La cadena triguera no esconde su pesadumbre por la caída de un 24 por ciento que registra el área sembrada en la campaña 2015/16, que dejó más de un millón de hectáreas sin cubrir con este cereal producto de la falta de financiamiento, precios internos y mercados externos, a lo cual también se le sumaron los problemas climáticos

“Esto se debe básicamente a las malas perspectivas económicas, ya que los precios propuestos para el cereal, que ronda los u$s110 por tonelada, no sirven para cubrir los gastos de implantación”, manifestó respecto al bajo nivel de siembra que experimentaron las tradicionales áreas trigueras.

Tras conocerse las dificultades que experimentaron áreas con exceso de agua por lluvias en el norte bonaerense, en el sur de Córdoba y en campos de Lobería, Balcarce y Tandil, el área triguera mantendrá “una superficie total de siembra de 4 millones de hectáreas, contra las 5,2 millones implantadas en la campaña anterior”.

Consultado sobre las cuestiones que condicionaron la intención de siembra del sector triguero, el vicepresidente de Argentrigo expresó que la actividad debe sortear “muchos problemas de financiamiento” y consideró que allí jugó un papel fundamental “el mal precio” que recibió la soja y el maíz en la última campaña gruesa. “Esto provocó una merma significativa en el ingreso de los productores trigueros”, reconoció.

El dirigente de Argentrigo y especialista económico de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca comentó que también pesaron otras cuestiones tales como “los problemas climáticos, que llevó a postergar la siembra y luego a no sembrar, y también a las restricciones a las exportaciones: lo que provocó una pérdida de más de un millón de hectáreas en la cobertura del trigo”.

En el caso del sudeste bonaerense, la producción de trigo registró la pérdida de 1,2 millones de hectáreas sin sembrar para el presente ciclo agrícola. Y como 1,7 millón de toneladas del cereal obtenido en la campaña 2014/15 aún esperan ser comercializadas -están ensiladas en los campos-, existe un stock que llevó al productor a no optar por una nueva siembra.

Con un valor de u$s110 para la tonelada y de hasta u$s150 para el grano de calidad superior, sembrar demandó una inversión por hectárea de u$s300, por lo cual solo permite obtener rentabilidad a partir de contar con un rendimiento que supere los 2,5 TN por hectárea. (Fuente: DyN)