VIERNES 19 de Abril
VIERNES 19 de Abril // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  MARTES 25/08/2015
Zircaos Vuelta al Mundo. Turquía. Capítulo 15
A medida que nos vamos metiendo en el interior de Turquía todo se vuelve cada vez más interesante. Este capítulo nos lleva a Pamukkale, un lugar precioso que se encuentra rodeado de verdes campos y montañas.

Pero vayamos por parte... de las costas del Mar Negro decidimos bajar hasta el Mar Mediterráneo, esto quiere decir que cruzamos el país de norte a sur exactamente.

Tomamos una ruta que elegimos entre unas pocas que había. Los campos se fueron haciendo más inmensos y encaramos a la libertad de volar para seguir descubriendo. El viaje llevaba algunas horas bajo un sol caliente y pesado, donde era imposible conseguir una sombra. Hicimos una parada en el medio para hacer el almuerzo bajo dos pinitos pequeños que pertenecían a la entrada de un hostal. No corría ni una gota de aire. Comimos algo fresco, frutas, quesos, tomates y pan y decidimos seguir esperando ansiosamente que empiece a caer el día para encontrar un poco de fresco. El calor sofocaba.

Cuando ya empezaba a caer el sol entramos en un pueblo muy pequeño, pequeñísimo, sus casas de barro se confundían con la única calle que lo atravesaba, diferentes animales caminaban muy tranquilamente, gansos, gallinas y alguna cabra. Un grupo de hombres sentados bajo una higuera tomando té y el paisaje que se iba convirtiendo con ese color rojizo tan hermoso que le da la caída del sol.

Decidimos seguir hasta el próximo pueblo que estaba a unos 5 km. campo adentro y llegamos a ASLANAPA, un pueblo un poco más grande, donde a nuestro paso la gente miraba, ya que no entendían mucho que era lo que hacía ahí una familia de viajeros.

Paramos bajo un árbol aprovisionando la sombra para el otro día y rápidamente nos preparamos para salir a caminar por el pueblo. Fue hacer apenas dos cuadras y un señor nos paró en una esquina para preguntarnos si hablábamos alemán ya que él había vivido en Alemania. No pasaron dos minutos que empezaron a acercarse algunos niños y mayores y entre ellos llego Ismael en su bicicleta, un chico de 20 años que hablaba inglés. Su alegría junto a la nuestra hizo que empecemos a conversar y al ratito nomas nos invitó a dar un paseo y a probar la comida del lugar en un restaurante pequeño, comimos kofte (pequeños medallones de carne picada bien condimentados) que son acompañados de arroz con piñones, cebolla cruda, tomate, pan y un pimiento picante. De beber, ayran (la bebida de aquí a base de yogurt). Riquísimo!! Está de más contarles que en ese momento siguió acercándose alguno para enterarse de quiénes éramos. Hasta la policía paró y le preguntaban a Ismael que hacíamos nosotros ahí? Porque estábamos en ese pueblo? Que no había nada para ver. Que no era turístico. Nosotros nos sonreímos y queríamos explicarles que era esto lo que nos gustaba del viaje, la gente. Creemos que mucho no comprendieron...

Luego de la cena siguió la invitación a tomar té y ahí fuimos.

Después de una larga charla nos despedimos hasta el otro día con foto de por medio con nuestro amigo que tan bien nos había recibido.

Al día siguiente cuando terminamos con la tarea de la escuela apareció Ismael en su bicicleta, iba para la mezquita a hacer el rezo del mediodía, pasó con la invitación de ir a almorzar a su casa. Felices dijimos que sí.

En media hora pasó a buscarnos. Llegamos a su casa que estaba a unas dos cuadras de nuestra camioneta. Subimos al primero de los tres pisos del hogar, dejamos los zapatos antes de entrar y cuando se abrió la puerta su mamá con una sonrisa nos llevó al comedor, se sintió profundamente el humito de cocina, el olorcito de comida casera, de hogar, nos sentamos y en un momento la mesa se llenó de mil recipientes redondos, pequeños, donde cada uno traía diferentes sabores y olores. Sopa de garbanzos, arroz y piñones, yogurt con cebolla, verduras, pollo ensopado, ayran, cerezas al natural, sandía (fruta infaltable en cualquier reunión turca) y los dulces de acá que son riquísimos!!! Y… mucho amor.

Y de ahí al jardín a tomar té con peras recién sacaditas del árbol.

Nos despedimos con alegría y tristeza también. Acabábamos de dejar a un nuevo amigo en el camino de este viaje.

Próximo destino: Pamukkale. Tardamos unos días en llegar. El calor seguía tan fuerte como siempre.

Cuando vimos esas montañas impresionantes, de color blanco, fuera de contexto nos quedamos sin comprender tanta belleza.

El lugar está situado al sudoeste de Turquía. Los movimientos que provocaron frecuentes terremotos ocasionaron estas fuentes de aguas termales y fueron estas mismas aguas, con su alto contenido de minerales (creta sobretodo), las que crearon Pamukkale, que en turco la palabra significa "castillo de algodón".

Con el tiempo el agua va haciendo gruesas capas blancas y a simple vista parecen cataratas congeladas.

En el año 1988 fue declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Entramos al lugar por uno de los tres accesos.

Elegimos el más tranquilo y solitario, desde un lado de la colina empezamos la caminata. Pasamos primero por Hierápolis, el balneario que fue creado a finales del siglo II (a.c.). El sitio hoy alberga las ruinas de las termas, los templos y otros monumentos griegos.

Y unos cuantos minutos después, entre paseos, ruinas, fotos y filmaciones llegamos a la cima de las montañas de algodón.

Desde ahí se podía tener una vista general de todo, del pequeño pueblo, de las piscinas, de los cerros que rodean el lugar, de las rutas que se pierden a lo lejos, en el campo. Una vista maravillosa e imponente, donde uno se sentía chiquito a lado de semejante paisaje.

Nos metimos unas horas en las piscinas, agua calentita y blanca, el suelo tiene una especie de barro blanco definido como yogurt según Alma y Quintín.

Terminamos el paseo ya de noche.

Siguió el viaje, destino playa!!! Bajamos hasta el mediterráneo recorriendo varias playas y buscando alguna donde se esté más tranquilo, sin tanto movimiento de verano con turistas alocados y los locales a la pesca de clientes para ofrecer todo tipo de cosas.

Después de varios lugares repletos de gente pero disfrutando de lo que se presentaba, entre subidas y bajadas montañosas en las entrañas de Turquía encontramos lo que buscábamos, Demre, donde mas no se podía pedir, estábamos solos, km y km de playa solo para nosotros, sombra y agua fresca. Decidimos que ahí íbamos a pasar nuestras vacaciones del viaje.

Durante el día nadie más que nosotros y por la tardecita empezaba a llegar la gente del lugar en coches y algunos en tractores, con su familia para los típicos picnic turcos que consisten en grandes cantidades de comida hechas en el momento, es decir, llegan y comienzan a pelar cebolla, cortar tomates, pimientos y todo lo necesario para cocinar, es como si mudasen la cocina al parque. En unas horas la comida estará lista para compartir en familia. Aparte de los hornillos que también traen para hacer el té donde calientan el agua con leña bien finita. Es todo muy artesanal. No hay recipientes de diseño para transportar todo, son cajones plásticos, baldes y muchas bolsas. Es que la vida se ve más sencilla. No existe la moda. No hay grandes supermercados ni negocios multinacionales, eso solo sucede en las grandes ciudades del país, en el resto todo se ve más sencillo, como que la gente es feliz con poco. 

Fueron unos preciosos días en ese lugar. Aunque el calor no dio tregua seguimos disfrutando al máximo de la Turquía verdadera.

Deseamos que disfruten el capítulo tanto como disfrutamos al hacerlo.

 

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Seguimos viajando…!!

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