Los policías aduaneros te reciben sin amabilidad, te dan la bienvenida con el solo gesto de pedir los pasaportes sin palabra alguna.

Pareciera que nunca aprendieron buenos modales, a dar una sonrisa o a decir gracias.

Rumbeamos para la siguiente parada tan esperada, Drvengrad, un lugar muy particular al que siempre pensábamos ir por todo lo que para nosotros representa.

Después de hacer unos 70 kms. entre caminitos alternativos, solitarios y alguna ruta llegamos al pueblo de Emir Kusturica (para los que no lo conocen es un director de cine y músico al que admiramos muchísimo, hemos visto casi todas sus películas y desde siempre usamos su música en nuestros trabajos y para los que ya lo conocen imaginen nuestra alegria!)

Subimos por un estrecho camino bien empinado y arriba de la montañita estaba lo que buscábamos.

En el estacionamiento nos recibió Laza con una sonrisa amable y manos toscas, es el señor que se encarga de organizar un poco la llegada de los visitantes. No hablaba inglés pero como siempre con buena onda todos nos entendemos así que al ratito nomás ya estábamos charlando entre señas y sonrisas.

Primeras palabras de Laza: Ooohh!!!!! Argentina!! (Y abrió los brazos y se agarro la cabeza) Maradona, Messi, continuó y empezó con la lista de adjetivos que ya todos conocemos. Y ya esta! amistad confirmada. Que aunque no seamos para nada futboleros ya hay tema para intercambiar alguna palabra.

Luego nos dijo que Kusturica estaba ahí y fue cuando estallamos de alegría, no podíamos creerlo, pensamos... tal vez no le entendimos bien! Pero si, Laza se había expresado muy bien.

Estacionamos en el mejor lugar, estratégicamente cuando abríamos la puerta de casa la naturaleza nos regalaba un paisaje increíble de montañas y casitas de campesinos y una fuente de agua fresca. Podíamos desplegar el toldo de "la camio" para tener un poco de sombra y ahí cómodamente nos quedamos cuatro días.

Queremos contarles también que Laza era de Sarajevo, Bosnia, vivía allí y durante la guerra huyó con su familia a refugiarse en Serbia como miles de personas desplazadas que se quedaron sin nada.

Entramos al pueblo que Kusturica construyó recreando como se vivía tiempo atrás, con construcciones típicas de madera, molinos, callecitas de adoquines de troncos, una iglesia ortodoxa, una pequeña plaza, biblioteca, un parque, sala de exposiciones entre otras cosas y en el cual ha filmado alguna de sus películas.

Cada lugar tiene nombre de personajes importantes para su creador, de deportistas, políticos, científicos, la plaza lleva el nombre de Diego Maradona, una de las calles Che Guevara, la sala de cine Stanley Kubrick y tras las rejas de una puerta se puede ver a George Bush encerrado.

Aparte de encontrarnos con lugares que vimos en sus películas, los coches clásicos que se usaron en las filmaciones y un montón de sensaciones.

Y la mejor de todas es que el gran Kusturica con toda su amabilidad y sencillez accedió a mandar un saludo a toda la gente de General Pico y nosotros explotando de alegría.

El pueblo también sirve de lugar donde se organizan eventos culturales y sociales y justamente ese fin de semana había un festival de música rusa. Fueron cuatro días a pura música clásica, con orquesta sinfónica, con más de 50 artistas en un escenario al aire libre, actuaciones de famosos pianistas y violinistas.

Y nosotros sentados en cómodas butacas disfrutando de lo que se nos había presentado en el camino.

Y como broche para el cierre del festival y comienzo de mi cumpleaños (Rosana) tuvimos concierto de la The No Smoking Band, con todo el ritmo alocado de la música balcánica, escuchando en vivo la música que nos acompaña desde años.

Éramos solo un grupo de gente ahí, como en ronda de amigos. En exclusiva. No lo podíamos creer!!

Y todo gratis!!

Compartimos también estos cuatro días con dos viajeros franceses Camille y Anjali que también están girando por el mundo en bicicleta y que para festejar con algo del lugar nos invitaron a unos rakias, la bebida popular con más de 40 grados de alcohol, para tomarla "polako, polako" (que significa despacito, despacito en serbio).

En los cuatro días que estuvimos ahí alternamos tareas de la escuela por las mañana, con caminatas al pueblo para pasear y hacer alguna compra de pan y frutas.

En el camino a la despensita se pasaba por el medio de un cementerio y donde las vías del tren también atravesaban el lugar. Descubrimos algo que nos llamó muchísimo la atención: que para tener una lápida no hace falta morirse, se puede tenerla estando aun vivo con foto del futuro difunto y fecha de nacimiento y lugar en blanco para la fecha de muerte, que alguien completará el día que el dueño ya no esté más en este mundo.

Bueno amigos, seguimos viaje, esperamos que hayan disfrutado de este capítulo que fue bastante especial y con un pequeño regalo para los que gustan de Kusturica.

Gracias a todos por acompañarnos!!!

Fuertísimo abrazo!

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