JUEVES 18 de Abril
JUEVES 18 de Abril // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  DOMINGO 05/07/2015
Reflejo de “Atracción fatal”
MORA SAÁ
Cuando Pavlov hacía sonar una campana, el perro babeaba (síntesis de la ley del reflejo condicional y del conductismo) Cuando Algo anda por la cocina y escucha que abro el cajón de los cubiertos empieza a llevarse las manos a la entrepierna. Si ve que saco un tenedor o una cuchara se relaja; si saco un cuchillo se agarra los huevos como si estuviera en la barrera de un tiro libre. A veces babea.

El condicionamiento clásico o Pavloviano, también llamado  modelo estímulo-respuesta o aprendizaje por asociaciones, es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por primera vez por Iván Pávlov.

El tipo se dio cuenta de que al ponerle la comida al perro, el bicho babeaba. Entonces cada vez que le ponía la comida hacía sonar una campana (un metrónomo en realidad) para que cuando el perro la escuchara, asociara ese sonido con la comida y se le cayera la baba. Con el tiempo, el perro comenzó a babear como una respuesta a un estímulo, que era la campana, independientemente si iba unida a la comida o no.

La noche en la que algo pasó fue la noche en la que algo se convirtió en Algo. Cuando desperté y lo vi al lado en mi cama me empecé a hacer la cabeza. Sentí un toque de enojo que empezaría a crecer con mis pensamientos matutinos. No me molestaba tanto el haberme acostado con él como haber dormido toda la noche juntos. No se merecía ninguna de las dos cosas; la boluda había sido yo.

Ya sin la excusa del alcohol y de la oscuridad de la noche me puse a carburar que la primera noche debía ser una noche única pero en realidad si fuese única sólo sería una noche más, un polvo más. Tal vez yo debería ser única para que la primera noche no sea una única noche. ¿Alguien me entiende?

¿Era yo una chica fácil? ¿Era una mina más?

No quería el lugar de una más, quería el lugar de única. No tanto primera como última, pero sí única, tal vez última. Era complejo para mí esto de las relaciones; primera, única, última: ¿cuál sería el podio perfecto?

Entonces ya no era cosa de única, primera o última; era no ser del montón, era ser inolvidable. Quería ser una mina inolvidable. ¡Sí, eso!

Me había jurado a mí misma no darle bola jamás a este tipo; si yo no respetaba mis  juramentos: ¿quién corno lo iba a hacer? Me enojé más y me pasé de fuerzas al abrir el cajón de los cubiertos que terminó en el piso.

_ ¡¿Hiciste mate?! , escuché que me gritaba desde la habitación, recién despierto por el ruido, mientras yo recogía los cubiertos accidentados. Encontré un cuchillo, encontré un barbijo.

Me puse el barbijo y, con el cuchillo, fui a la habitación. El futuro Algo se había destapado para jugar con sus genitales, manía que no abandona nunca. Vi puro prepucio y escroto desparramado, imagen carente de estética que no ayudaba a esa hora de la mañana y menos en esa mañana en particular.

Le agarré la gallina del cogote y le acerqué el cuchillo como convencida de degollarla y hacerla puchero en el almuerzo al grito de: “¡¿Qué hacés acá!? ¡¿Quién sos!?”

Casi Algo se despertó del todo y quiso tartamudear un “¡Pa-pa-pará! que le salió afónico; yo que tenía el pito en la mano noté como los huevos migraban a la garganta.

_  ¡Quedáte quieto que te la corto! ¡¿Qué me hiciste!? ¡¿ Qué hacés en mi cama!?, seguí como para ganar un Oscar.

No sé dónde se le había ido la sangre pero casi Algo estaba muy pálido; era suficiente.

Me saqué el barbijo, le di un beso y le dije sonriendo: “Buen día. ¿Dormiste bien? Ahora te preparo mate”. Di media vuelta y volví a la cocina.

_ ¡Ay! ¡La puta que lo parió!..., ¡Qué cagazo! ¡Ay!..., ¡Conchuda! ¡Casi me muero!..., ¿Por qué hiciste eso? No tiene nada de gracioso. ¡Loca! Voy a quedar traumado para siempre, esto me va a dejar secuelas, escuché que gritaba tratando de recuperar la respiración.

Y Algo tenía razón.

La forma más simple de condicionamiento clásico recuerda lo que Aristóteles llamaría la ley de contigüidad. En esencia, el filósofo dijo “Cuando dos cosas suelen ocurrir juntas, la aparición de una traerá la otra a la mente".

Me quedé tranquila. Ya estaba segura de que, tanto yo como la noche, íbamos a ser más que primeras, únicas o últimas. Ahora íbamos a ser inolvidables.

Comentarios
 
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 06/07/2015 | 01:48 Hs
Enviado por Celeste
La semana pasada me quedé pensando en cómo podías estar al lado de Algo y esperaba que siguiera la charla para ver si encontraba la respuesta pero te salteaste capítulos y ahora me pregunto en cómo Algo está con vos. Ja ja. Sos grossa
 
 06/07/2015 | 01:26 Hs
Enviado por Pablo
Juajajuajua! !! Inolvidable seguro.
 
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