Las entradas, a 120 pesos, pueden reservarse a los teléfonos 15 576787 y 15 638439.

“Informe para una academia” es una obra escrita por Franz Kafka. En este caso se trata de la versión teatral de Maricel Beltrán. El director destacó también el aporte de Norberto Barruti, un conocido director teatral de La Plata.

“La obra aborda la vida de un simio africano que se humaniza y triunfa en el mundo del espectáculo. Descifrando los rebotes contemporáneos, como la crisis del hombre y la angustia del individuo en una sociedad opresora y pervertida, el personaje destacará lo que ha ganado y perdido en su proceso de humanización”.

EL PROCESO TEATRAL

“Tapié había hecho algún taller de teatro en la Escuela de Ciegos. Participó también de la experiencia de Teatro por los Pueblos que dirigieron Bibiana Grabowsky, Diego San Miguel y Liliana Rojas y como lo pusieron en el remate de un chiste a él le gustó muchísimo y disparó en el una necesidad de hacer algo”, relató Juan Pérez en diálogo con MaracóDigital.net.

“Quería tener una salida y el teatro le despertó la curiosidad. Yo estaba dando un taller de teatro en Ataliva Roca, donde él vive, y me propuso hacer algo, me dijo que quería hacer teatro. Bueno, para mí era una gran dificultad. El es ciego de nacimiento. No ve más que una fuerte iluminación… ahí se da cuenta que hay algo, pero no más que eso. En la obra ponemos un mantel blanco y la iluminación sobre la mesa, para que él pueda ubicarse”.

“Al principio me asustó un poco, porque yo no tenía las herramientas pedagógicas para trabajar con alguien que no ve. Era muy difícil, terrible. Volví de Ataliva a Santa Rosa sintiéndome la basura más grande del mundo por decirle que no”.

“Lo llamé a Barruti, que nos había dirigido en un trabajo del Teatro Cervantes. Yo sabía que Barruti había tenido experiencias muy fuertes. Lo llamé para que me oriente. Me preguntó si le había respondido que sí. “No”, dije yo, “le dije que no”. Y me convenció, ofreciéndome monitorear el trabajo”.

Juan relata las dificultades con las que se encontró para preparar al especial “alumno” en las lides del teatro. Es que además de su ceguera, Sergio, que tiene 42 años, vivió hasta los 30 en el campo de su familia, con muy poco contacto con el mundo exterior.

UNA HISTORIA SINGULAR

“Es una historia muy difícil, la de Sergio”, dice el director. “Vivió la triste época en la que las familias a los discapacitados preferían esconderlos. Fueron pastores evangélicos los que consiguieron que fuera a la Escuela de Ciegos en Santa Rosa, donde descubrió que había otro mundo además del campo.

“Bueno, al comenzar a trabajar nos encontrábamos cada día con una sorpresa distinta. Él desde su propia ignorancia y yo también… éramos dos ignorantes y partimos de un acuerdo: lo que cada uno aprendiera del otro”.

“Leímos varias obras y convinimos que tenía que ser un monólogo porque me parecí más difícil buscar con otros personajes que debiera incluir a actores que hubieran tenido que aprender también a actuar con una persona de estas características”.

“Leímos unas quince obras y no nos cuadraba ninguna. La única que me seguía dando vueltas era esta, porque es muy potente el texto que tiene. Y Sergio decía: esa me gusta. “Pero es muy difícil”, le decía yo… y bueno… estamos muy locos los dos, porque nos metimos”.

LOS ENSAYOS

“Tuve que grabar el texto del modo más neutro para que él aprendiera la letra. Al principio avanzamos muy lento, porque para memorizar un tramo del texto escuchaba toda la obra. Vino un día y me dijo, desilusionado, que no iba a poder. Así que me fui a la Radio Municipal y el “Tuqui” Montano me grabó por track. Eran 14 hojas y fueron grabadas de a una y así pudo aprenderse el texto. Y entonces avanzamos cada semana. Un año y dos meses trabajamos hasta estrenar”.

Pérez narra que luego se fueron a La Plata, donde Norberto Barruti les dio una mano en la puesta en escena. “El “Colo” Barruti nos estaba esperando con su equipo y nos sirvió un montón. Ensayamos 4 días por semana a razón de 3 o 4 horas por día”.

“Estrenamos en la ATTP, donde Sergio se habituó al espacio y donde aprendió a manejarse. Es un tipo muy inteligente. Yo soy muy sincero: para mí fue una experiencia increíble y cada ensayo me regalaba unas emociones espectaculares. Y pensaba, que loco esto, porque semejante potencial de inteligencia y que nadie lo haya podido ayudar hasta ahora. Bueno, fue poner un granito de arena, siempre pensando que las oportunidades no son para todos. Tuve que hablar con el director de Discapacidad y les recordé que hay una ley por la que el Estado tiene que generar un espacio para su trabajo. Él es actor, digo, consíganles funciones… Me respondieron que iban a ver. En Cultura también, me dijeron que no tienen plata, que no hay presupuesto. Así que nos arreglamos como pudimos”.

La respuesta del público ha sido muy buena y mi idea es que no tengan una mirada de lástima hacia una persona que tiene una discapacidad sino que se evalúe su trabajo de actor. Pero reconozco que es muy difícil eso también”.

“Informe para una academia” llenó la sala de la ATTP y en Doblas, se colmó la sala del Bicentenario, igual que en Ataliva Roca, su lugar natal, donde la gente fue con cierta aprensión y se encontró con un trabajo que nunca habían imaginado y los aplausos no se terminaban nunca.

Juan Pérez no dejó de resaltar la sorpresa que le causa que las entidades relacionadas con la discapacidad no entiendan que están frente a un excelente ejemplo de superación y que bien vale invitar con más énfasis a quienes tienen relación con la temática.

Este sábado, Tapié estará en la sala de Ruido y Nueces, donde los piquenses tendrán la oportunidad de evaluar su trabajo. Ojalá también en Pico se colme la sala.