Con pequeños retazos de tela y fibrones, y las ganas de muchas personas que pasaron por el stand, fue tomando forma la idea de que la ciudad contara con su árbol de los deseos.
La actividad concretó el lunes 29 de agosto por la tarde y quedará como una muestra e invitación a otros vecinos a colgar sus anhelos en ese caldén, por tratarse de un árbol nativo de la zona.
Participaron alumnos y maestras de cuarto grado de la Escuela N° 241, que luego también hicieron un recorrido guiado por la plaza a reconocer las diferentes especies de árboles.
“El deseo forma parte de la naturaleza humana. Es un motor vital que impulsa nuestra conducta y nos mueve a realizar acciones para satisfacerlo. Cuando se anhela algo con vehemencia, somos capaces de hacer cuanto sea necesario para obtenerlo. El deseo está en el origen de la superación personal, es una pulsión de vida, una fuerza inspiradora que nos lleva a la creatividad”.
Bajo este concepto, ambas coordinaciones municipales a cargo de Karen Olguín y Margarita Cervio, de Desarrollo Medioambiental y Turismo, respectivamente, convocaron a participar de la iniciativa.