VIERNES 19 de Abril
VIERNES 19 de Abril // GENERAL PICO, LA PAMPA
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  VIERNES 24/06/2016
Zircaos vuelta al mundo. Capítulo 48: Myanmar y Tailandia
Y el mundo sigue girando y las ruedas de nuestra casita también, al igual que nuestros pasos siguen andando, como los sueños que llevamos en el corazón. Dejamos Myanmar, solo nos dieron un permiso de 13 días para cruzar el país, que fue muy poco.

El lugar tiene mucho para dar, para conocer, para empaparse de su paisaje social que es precioso, virgen aun de multitud turística, la gente conserva esa ingenuidad hermosa acompañada de una sonrisa que enrojece sus mejillas al ver un extranjero caminando por sus calles. Andando por los mercadillos ubicados en el suelo donde los zapallos, las berenjenas y los mangos amarillos se apoyan en el cordón de la vereda, dejando un lugar para los pescados y un pollo recién sacrificado.

Se respira tranquilidad, silencio, verde y más verde. No hay una sociedad de consumo, todo es más rustico, más inocente, el país se abrió al mundo hace muy poquitos años y eso se nota en las caras, en la vestimenta, en sus sonrisas de tranquilidad. Rutas estrechas, campos, campesinos, sombreros cónicos como sombrillas y el inolvidable thanaka, el maquillaje de los birmanos, para verse “más lindos”, los protege del sol y les cuida la piel.

Nos hubiésemos quedado mucho más en este país maravilloso pero no fue posible. Como les contamos en capítulos anteriores este viaje lo hicimos junto a otros viajeros, éramos 10 personas en total en 4 camionetas, más un guía y un agente del gobierno que nos iba indicando el camino y dándonos la autorización para parar solo en los lugares que teníamos permitidos. Obligatoriamente es así, no es posible cruzar el país en solitario si se va con un vehículo propio.

Termino Myanmar, salimos por el paso fronterizo de Myawaddy y entramos por Maesot a Tailandia, mucha gente, muchísimo calor, bastante caos, ruidos, bocinas, dobles y triples filas de coches esperando entrar. Hicimos los trámites de salida y entrada, nos despedimos de algunos de los compañeros viajeros, algunos seguían camino hacia el norte de Tailandia y otros (los alemanes y nosotros) decidimos irnos directamente para el sur buscando playa y sombra para pasar unas buenas “vacaciones” de viajes. Una nueva cultura, un nuevo idioma y nueva gente nos esperaban.

Tailandia nos dio la bienvenida con ese calor húmedo que caracteriza a la zona, llegamos en el mes más caluroso del año. Al salir a la ruta enseguida nos transportamos a otro lugar, autopistas impecables (y gratis), coches nuevos, muchísimas camionetas y nos quedamos asombrados al llegar a la primera estación de servicio en la autopista, parecía que habíamos llegado al país del norte de América, playones inmensos donde además de cargar gasolina podías pasar la noche allí tranquilamente, supermercado las 24 horas, farmacia, gomería, talleres, lugares de café hiperconocidos a nivel mundial y la gente con su vasito descartable de litro y medio con gaseosa o café frio, bombillita, mucho hielo y disfrutando de la era del consumo.

Tailandia, no la recordaba así, varios años atrás estuvimos viajando de otra manera, con mochilas y en autobús. Esta vez la descubrimos desde otro lado.

Directamente rumbo a la playa, fue unánime la decisión del grupo, un calor de locura, humedad y ganas de estar en el agua. En dos días ya estábamos cerca, pasamos Bangkok en un abrir y cerrar de ojos, la contorneamos por la autopista y seguimos acelerando para ver de cerquita en el menor tiempo posible una playa. La que sea, pero una playa.

Los amigos alemanes ya habían hecho campamento en una solitaria, cerca del aeropuerto de Phuket, en un parque nacional. Ellos nos pasaron el dato para llegar y compartir unos cuantos días. Y llegamos…la playa hermosa, unos pocos tomando el sol fuerte de la hora más caliente del día, algunos coches estacionados y todo el lugar para nosotros solos. Un boulevard de eucaliptus era el techo que atajaba el sol.

Por las noches solo quedábamos nosotros y ellos. Muchas charlas, fueguitos en la playa, festejos de cumpleaños, otros amigos suizos que llegaron, cervecitas frías, nuevos amigos que se acercaban a compartir un rato. Otros viajeros y hasta una amiga de siempre pasó unos días con nosotros con un regalito tan esperado…un kilo de yerba mate!!

El barrio ya era nuestro y con nuestra bicicleta paseamos por todos los rinconcitos. Que felicidad!!

En esos días hubo un evento interesante en la playa donde estábamos, liberaron unas 100 tortugas marinas que habían sido criadas en cautiverio durante un año. Fue emocionante verlas como de su piletita salían a un mundo sin fin, sin límites, la libertad en un mar entero las esperaba.

Y empezamos a bajar en el mapa, queríamos volver a pasar por algunos lugares donde estuvimos tiempo atrás pero esta vez siendo cuatro. Como ya no faltaban muchos días para que nuestras visas se vencieran arrancamos para las playas ubicadas más al sur, camino a la frontera con Malasia. Siguiendo las rutas, siguiendo las ganas de seguir viendo mundo.

Esperamos que disfruten de nuestro capitulo!

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