Se diría que tal país con sus provincias tenía como resultado lógico, una población feliz, segura, productiva, estudiosa. Pero parece que en las fábulas también, la mayoría de los pésimos gobiernos de minorías que aunque ganan elecciones y/o producen golpes de estado, gobiernan para una élite, producen los mismos efectos que en la realidad.

No es mi intención en este momento, extenderme sobre el tema. Pero sí comentar ciertos fenómenos que el sistema produce.

En este caso el fenómeno es un señor, por decirle de alguna manera, que resulta ser ministro de tal sistema, que se preocupó muy bien de destruir la educación, la salud, la producción nacional y otras cosas (aunque el señor se dedica al área de la economía, para él solo números y no una ciencia para servir al pueblo).

Resulta que este hombre llegó a la curiosa conclusión "científica" de que las mujeres, en determinadas situaciones, nos embarazamos a propósito en épocas elegidas para faltar a nuestros trabajos.

Extraña conclusión, digo, porque si tal señor llevara este hecho a las academias respectivas, tal vez podríamos mejorar embarazos, evitar los no deseados, "estacionar la parición" según deseos de las patronales y aún evitar que todas las mujeres quedemos embarazadas. ¿En qué mes habrá nacido este señor?

Pero resulta que en esta fábula, con todo respeto, no nació de un útero y no pasó por las eventualidades de un parto. En esta fabula, fue concebido en una probeta y luego lo pasaron ¡oh maravilla! a otra probeta que era mucho más grande y que en el momento debido lo expulsó al mundo con toda suavidad.

Es así que me atrevería a sugerir que tal señor concurra rápidamente a terapia psicológica, ya que tal vez y por tal razón (y por lo que ha hecho y dicho a lo largo de su vida) se siente no querido y eso genera semejantes ideas que expresa con total frescura.

En esta fábula, si les recuerda algo parecido a la tremenda realidad que sufrimos, puede ser que tengan algo de razón. Y colorín colorado, por supuesto que este cuento no se ha terminado.

Liliana Telerman